En la plataforma
Bandcamp, en el mes de junio de 2016, el grupo The Supersónicos publicó los dos
primeros volúmenes de la serie Popular. Lo
que empezó siendo un divertimento del guitarrista Tito Lagos de
llevar el folklore a líneas instrumentales y crossover rockeros, se
convirtió en un homenaje de la banda a un amplio espectro
de la música uruguaya. Cuatro meses más tarde se sumaron cuatro
discos que suman versiones del beat y del rock local.
Hacer versiones es un
juego al que gustan jugar muchos buenos instrumentistas. En el caso
de revisitar y tomar como materia prima el cancionero uruguayo, con
los problemas de imaginarios e identidades compleja que puede generar
tal decisión, uno de los trabajos de mayor destaque crítico es el
disco Canciones propias, de
Fernando Cabrera, continuado de alguna manera en los posteriores
ensayos cabrerianos sobre los repertorios particulares de Mateo y
Darnauchans.
A
la lista más reciente de versionadores se suma el dúo
Spuntone-Mendaro, que empezó siendo un emotivo set bolichero para
convertirse en una marca de fábrica de adaptaciones a guitarra y voz
de buenas canciones del mapa rockero local; y también el guitarrista
Gustavo Ripa, con versiones new-age que se tradujeron en discos de
oro y platino por su intenso uso en clases de yoga y terapias de
relajación. Otro que desenfundó la guitarra, y todos los
instrumentos que tiene en su casa, porque literalmente se encerró a
producir versiones y grabarlas, él solo, con una mínima ayuda de
sus hermanos y amigos, fue el supersónico Tito Lagos.
El
juego de versionar se convirtió, en su caso, en un viaje sin
retorno. Lleva grabadas más de cien versiones, y el proyecto inicial
de facturar diez eps con el título Popular, con
la seña del cruce entre folklore y canto popular con su mirada de
guitarrista surf-rock, devino en una personal y ambiciosa
recreación del cancionero uruguayo de los años cuarenta hasta
nuestros días.
Mantuvimos
dos conversaciones con Tito Lagos, una en junio y otra hace unos
pocos días, que funcionan como dos actos de una obra en desarrollo.
Una buena forma de conocer una de las aventuras musicales más
singulares de los últimos tiempos y que tendrá su primera
presentación pública en El Galpón, cuando Tito y sus amigos de
Supersónicos tocarán una selección de los cuatro primeros
volúmenes de Popular, donde hay temas de Zitarrosa,
Olimareños, Viglietti, Jaime Roos, Mateo y El Sabalero, junto con un
par de versiones de los nuevos volúmenes de temas de Estómagos,
Zero y Moonlights.
***
Acto 1: Estudios
sobre el folklore
"Todo es
casualidad o no. Quien sabe", dice Tito cuando se le pregunta
cómo se fue dando el proyecto Popular. Tiene muy claro, eso
sí, que lo primero que grabó -en noviembre de 2015 hace exactamente
un año- fue "El mangangá amarillo", tema que escuchaba
desde chico en discos de pasta de sus padres. Como a su hermano Leo
le encantó la versión, decidieron incluir la versión en un show
que hicieron La Fonda acompañados por Pablo en la percusión.
- ¿El disparador de
la serie Popular fue "El mangangá amarillo"?
- No, el disparador más
directo fue que poco después que la grabé pasó algo terrible:
vuelvo de las vacaciones, el 4 de enero, y en el trabajo me dicen:
"gracias por todo, después de estos veinte años, no te
necesitamos más". Así que le debo a ese nuevo gerente que me
haya dado la oportunidad de tener mucho tiempo libre... Aproveché la
oportunidad para hacer lo que más me gusta: familia, música y
dibujos. Se despertó el espíritu explorador; y ahí sí te puedo
decir que la chispa la prendió la grabación de "El mangangá
amarillo", porque la uní con otra incógnita que tenía desde
hace un rato, la de hacer el chas chas chas, chas chas del
candombe en versión rock. Es muy difícil, sin caer, además, en
cosas que ya estén hechas.
- Y te pusiste a
investigar...
- Sí, me pasé viendo
videos en Youtube, escuchando discos, leyendo libros, preguntando a
amigos. Terminé una y otra vez en canciones que, además de
descubrir musicalmente, me evocaban recuerdos de mi niñez, melodías
que estaban ahí y que habían sido sumergidas por tanto rock. Esos
discos de pasta que escuché, que también detesté, seguían estando
ahí. Y también casetes que le compraba a mi padre de regalo de
cumpleaños y que en su momento yo aborrecía, pero que también
fueron formando parte de mi ADN musical. Así que por el momento que
estaba pasando, me vino algo de nostalgia, además de que a mi viejo
le había pasado lo mismo: eso de laburar veinte años y que te rajen
al otro día, sin más.
- ¿Qué cosas
fuiste encontrando?
- Y... volverme a
encontrar con El Sabalero y la versión en vivo de "Borracho
pero con flores", en Telecataplum, con Jaime Ross en el
bajo. Esa versión es sublime. Hay magia ahí. Yo qué sé. Hay
muchísimas canciones increíbles, como "Ecos para un lamento",
de Tabaré Etcheverry. No conocía nada de él. Incluso dentro de su
obra ese tema está medio perdido. Pero me encandiló. Tiene una
sucesión de notas, de tiempos, que son sublimes. Ver los tipos de
arreglos del folclore, ver guitarristas como Santiago Chalar
tocando... Se te caen las muelas.
- ¿Qué ideas se te
fueron ocurriendo, desde tu guitarra, para versionar esas canciones?
-
El gran desafío fue cómo hacer esas canciones y mantener la
chispa de la frescura. Cómo transformar aquellos versos, a veces
tristes o densos, en una música más actual, liviana e instrumental,
sin perder la esencia de mi manera de interpretar la música. Y
sabiendo una regla fundamental que mis hermanos me enseñaron desde
los inicios: "Tito, no podés cantar"... Y bueno, en
algunos temas me divierto cambiando tiempos, melodías. O cruzando a
Creedence con Los Olimareños, o a Viglietti con Morricone. Fue como
agarrar cuatro colores que ya estaban en la mesa y combinarlos de
nuevo. Pero siempre haciéndolo con el mayor de los respetos. Y por
supuesto, además de todo esto, estuvo la idea de que si somos una
banda instrumental, por qué no hacer canciones típicas del país.
Si vivo en Uruguay, no tiene sentido estar toda la vida haciendo
"Wolk don't run" de los Ventures. Eso lo hacen miles de
bandas surf en todo el planeta. Pero, ¿quién hace un tema de
zitarrosa, o de Amalia de la Vega, o de Darnauchans?
- ¿Por qué
decidiste grabar solo, en plan hombre-orquesta?
- Es que muchos de los
temas fueron grabados y arreglados en pocas horas, y eso hacía
imposible juntarnos los cuatro a la hora que me tocaba la inspiración
y grabar. Para mí, esa es parte de la gracia, porque creo que algo
de la chispa que se nota en las versiones es que son canciones
frescas. No hay ensayo previo. Tienen la chispa de lo inmediato. Lo
bueno es que la tecnología de hoy ayuda muchísimo a grabar solo.
Con una computadora y un micrófono es muy fácil. Y esa facilidad es
la que queremos también que se traslade a la manera de compartir
esta música por una plataforma como Bandcamp. Nunca nos entró un
peso por editar las cosas que hicimos... Bueno, un poco, sí, pero
bueno, esta forma de compartir de ahora hace al proceso más
democrático.
- ¿Qué instrumentos
utilizaste?
- Hay muchos de
percusión, como castañuelas, panderetas, cencerros, güiros,
palitos, triángulos, maracas. También hay flautas, armónicas,
pitos. Hay ukeleles, violines, guitarras acústicas, folk, eléctricas
varias (Gretch, Danelectro, Telecaster, Jazzmaster, Samik). Hay órganos Casio, Yamaha, un monotrón, un stylofone, un melodión, Ah, y
la que suena en todas las canciones es la batería de niño de mi
hijo Ramón, con algunos agregados que le robé a Pablo Sónico.
- ¿Pedales y
efectos?
- Usé todo lo que
estaba a la mano... reverb, tremolo, echo. También usé fuzz,
octavador synth wha, chorus, phaser, delay. Ojo que acá también
hubo sonidos y pedales que me había jurado nunca usar. Porque el
chorus es nefasto... pero claro, se usaba muchísimo en los ochentas,
y algo tuve que usar para emular algún sonido y ser trampolín para
otra cosa.
- ¿Y te encargaste
también de la gráfica?
- Por supuesto. Porque
si la música era una interpretación musical personal de temas
clásicos de una época definida, con un especial énfasis en el
canto popular, la gráfica tenía que tener una lógica similar. Yo
ya estoy viejo y tengo mi estilo de dibujo: líneas gruesas, primeros
planos, poco detalle, colores planos, manos horribles. En fin.
Gracias a Internet pude ver varias tapas de discos que desconocía,
pero que sin saberlo las tenía impregnadas en mi retina. Y en muchas
aparecía lo que yo llamo "el dibujo latinoamericano". Y
como en esa línea considero que Del templao de Los Olimareños
es la tapa por excelencia del canto popular uruguayo, autoría de
Carlos Palleiro, la serie de tapas decidí que fuera un homenaje a
Palleiro y su increíble obra.
- ¿Cuántos temas
llevás grabados?
- Alrededor de
cuarenta. Por ahora salieron dos discos de cinco cada uno. Nos
pareció que lo mejor era sacarlos de a poco... No podés comerte un
kilo de membrillo todo de una. Lo mejor es hacerte varios Martín
Fierro, durante días, para que el membrillo no te canse. Lo mismo
estamos haciendo ahora, seleccionando los temas que tenemos grabados
por afinidad, por estilo... Claro, que alguna cosita nueva podremos
grabar, porque no estamos atados a ningún tiempo, ni grabadora.
Acto dos: La
evolución rockera
La edición del volumen3 de Popular, con versiones de Amalia de la Vega ("Cuando
el amor se va") y de Numa Moraes ("La patria compañero"),
entre otras, siguió la misma línea de folklore. Pero en el volumen4 aparecen temas de Mateo ("La
Chola"), Dino ("Milonga de pelo largo"), Roos, Rada y
Darnauchans, evidencia de un viraje hacia la canción urbana. Y en el
5, 6 y 7, publicados en este mes de octubre, Tito volvió a
sorprender, al guardarse las más de veinte versiones de folklore que
permanecen inéditas y proponer una serie de temas beats, otra del
rock de los 70 y una tercera del rock de la posdictadura, con
Estómagos ("Gritar"), Traidores ("La lluvia cae sobre
Montevideo"), La Tabaré, Zero y Los Tontos. Y en el arte de las
portadas, abandona a Palleiro para proponer relecturas de tapas de
Psiglo y Los Estómagos.
- ¿Por qué razón
se fue dando un viraje hacia el rock en la serie Popular?
- En realidad no es que
sea un viraje. Es una evolución. Todo el material popular folklórico
está grabado y solo falta terminar de editar algunas cosas. Es más,
he estado grabando alguna joyita que había quedado olvidada, como
"La murguita" de Grupo Vocal Universo, o "Yacumensa"
de Manolo Guardia. Están planificadas alguna más de Yabor, de Diane
Denoir, pero la evolución lógica para mi cabeza fue seguir haciendo
esas músicas que sonaban en mi cabeza como clásicos uruguayos. Así
empecé por Shakers, seguí con Mockers y Los TNT. Busqué muchas
cosas en Internet y en libros, sobre todo el De las cuevas al
Solis, de Fernando Peláez,
ha sido de gran ayuda para organizarme. También el Rock que me
hiciste mal. También utilicé mi memoria, cosas que escuchaba de
la radio. el revival de los noventas. Hay canciones que nunca pararon
de sonar, como "Vuela a mi galaxia", de Psiglo, "Esto
es nuestro", "Amigo sigue igual", "Dedos",
pero también hubo muchas escuchas y selección de temas de Los
Campos, de El Sindikato, Hojas, Opus Alfa y muchos otros. El desafío
de las versiones fue más difícil con el rock. Porque era más fácil
pasar de folclore a instrumental; tenía más libertad y más
opciones. Pero con los temas en formato rock es más difícil y hay
que agudizar el ingenio para hacer una versión.
- ¿Cómo fuiste
superando esa dificultad con los temas más rockeros?
-
Seguí con la premisa de hacer canciones instrumentales y sin
hacer la más obvia. Hay casos que indudablemente terminan en el surf
clásico, pero trato de no abusar. Me voy dando vueltas por ritmos y
generos instrumentales que no son surf. Pero la canción original es
la que da el puntapié inicial. Una sorpresa que me llevé fue con
Los 4 Brillantes, de quienes hay poco escrito. Incluso llegué a
contactarme con uno de ellos, que ahora es productor musical en
Estados Unidos y ya metió más de un número uno.
- ¿Qué encontraste
en las versiones del rock posdictadura, a las bandas de la generación
Graffiti?
- Para las canciones de
la postdictadura empezó a jugar mi infancia, ya que en pleno auge
del rock de los 80 yo era un niño. En casa todavía se escuchaban
los folclóricos, los Beatles, pero con mis hermanos empezábamos a
escuchar la música nacional que fue un boom. Recuerdo que de chico
bailaba Los Tontos en la escuela y era el bicho raro. Para este
volumen, elegimos los pesos pesados Estómagos, Traidores y Tontos,
los tres máximos exponentes, y también Zero y La Tabaré. Otros
puntales, cada uno a su manera. Pero ya tengo grabadas versiones de
temas de ADN, Neoh 23, Invasores, Guerrilla Urbana, Septimo Velo,
Polyester, Puticlub, Alvacast, Omar Herrera, la Chancha y más. En el
caso de los Tontos y el "Himno de los conductores imprudentes",
Mandrake siempre dijo que el principio del tema es inspirado en una
canción de los Clash que al final nuestra versión termina haciendo.
En "Gritar" de Los Estómagos quise darle un toque más
sixtie siniestro. Metí fuzz, reverb y teclados. También grabamos
"La barométrica" y "Avril", que no están en este
volumen. Con Zero utilizamos una base programada y sobre ella hicimos
"Riga", pero también jugamos con "Endless Summer",
un clásico del surf hecho en las mismas notas y tiempos. A "La
lluvia cae sobre Montevideo", de Traidores, lo modificamos un
poco para hacer énfasis en las partes más jugosas de la versión...
Y bueno, no solo llegué hasta los ochentas; ya empecé a hacer
versiones de grupos contemporáneos a los Sónicos... Y me estoy
divirtiendo mucho con El Congo, Buenos Muchachos, el nuevo Cuarteto,
Luz Roja, la Vela, Vincent Vega. Estoy muy entretenido.
- ¿Para dónde va
el proyecto Popular? En un principio pensaban publicar diez
volúmenes de folklore... ¿Ahora, con esta evolución y tantas
versiones, qué desarrollo pensás que va a tener?
- En realidad el
proyecto original de diez discos de canto popular se podría haber
lanzado completo. Pero nos tomamos unos meses más y fuimos agregando
estos otros discos. Hoy día, como te dije, sigo grabando y voy por
el rock de los años dos mil. Quedan unos temas más y después tengo
ganas de hacer clásicos del Uruguay, como por ejemplo el tema de
"Rutas de América". Hoy en día la serie Popular daría
para 40 volúmenes, pero claro, nuestro manager Alberto
Urquiza jamás nos va a dejar sacar 40 volúmenes este año, así que
estamos pensando un soporte nuevo para sacar todos los temas que
están quedando afuera.
Acto tres: surf o
no surf
Entre las decisiones
que toma Tito Lagos a la hora de armar una versión, siempre está
presente el dilema de si tomar o no por el camino del surf rock. Es
su marca, su estilo como instrumentista, pero tiene muy claro que en
la búsqueda que inició en Popular,
desde la primera hasta la última versión, el camino está en buscar
otras variantes y herramientas musicales.
- La mayoría de las
canciones están grabadas con guitarras acústicas o folk como base,
para eliminar de pique la base obvia de una guitarra Fender cargada
del reverb que utilizan el cien por ciento de las bandas surf. Si te
fijás bien, creo que hay uno o dos temas "surf" en los
primeros dos volúmenes, porque en realidad es música instrumental
propiamente dicha. A eso se le suma que la batería siempre esta
tocada con hot-rods, es decir, sin palos de batería de golpe
fuerte, sino con unas escobillas de madera que dan una calidez
distinta. Y es eso lo que buscaba. Calidez, frescura... Además, la
intención es que no haya excesos. O sea, no está planteado que sea
un disco de un virtuoso que quiere hacer punteos todo el tiempo o que
quiere demostrar que es el mejor guitarrista de la tierra y solo se
escuche la guitarra. Lo que quiero hacer es que se escuchen
canciones. Con sonoridad preponderante de la guitarra, pero que
también jueguen teclados, percusiones y vientos. En fin. Es música,
no guitarra. Eso costó mucho tiempo de madurez y saber que no por
subir el volumen la gente va a decir "qué buen guitarrista".
Me importa un bledo ser un guitarrista mediocre si eso sirve para que
una canción quede linda. No critico a quienes meten solos y son
hábiles y rápidos, porque también es super valioso. Yo no puedo
hacer eso. Entonces me meto en lo que me parece que va a ser mejor.
- ¡Cuántas
posibilidades, de todos modos, tienen tus guitarras! Eso si queda
claro en la variedad que proponés a lo largo de la serie...
- Por suerte tuve la
oportunidad de ir juntando guitarras y no las fui vendiendo. Hoy las
tengo todas conmigo y cada una tiene su cosa. Las limitaciones son
mis manos y mis oídos. No soy un buen músico, ya que vengo de la
escuela del punk, del házlo tu mismo, por lo que carezco de la
velocidad y técnica de muchísimos músicos colegas como Fede Graña,
Nico Ibarburu o Guzmán Mendaro. Mi encare, como ya dije, va por otro
lado.
- Decías hace un
rato que buscabas frescura...
- Cuando hablo de
fresco, es difícil de explicar, pero la música tiene alguna magia
que enseguida hace que te des cuenta si algo es fresco o impostado. Y
hay canciones que las siento muy frescas. Además, hace años que
empecé una búsqueda de un sonido fresco dentro de la discografía
instrumental. The Supersónicos es una banda heredera de la tradición
instrumental de los Ventures, la mas famosa aunque no surf
propiamente dicha. Pero los propios Ventures, grababan tanto y tenían
que meter tantos temas y temas famosos, que al final fueron perdiendo
originalidad y frescura en sus canciones. En fin, en la búsqueda de
la frescura de la música pueden haber mil variantes. Yo me quedo con
la primera época de los Ventures, con los Fireballs,
que son del estudio de Norman
Petty, donde ya había grabado Buddy Holly, un capo de los
capos. Los Fireballs tienen un guitarrista -George
Tomsco- al que considero uno de los mejores del mundo. Y no es
por virtuoso. Es porque hace melodías sencillas tocadas
correctamente. Sutiles. Tambien esta Al Casey, guitarrista de Duanne
Eddy, otro capo pero medio repetitivo, que tiene un par de discos
solistas que son maravillosos, por lo ingenuos, por lo frescos.
ALGUNAS VERSIONES
El mangangá
amarillo: "Es bastante
clásica en el sentido que es a tempo de surf, pero la guitarra se
cuida de no hacer el staccatto clásico de Dick Dale. Además, el
ritmo lo hice medio trancado, de gusto, para no hacer el pum papa
pum clásico del surf. De a poco le fui agregando teclados para
amenizar y hacer linda la melodía y la base. Y bueno... los
Olimareños están en mi ADN. Por amados y por odiados. Pero los
recontra respeto y los quiero. Muchas veces me dan ganas de agarrar a
Pepe Guerra y grabar un disco entero con verdaderos arreglos
musicales y no los que le hacen a sus canciones, que veces me parecen
que no son justos o se van por las ramas".
A desalambrar: "Jugar con un clásico de la resistencia es buenísimo. Y además,
implica mucha responsabilidad. Viglietti es sagrado y además está
vivo. Es una canción de esas que suenan a reunión de delegados de
clase en el liceo, a comité de base... Yo no viví la dictadura,
pero sí su coletazo final. Es una canción emblemática que
muchísima gente tendrá mucho más para decir que yo de la letra.
Pero la música... ahí está mi terreno. Cuando volví a escucharla,
para el disco, cuando escuché solamente la guitarra, olvidándome de
la letra, vi que la sucesión de notas, el tempo, era como salido de
un spaguetti western de Sergio Leone. Ennio Morricone está presente
en cualquier persona que sepa medio gramo de cine y que sepa medio
gramo de música. Y si querés tocar música instrumental, es un
deber conocer la obra de Morricone. Así que empece a grabarla con
Morricone en mi cabeza. Me imaginaba a Clint Eastwood de fondo,
mientras iba agregando instrumentos, coros, espuelas, pájaros,
batería..."
Pal que se va: "Tocar sobre muchas canciones de Zitarrosa es fácil, porque al ser
chamarritas o gatos son fáciles de llevarlas a mi lenguaje; porque
son rock en otro ritmo y solo tengo que cambiarle algún tempo. A
veces quedan mejor, otras peor. Pero. por ejemplo, en "Pal que
se va" quedó muy sutil. Además, la musicalización de Alfredo,
con el cuarteto de guitarras que tiene y el nivel de arreglos
increíbles que hacen cada dos segundos, hace más difícil el trabajo
de depuración. Sinceramente, hay arreglos que están muy por encima
de lo que puedo entender. Pero bueno. Alfredo es un gigante de la
música uruguaya y sus guitarras son una gran inspiración. La
versión que hice tiene un toque de guitarra a la Tomsco, el de los
Fireballs, al principio, a modo de homenaje".
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