Hay un disco que
empieza de noche y termina con las luces de un nuevo día, en la
carretera, en una melodía perfecta para abandonar la ciudad y
cumplir el sueño eterno de un viaje en familia y con amigos. Suena
un farfisa, a lo Brian Wilson. La vida sonríe. Pero antes de esa
canción, habrá otros momentos, mucho menos festivos, en un
recorrido de noche de rock, con pesadillas, frikis, mezcal, cantinas,
desamor (que siempre fue más o menos lo mismo que amor) y sobre todo mucho swing
y poesía de la que se escribe y se saborea, cuando se está en
movimiento, cuando se está en el camino.
El disco se llama
Encrucijado. El que compone y
canta es Yamandú Gallo (Y.Gallo es su firma artística) y tiene dos
colaboradores de lujo que tocaron literalmente todo y de todo: Martín
Buscaglia y Diego Bartaburu. Los tres son cófrades de La Hermandad
del Mezcal y la única referencia sónica anterior había sido la
grabación de "Hoy no ha sido un buen día", canción del
primer disco solista de Y.Gallo, con la colaboración de Buscaglia.
Pero en Encrucijado la
apuesta se potencia: van por una fiesta sonora, de rock sureño, de
blues, de percusiones y bajos vaporosos, todo tipo de ruidos, capas y
muchas cuerdas folk
***
Y.Gallo: "Martín
y yo somos muy inquietos. De la amistad entre ambos nació la
complicidad y el cope de hacer algo juntos. Y nos fuimos dando
manija. Era obvio que algún día íbamos a grabar un disco. Cuando
quisimos acordar estábamos embarcados en esta nave, y si alguien se
haría cargo de la línea de fuego de las baterías, ese tenía que
ser Diego, que también es amigo y toca como los dioses. En el disco
hay mucho palazo, hachazo, mala semilla, dedos y uñas, todo tocado
por cualquiera de los tres... Tocamos hasta el timbre. Hay además
invitados muy especiales, como Laura Charlone, que canta, como un
ángel, un fado hermoso".
***
Lado A:
Encrucijado tiene dos estados
emocionales, dos luces muy distintas, dos caras, como los discos de
vinilos. Empieza, como ya se dijo, en la noche más oscura. La voz
rasposa. El texto respira cinefilia. Los Hermanos Coen. "No
hay lugar en este mundo/ para los débiles como vos/ mejor será que
te encuentre/ el ángel exterminador" ('Sin lugar para los
débiles'). Es una canción que se escapó del Rain Dogs de
Tom Waits. Tiene esa aspereza, varias capas de percusión, la
oscuridad más densa.
Sigue 'Criatura', una
guitarra que empieza más fresca, rascada, pero enseguida vuelve el
aire Waits, con una batería que incita a andar, a vagabundear, a
contar buenas historias. Todo mezclado en una atmósfera mex, de
balada, con bajos ochenteros. La historia que se cuenta lleva un coro
siniestro. El relator aconseja que "la gente no es amigable/ con
quienes son diferentes/ Ya no pierdas más el tiempo/ en esta ciudad
infame/ que cargará a tu cuenta/ todas sus atrocidades"
('Criatura'). No es fácil sobrevivir. No es fácil adaptarse al día.
La noche suele decir la verdad. Y el rock, se sabe, se juega en el
desierto, así que en el track siguiente aparecen en escena los
hermanos del mezcal y se arma la fiesta, el bacanal: "Una ronda
para brindar/ una ronda para seguir" ('Gusano amigo'). Porque cuando no se
sabe ni qué día es, hay que abrazarse a una emoción, a los
hermanos del mezcal y liberar al gusano amigo. De eso canta Y.Gallo.
Es rock potente y clásico, sin distorsiones. Actitud y energía. Lo
básico. Lo más impuro.
Se escuchan risas. La
canción que sigue sale de la guitarra, respira amor resacoso, de
cantina. "Niña, cuidado, te puedes quemar" ('Muñeco de
cartón'). La voz de Y.Gallo transita territorios cercanos a los de
las mejores canciones de Javier Corcobado, el maldito español, más
que a Nacho Vegas. Hay poesía. De la buena. Y la guitarra está
acompañda de capas, de sonoridades, de rincones, de sampleos de
westerns. "No creo que me encuentres al amanecer/ buscame cuando
seas una mujer/ No tengo acero en el corazón/ no seré tu muñeco de
cartón".
Silencio. Largo.
¿Vendrá algo diferente?
***
Y.Gallo: "Siento
que las canciones de Encrucijado habitan territorios vastos e
impredecibles, más análogos y artesanales, más folk y relajados,
más variopintos. Siento que con Martín y Diego valoramos la
libertad, y eso es imprescindible para escribir, cantar, bailar,
llorar y reírse a carcajadas. Trabajamos juntos, hombro con hombro,
casi todo el disco. Hubo jarras de té y deliciosos destilados e
infusiones. Todo fue muy íntimo, arropado, guardado con celo, como
si en el fondo supiéramos que estábamos dando vida a algo especial,
algo único e irrepetible. El disco fue creyendo en nosotros y
nosotros en él, y así todos pudimos andar".
Martín Buscaglia:
"Si bien no somos
un dúo, y Encrucijado es un disco de Y.Gallo, es cierto que
lo construimos juntos, exprimiendo las posibilidades estenopeicas de
la Casa del Transformador. Recuerdo las varias inmersiones que
hicimos en la obra de Lee Hazlewood, de Bo Diddley, un hipotético
Nashville dub... Y me viene a la cabeza ahora Kathleen, la mujer de
Tom Waits, factotum de su etapa más experimental y hermosa, que se
da y acentúa al mismo tiempo, que deja la mala vida y se va a vivir
al campo a criar a sus hijos en un ambiente familiar. Creo que esa
combinación de conocer el valor de la noche pero también el de la
desprestigiada mañana, es parte de lo que nos une y de lo que aflora
con Yama en su disco".
***
Lado B: Se fue
la noche. Es el día. Y también es duro, áspero. Hay que seguir
cantando. Lo que se escucha es más bien un fragmento de canción, un
coro ('Dámelo'), homenaje a las primeras grabaciones del blues
americano. Los sonidos, atrás de las voces, son de hachas cortando
madera, campanas y palas acarreando pedregullo. Y lo que sigue tiene
más luz aún, porque el bajo de Buscaglia se funkea y el mic
distorsiona una rumba brumosa, de plegarias, por un amor no
correspondido. Es la voz de Y.Gallo, ya se dijo, distorsionada: "O
será que tú siempre quieres más" ('Paloma negra').
Hay cruce de caminos
entre la noche y la mañana, en tiempo de reggae y guitarras a lo Bo
Diddley. "Podés dar la vuelta/ la suerte o la casualidad/ la
suma de todos los lados". Es la encrucijada. Y la salida es,
como siempre, el amor. El disco se va poniendo más amable, luminoso,
por eso Y.Gallo se saca toda la ropa y canta, con la guitarra sola,
con la voz sola, el verso que dice "voy a amarte hasta quedar
inconsciente" ('Interpretame vos'). Después de la tormenta, el
amor. Depués del viento, también el amor. Suena, abajo, un armonio.
Suenan cuerdas. La balada se completa. Y el que se retira es Y.Gallo,
dejando paso a la voz de Laura Charlone, en el fado 'Hasta el
verano'. Otra voz; otra lengua. El amor correspondido. Como un sueño
de otro disco. Como un sueño que atraviesa el disco. Como la voz de
un ángel.
Y el loop, porque
después viene 'Tacuarembó', en ese final que es comienzo, que es el
viaje en la carretera, de un disco para escuchar andando y que
termina luminoso, sabiendo que al atardecer vuelve la noche, la zona
peligrosa, la aspereza, la encrucijada.
***
Y.Gallo: "Ojalá
algo de toda la alegría y el orgullo que me da este disco pueda
percibirse en la escucha. Al menos un ápice, en el oído o el
corazón de alguien. Ojalá todos atraviesen la encrucijada y salgan
de ella con una guitarra, un tambor, una pluma, un pincel o un formón
en la mano".
Martín Buscaglia:
"Y.Gallo es un gran compositor
y gran cantor, Aúna barrio y elegancia canyengue de terciopelo
subterráneo. Sus letras tienen algo entre diabólico y entrañable;
una cualidad de fuerza de la naturaleza. Son canciones que parecen
extraídas con un cincel de una roca, que estaba ahí desde el
principio de los tiempos. Y es portador del swing rockero, que es
algo raro de ver. Generalmente los parámetros en que se mide ese
género ensalzan otras virtudes. El mojo en su acepción blusera es
hoy una especie protegida".
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