Javier Abreu, más conocido como El Empleado del Mes, fue uno de los ganadores de la convocatoria 2013 para propuestas expositivas en la sala Punto de Encuentro del MEC. Su proyecto, sin embargo, no tenía que ver estrictamente con su obra pero sí con perpetrar una suerte de asalto pop al espacio de la calle San José. En plan “comisario” (prefiere ese término al de “curador”), desarrolló un montaje que le permitió presentar en sociedad a ocho jóvenes artistas con escasa difusión y reconocimiento.
“No veo artistas
jóvenes en los espacios de arte de Montevideo”, subraya Abreu,
quien armó una selección muy personal que incluye a dos artistas de
otras tiendas artísticas: el músico indie Pau O'Bianchi (guitarra y
voz de 3Pecados) y el actor y dramaturgo Agosto (conocido
mediáticamente por su personaje Alzira). A ellos se suman la
exquisita fotógrafa Fernanda Montoro (que maneja los secretos del
formato Polaroid), el colectivo Tailandia, Bruno Nogueira, Dani
Scharf, Martín Lorenzo y Nene Feliz.
El tema, el concepto
disparador elegido por Abreu, fue el de “libertad”. Cada uno de
los artistas convocados, entre el mes de junio y setiembre -más
exactamente entre que se conocieron los fallos y la apertura de la
exposición- creó una obra especialmente para la muestra Globo.
La única excepción fueron las fotos de Alzira, tomadas en Nueva
York unos meses antes,
con el fondo de la célebre estatua de la Libertad.
“Yo soy artista
visual y no quiero ser curador”, aclara Abreu. “Por eso me puse
comisario, como se estila en los grandes museos del centro del
arte mundial. Es un chiste, o una crítica de mi parte, qué se yo,
pero se dio que alguna gente en la apertura dijo que todo era muy
Abreu”. Esa sensación, pertinente o no, deja en claro la marca que
el artista viene dejando con un lenguaje pop heterodoxo y que se ha
valido de diferentes técnicas: la instalación, la fotografía, el
video, el diseño gráfico, siempre aportando un aire fresco y
provocador.
Las reglas de juego
como artista-comisario incluyeron que no conociera personalmente a
ninguno de los convocados (con la sola excepción de O'Bianchi). A
todos, eso sí, los fue eligiendo por exhibir sus obras en las redes
sociales o en espacios alternativos. “Me interesó llamar a esos
artistas que muestran sus cosas en la red y ver qué pasaba si les
planteaba de hacer una obra especial”. Algunos, según Abreu,
tomaron desafíos formales, fuera de sus trabajos habituales.
La expo funciona -en
definitiva- como una oportunidad de respirar aire fresco. Y una
posibilidad poder decir que pasan cosas en el “maravilloso mundo
del arte”, acá en Montevideo, y no todo tiene que ser revisionismo
y homenajes. “La noche de la apertura fue una fiesta de gente
joven, vital, con música pop saliendo de los parlantes de la sala”,
cuenta Abreu. “¿Estuviste en alguna inauguración recientemente?
Parecen velorios de 20 o 30 personas... Da para pensar, ¿no?”.
Hay dos obras -en
particular- que perturban, que destacan por su impacto: la de los
Tailandia y la de Pau O'Bianchi (esta última en homenaje a su colega
y amigo Diego Martínez, que falleciera a comienzos de 2013). Ambas
son instalaciones y tienen en común el diálogo con la muerte, con
la ausencia.
Obra de Colectivo Tailandia |
Definiciones: “No me interesó
hacer un texto curatorial. No me interesa seguir la línea de
subestimar al espectador copiando frases de pensadores que viven otra
realidad y nada tiene que ver con la sensibilidad que se vive hoy, en
mi ciudad... Apliqué el concepto de libertad en todos los aspectos
de la exposición. Incluso, desde Punto de Encuentro, se me dio carta
blanca para hacer todo lo que tenía pensado. Me interesa el camino
sensible de cada uno, desde qué medio quiere “decir”, quiere
comunicar”. (EL EMPLEADO DEL MES)
Alzira en Nueva York |
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