la descendencia montevideana de los family


Enterado de la reedición en vinilo de "Un soplo en el corazón", de los Family, me propuse encontrarlo durante un intempestivo viaje por España. Revisé tiendas de discos en Madrid, Zaragoza, Valencia y Bilbao. Pensé que no podía fallar. La fortuna, sin embargo, no estuvo de mi lado, como si estuvo en otro viaje, en el año 1993, cuando encontré en una disquería de Málaga, en plena crisis terminal de los discos de pasta, un tesoro postpunk firmado por Parálisis Permanente. Pero todo es anécdota pura: porque tanto buscar el original de Family me llevó a encontrar el "tributo rojo" en vinilo y enamorarme locamente de dos grandes discos uruguayos y por cierto bien actuales: "La vida de alguien" de La Foca y el debut de Julen y la Gente Sola.

Sesión catorce: “Homenaje a los Family".


- No me llevaste a España.
- Ya te dije que no se usa. Las netbook han sido discontinuadas de los viajes largos. Apenas si se ve alguna tablet en los aeropuertos y en los trenes. La tendencia son los teléfonos móviles inteligentes, todo pasa por ahí.

- ¿Y vos te dejás llevar por lo que hace la mayoría?
- Si lo mirás de esa manera, te doy la razón, no fue buena la decisión. Pero también pensé que está bueno tomar vacaciones, un poco de aire. Leer, caminar, pasear con amigos, visitar tiendas de discos, desconectarse.

- Ya veo que me vas a dar la lata con tu viaje.
- No tenía pensado hacerlo. ¿Querés que te cuente de los museos arqueológicos del futuro? ¿De las marcas del despilfarro de la burbuja de la construcción? ¿De los cadáveres del posmodernismo?

- Ya vi las fotos. Me llamó la atención el puente en Zaragoza, el que hicieron para la Expo y me contaste que no se usa.
- Podría contarte también de los desastres de Calatrava y de otros tantos arquitectos que construyeron decenas de edificios inservibles, monstruos de vidrio y metal. ¿Sabías que se están cayendo las cerámicas que recubren el Palau de les Arts y volver a pegarlas cuesta un millón de euros? ¿Y que el puente de vidrio que diseñó en Bilbao no se puede transitar por los resbalones y caídas de los paseantes? También es verdad que hay ejemplos de parques urbanos, sobre todo al borde de los ríos, que son admirables. Recorrí el que hicieron en Madrid reconvirtiendo las orillas del Manzanares. Recorrí los de Zaragoza y el de Bilbao, paseo por el Guggenheim incluido.

- Y te sacaste una foto con el perro de Jeff Koons.
- Sí.

- Y trajiste algunos vinilos.
- ...

- ¿Qué pasa? ¿Por qué te quedaste en silencio?
- Es que me quedó un gusto agridulce. No conseguí el que buscaba. Apenas bajé del avión en Madrid, recordé haber leído la noticia sobre la reedición en vinilo de "Un soplo en el corazón", de los Family. Si bien pensé que no iba a ser tan sencillo como comprar el último de Fangoria, me propuse el objetivo de encontrarlo. El primer fin de semana me distraje dando vueltas por Madrid y con un regalo de Jaime y May: el libro que acaba de publicar el gran Urrutia sobre sus canciones favoritas. Y apenas llegué a Valencia, el amigo Esteban me llevó a conocer su guarida, el estudio de grabación donde grabó el regreso de Los Mockers. Me regaló el vinilo con las nuevas canciones en la cara A y las versiones de otros grupos en la cara B. Un tesoro.

- ¿El que tiene la canción dedicada a la peli "25 watts"?
- Ese mismo. Y mientras caminamos por Valencia pude corroborar varias de las historias de Esteban: de los tiempos de militante trotskista en Alemania, de cuando lo llamó el productor de Gabinete Caligari para poner su Hammond en la intro de "Camino Soria", de la reunión de Los Mockers. Y cada vez que nos subíamos a su coche metía el discazo de Hotel Paradise, que ya vi que no apareció en ninguna de las listas de "mejor del año", pero te aseguro que está entre los mejores del rock uruguayo 2014, junto con el de Los Terribles.

- ¿Y Family?
- Ya te dije. En esos primeros días me distraje. Pero cuando llegué a Zaragoza fue diferente. Empecé a buscar tiendas de discos. Puedo corrobarar que la fiebre del vinilo explotó en España. Hay muchas reediciones: Alaska, Loquillo, El Último de la Fila, Burning, Los Rodríguez, de lo que quieras buscar, sobre todo mainstream. Y todos los nuevos lanzamientos son en vinilo. Pero el de Family no seguía sin aparecer.

- Antes que sigas. ¿Por qué te gusta tanto ese disco?
- Es la piedra fundamental del llamado "sonido Donosti", que vendría a ser un estilo de pop agradable, indie, con cierto dejo melancólico y letras que cuentan de historias cotidianas, postadolescentes, sensiblemente depresivas. Es un pop luminoso, generalmente repleto de canciones de amor casi perfectas aunque ligeramente extraviadas, lo suficiente como para que no puedan ser éxitos radiofónicos. Los Family sacaron un solo disco, "Un soplo en el corazón", en el año 1993, y ese disco se convirtió en leyenda. Influenciaron a grupos como La Buena Vida, Le Mans y Pauline en la Playa, todos del País Vasco, donostiarras; te diría que San Sebastián es el centro geográfico de esta movida. Es una zona de frontera con la chanson francesa, y si a eso le sumás que sentían cierta admiración por las Vainica Doble, por Aventuras de Kirlian y que agregaron al cóctel toques de bossa nova y aires de nouvelle vague, los Family vendrían a ser los primeros en hacer twee pop en nuestro idioma.

- ¡Y cómo mierda ese disco se volvió importante para vos! Por lo poco que vengo conociendo de la influencia del rock español en Uruguay, jamás había escuchado que se hablara de los Family... ni de twee pop. ¿Qué tipo de etiqueta es esa?
- Ese disco, en formato cedé, llegó a mis manos muy poco después de ser editado, por intermedio de Miche, uno de los fundadores de la revista GAS y último manager de Los Estómagos. Por esos años él estaba viviendo en Madrid y cada vez que venía de visita a Montevideo traía discos para vender. A través de él se conoció por acá a Javier Corcobado, a los Pachuco Cadáver, a Lions in Love -el grupo electro-rasta que tuvo Melingo antes de volverse tanguero- y entre esos discos vendió varios de Family, el disco de la tapa azul. Era una cosa rara, con un diseño minimalista, un tecno-folk muy suave que no se parecía a nada. Me fui enamorando de esas canciones y ese disco se fue convirtiendo en uno de mis favoritos.

- ¿Lo pondrías entre tus diez discos favoritos?
- Más incluso.

- ¿Entre los cinco?
- Sí. Está entre mis cinco discos favoritos. ¡Me acompaña desde hace veinte años en esa posición!

- Me intriga saber cuáles son esos cinco discos...
- "Different class" de Pulp, "Teenager of the year" de Frank Black, "Montevideo agoniza" de Los Traidores y "Ardimos" de Estelares serían los otros cuatro.

- Es una lista rara. No aparece ninguno de Bowie.
- Dejé más que claro que son discos favoritos, de esos que conocés de principio a final, que son parte de tu vida, que funcionan mejor que cualquier sustancia psicoactiva. Debo hacer sí una precisión. Elegí el favorito absoluto de grandes grupos de discografías: uno británico, uno estadounidense, uno uruguayo, uno español y uno argentino. Quedé en deuda con México, con Chile, con Francia, con Italia. Y con ¡Nueva York!, porque el gordo Black Francis es de la costa oeste.

- ¿Y cuáles vendrían a ser tus favoritos contemporáneos? Digamos, de los últimos años.
- "Reflektor" de Arcade Fire, "Franz Ferdinand" de Franz Ferdinand, "Esquemas juveniles" de Javiera Mena, "Tu labio superior" de Christina Rosenvinge.

- Falta el uruguayo.
- ...

- ¿No te animás?
- Me quedé pensando. Porque extrañamente esta elección como que cierra el círculo con Family. Nunca hubiera pensado cómo me han marcado esas canciones: "Nadadora", "El bello verano", "Portugal"... El problema es que se trata de dos discos y no de uno.

- A mí me parece que te estás yendo definitivamente al carajo.
- Para nada. Todo eso del "sonido Donosti" se ve que pegó muy bien en algunos músicos del Río de la Plata. No olvides que San Sebastián tiene un aire decadentoso, similar al de balnearios como Mar del Plata o Piriápolis. Y que toda esa serie de cruces sonoros, que después se llamó indie, o twee pop, lentamente empezó a pegar muy bien en el sur, en sitios fríos como este, porque evidentemente son sonidos que se llevan bien con el cotidiano nórdico, no tan frío como el post-rock islandés, pero casi casi, unos dos mil kilómetros menos digamos. Claro que esta influencia se dio a la sombra de otros linajes musicales que fueron más hegemónicos y reconocibles. Toda esta movida es no/tan/dulce, ok, pero suficientemente más luminosa que toda la familia velvetiana mezclada con Tom Waits, que lleva a grandes cosas como Buenos Muchachos o La Hermana Menor, por poner dos ejemplos locales de puta madre.

- ¿Y todo el rollo de los punks vascos, donde entraría?
- Digamos que estos chicos de Family siempre estuvieron muy lejos de la familia vasca más popular, la del punk radical, que acá en Uruguay vaya si también dejó huella y está presente en la identidad bardera de La Vela Puerca, por ejemplo. Pero no me cambies de tema.

- ¿Cuáles son esos dos discos twee pop uruguayos que tanto te gustan?
- Antes viene bien repasar algunos antecedentes. Los buenos discos de los argentinos Suárez y luego los de Rosario Bléfari como solista. Y puede hacerse una constatación más fina, de un detalle no menor: en el disco "Excursiones", de 1999, el que tiene "Río Paraná", los Suárez homenajean el estilo gráfico del disco de Family. Y eso está muy bien, porque Javier Aramburu, el cerebro de Family, compositor y cantante, brilló como diseñador gráfico en ese y otros discos del "sonido Donosti". Y en Chile no hay que olvidar a Javiera Mena, con el clásico "Esquemas juveniles", obra máxima del twee pop suramericano. Y en Uruguay hay varios representantes, aunque más referenciados a Belle and Sebastian o a referencias más experimentales y frikis del territorio anglo. Ahí tenés el "Vida espiritual" de Carmen Sandiego, cuando todavía era un dúo integrado por Flavio y Leticia, o la joyita "Con la mente perdida en intereses secretos" de Franny Glass. Aunque, antes de cometer un error... vale la pena aclarar que los Sandiego siempre se definieron fans de Vainica Doble.

- ¿Esos son tus dos discos uruguayos contemporáneos favoritos?
- No. Ya te dije que en este caso prefiero referirme a discos más actuales, del 2014, o a lo sumo del 2013. Pero son dos discos que aprecio mucho. Y que con el paso del tiempo empezarán a ser punto de referencia, mojones.

- ¡Basta! Estoy harta de tantas vueltas. Empezaste hablando de un disco que querías comprar en España...
- Todo se relaciona.

- Espero que así sea.
- Sigo... Ah, y me gustaría no olvidarme de Amelia, que es el grupo pionero de twee pop en Montevideo.

- Y que por supuesto publicaron antes que Franny Glass y Carmen Sandiego, me imagino... Nunca había escuchado ese nombre. ¿Amelia?
- Es la banda de Ezequiel Rivero, que después se integró a los Sandiego y a La Hermana Menor, y es el productor de... no, mejor vayamos más lento. Los Amelia publicaron en el 2005, año más año menos, un disco llamado "Pocos nombres para demasiadas personas". Y en el sonido, vaya sorpresa, se emparientan, directamente y sin vueltas, a lo que en esos años estaba haciendo La Buena Vida en San Sebastián.

- O sea que habría una especie de familia uruguaya de Family.
- Algo así. Y pensando en todas estas relaciones y líneas que se fueron abriendo, empecé a entender que estaba más bueno buscar a Family en Montevideo, que seguir recorriendo -inútilmente- bateas de El Corte Inglés o de la Fnac.

- ¿Probaste con tiendas alternativas? ¿Hay disquerías alternativas en España?
- Entré a varias de ellas. En una de Malasaña, en Madrid, fue lo más cerca que estuve de tener éxito. Allí vi el disco rojo, "Homenaje a Family", el tributo que publicó el sello Elephant en el 2014. Y lo compré, sin pensarlo dos veces. Pero no había ni rastros del disco azul. Cada vez que preguntaba, la respuesta era "agotado", sin contar las veces que me veía obligado a explicar que se trataba de un grupo español, llamado así, como me pasó en Bilbao.

- Estaba pensando que tal vez allí podrías haberlo encontrado.
- Ni rastros. Y a eso agregale el hecho de que cuando pregunté, sin pensarlo, al dueño de una tienda, dónde estaban los discos españoles, se generó una situación bastante incómoda. Al instante me di cuenta que español es mala palabra en Bilbao. Debí haber dicho regional, u otro eufemismo. Obviamente esa tienda estaba llena de discos en euskera, incluido uno que por la portada tenía toda la pinta de ser rock americano sureño, cosa que detesto, y que era del mismísimo dueño de la tienda. Terminé comprando uno de Rubia, una chica de Bilbao que por la cara de asco del vendedor entendí que hacía pop-rock más o menos romanticón. Lo compré para salir de la situación tipo Larry David en la que me había metido, sin saber lo que compraba, y al rato me enteré que -además de tener buenas canciones- aparecen varios músicos de la banda actual de Loquillo.

- Me vas a decir ahora que ahí se te dio por buscar a Loquillo en Bilbao...
- No, imposible. El Loco vive -y parece que hoy todos los caminos conducen hasta allí- en San Sebastián. Pero tampoco es una buena pista para llegar a Family.

- ...
- La vez que lo conocí, acá en Montevideo, unas horas antes de la noche que no pudo tocar en la Fiesta de la X, en el Roosevelt, le hice una pregunta que terminó en un incómodo malentendido. Ya te das cuenta que me pasa seguido este tipo de situaciones.. Le pregunté: "¿Te gusta La Buena Vida?", así, buscando un punto de conexión entre su generación de rocker ochentero y el ascendente twee pop. Y me dijo, entre confundido y divertido. "Hombre, pues claro que me gusta la buena vida, los hoteles, las giras, los festivales". Quedé cortado. Le aclaré, como pude, que me refería al grupo indie de su ciudad de adopción, de San Sebastián. Dijo solamente "ah, rock universitario", que acompañado de un gesto más bien agrio en su rostro me dejó claro que no le interesaba en lo más mínimo lo que hacía esa gente. Y bueno, él se los pierde... Y entre mis discos, desde entonces, guardo "Mis problemas con las mujeres" del Loco y Trogloditas, al lado de "Álbum" de La Buena Vida. Lo dos tienen aire francés, aunque sean para momentos muy diferentes del ánimo y de la vida.

- Resumiendo, porque esto ya veo que no termina más: en el viaje te regalaron el disco de Los Mockers, compraste el de Rubia y el tributo a Family...
- También me compré, en oferta, bajando para Tirso de Molina, en Madrid, el "Eat to the beat" de Blondie. Otro de mis discos favoritos, uno que debemos haber escuchado decenas de veces, hasta rayarlo, en el año 1983, con Ramiro, el Dona y otros amigos de La Blanqueada. En la casa de Ramiro estaba ese vinilo y estaba el primero de Def Leppard. Y cuando lo vi, no dudé en comprarlo. Trato de comprarme en vinilo solo discos que conozca de memoria.

- Ok, el de Blondie y cuántos discos más...
- No quería llevar más de cinco, así que puse toda la energía, el último día en Madrid para comprar algo especial. Seguía frustrado por no encontrar "Un soplo en el corazón", y esa mala energía me llevó al error, al gran error. Pude haberme comprado uno de Pauline en la Playa, una muy linda reedición de Vainica Doble, el de Love of Lesbian o cualquiera de Nacho Vegas, todos discos que toqué pero no me impulsaron a llevarlos. No encontraba a Family, pero tampoco a La Buena Vida ni a la Rosenvinge ni a los discos de Tulsa. Y así fue que opté, por hacer caso de sugerencias de amigos españoles, por comprar el de Vetusta Morla. En El Corte de Nuevos Ministerios.

- ¿Y?
- Resultó un clavo remachado. Aburridísimo. Un fracaso.

- Dale una oportunidad.
- No. Lo puse a girar varias veces pero no me pasa nada con ese disco. Me sentí como un español tratando de coparse, a la fuerza, con un disco de Notevagustar o del Indio Solari. Pero esa desilusión vaya que me sirvió para algo. Porque cuando llegué, después de escuchar el "Homenaje a Family", que tampoco es gran cosa, aunque hay algunas muy buenas versiones, me decidí a continuar la adicción con los dos discos uruguayos que no paraba de escuchar antes de salir de viaje.

- ¡Por fin! ¡Ya veo que me vas a decir tu disco del año!
- Dije dos. Y uno no es de este año, es del 2013: "La vida de alguien", de La Foca, el disco que le da título a la nueva película de Ezequiel Acuña, rodada en Mar del Plata. Un discazo por donde lo mires, que tiene mucha cercanía emocional con el "sonido Donosti". De hecho, Fede González, cantante y compositor de La Foca me contó que hace algunos años Ezequiel le regaló una copia de "Un soplo en el corazón". Y se declara también fan de La Buena Vida y todos esos grupos. Ahí me expliqué por qué siempre me gustó esa banda y sus muy buenos discos, aunque estén en una frontera un poco menos luminosa y capaz que soy yo que los relaciono más con Jaime sin Tierra y Mi pequeña muerte, no sé, lo cierto es que "La vida de alguien" es un discazo. Y cuando se exhiba la película de Ezequiel, habrá que ir a verla... A propósito, hace poco fui a ver a La Foca en La Experimental, uno de los toques más raro que viví en este último año. Tocaron casi todo ese disco, y entre el público estaban dos de los mejores escritores sudamericanos contemporáneos: el chileno Alberto Fuguet y el peruano Jeremías Gamboa.

- ¿También fans de La Foca?
- Alberto es el fan. De hecho, es uno de los productores de la película de Ezequiel.

- ¿Y el otro disco que estás escuchando, el de este año?
- Todavía no voy a hablar nada de ese disco. Lo estoy escuchando y disfrutando mucho en estos días. Es el de Julen y la Gente Sola.

- Otra vez me dejás, al final de la charla, con el mismo misterio.
- Eso es cierto.

- Y la verdad es que sigo un poco enojada porque no fuimos juntos a España.
- Pasa en las mejores familias... Será mejor que escuches "El bello verano". 

 

Publicado originalmente en 2016 en el desaparecido portal Yamp!


1 comment:

María del Carmen Grillo said...

Estimado Gabriel, me gustaría hacerle una consulta en relación con un trabajo sobre periodismo y rock montevideano. Mi correo es grillo.maria@gmail.com. Gracias.

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