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“Queríamos
ver qué pasaba en los barrios, en los bailes, en la calle, en una
camioneta llena de músicos que hacen seis o siete conciertos en una
misma noche", dice Diego Recoba cuando le preguntan sobre las
razones que lo llevaron a escribir un libro sobre la orquesta decana de la
tropical uruguaya. Lo acompañó en la aventura el fotógrafo Agustín
Fernández. El resultado es ¡Hasta
Borinquen!,
uno de los pocos documentos sobre la historia de los Goberna.
Pero no es, ni mucho menos, el primer acercamiento al género de la
pluma de Recoba. Lleva varios artículos en prensa, llevado por la
necesidad de hacer visible una de las movidas culturales más
estigmatizadas en Uruguay. Una
voz más que autorizada a la hora de reflexionar sobre la actual
situación de la plena danza y de fenómenos de moda como la llamada
"cumbia cheta".
***
Sos uno de los pocos
periodistas que se han dedicado a investigar y a escribir sobre la
música tropical en Uruguay. ¿Qué te llevó a especializarte en
esta movida?
Desde mi lugar, he
tratado de generar contenido histórico y teórico sobre el género,
a través de mis notas en El Boulevard, La Diaria, mis
perfiles de redes sociales y la edición del libro dedicado a Sonora
Borinquen. Mi objetivo no es inocular en la gente el virus de la
tropical y que a partir de que me lean pasen a creer que la tropical
es lo mejor, sino simplemente dejar en claro que cuando se habla de
música popular uruguaya y de cultura uruguaya en general, hacer como
que la movida tropical no existe, es un gesto elitista, es un
terrible error metodológico. Por otra
parte, me interesa personalmente dejar registro del trabajo realizado
por los músicos de la tropical durante todos estos años, que muchas
veces, por la propia personalidad de los integrantes de la movida,
aferrados al presente y al futuro inmediato, han descuidado el
registro y documentación de su obra y sus vivencias.
Se cuentan más de
cincuenta años de música tropical en Uruguay, desde las primeras
orquestas que introdujeron la plena danza, la más tradicional en
Montevideo. ¿Qué lugar ocupa la plena en la música uruguaya?
La plena está gozando
de un momento de auge, gracias a las plataformas digitales. Es
saludable que ante la lamentable falta de reediciones de los discos
grabados por orquestas de tropical, para sellos como Macondo, Palacio
de la Música, Orfeo o Sondor, los propios fanáticos del género y
en algunos casos viejos músicos, se hayan tomado el tiempo de
digitalizar los discos y subirlos a la red. Son fundamentales los
canales de Cerrito Plenero y Pablo Bermúdez, pero también el de
otros fanáticos menos consecuentes. De ese modo, gracias a un acceso
mayor a la plena de los años de esplendor del género, quizás los
setenta y ochenta, se ha podido revalorizar lo mejor de la tropical.
Los nuevos oyentes amplían su espectro y eso se ve reflejado en el
repertorio de las nuevas orquestas, que realizan versiones de viejas
plenas. Incluso se ha ido más allá. En las ferias vecinales, el
lugar por excelencia de compra de discos de la tropical,
históricamente, se pueden ver recopilaciones de plena que incluyen
esas viejas plenas recuperadas, y en algunos casos la saludable
costumbre de recopilar y armar para la venta los discos tal cual
salieron en su época -el For
Export, de Combo Camagüey, por ejemplo. Para esto ha sido
muy valioso también el aporte de páginas como Intercambio Uruguay,
donde la gente cuelga las tapas de los vinilos que tiene
digitalizados, con toda la información que la contratapa del disco
incluía.
¿Cómo es el
momento artístico actual, en cuanto a orquestas y grabaciones, en la
escena de la plena?
Hay una situación
alarmante en la plena uruguaya y es la falta de renovación. Si nos
ponemos a observar la situación actual, detenidamente, los nombres
que sostienen el género son los mismos al menos de hace veinte años.
Si bien dentro de los jóvenes se pueden nombrar a artistas como
Martín Quiroga, Denis Elías, Damián Lescano, o incluso El Gucci, y
rescatar algún intento irregular de nueva plena como La Inkondicional, Kilovatio o La nueva KGB, no parece haber un recambio
consistente cuando las figuras actuales de la plena y sus variantes
-los Goberna, los ex Karibe con K, Rolando Paz, Marihel Barboza,
Miguel Angel Muniz, Chato Arismendi, Chico Martin-, comiencen a dar
paso a las nuevas generaciones.
¿Qué fusiones
considerás más trascendentes entre las que se han realizado con
géneros tropicales en Uruguay?
Sin lugar a dudas, las
fusiones más importantes, o al menos las que han generado un impacto
mayor y un efecto duradero a futuro fueron, en una primera etapa que
se podría llamar de formación de un sonido tropical uruguayo, la de
los ritmos tropicales con el tango y el candombe. Esa primera fusión
fue fundamental para que la plena uruguaya no suene como la plena
pimigenia puertorriqueña. En un segundo momento, varias décadas
después, creo que fue muy importante la fusión con el melódico y
el pop. Los más puristas quizás renieguen de esta afirmación, pero
la fusión que los ritmos tropicales comenzaron a hacer con el pop y
el melódico en la década del ochenta fue tan fuerte y fermental que
llevó por ejemplo al surgimiento de un fenómeno que barrió con
casi todo y cambió para siempre la movida, Karibe con K.
Posteriormente se dieron otras fusiones con murga, hip-hop, reggaeton,
que a mi gusto generaron modas pasajeras que el tiempo ha demostrado
que eran simplemente cuestiones comerciales del momento.
¿Cuál es tu
impresión respecto a la llamada "cumbia cheta", respecto a
sus modelos musicales de referencia y a los contenidos artísticos
que vienen mostrando?
Creo que es necesario
aclarar que si bien los cultores de la cumbia cheta se denominan
cumbieros, al igual que como muchas veces se denominaba a los
integrantes de la movida tropical peyorativamente, lo que tienen de
relación con la cumbia tradicional y con la tropical uruguaya es muy
poco, casi nada. Es un licuado creado por productores muy
inteligentes, entre algo de cumbia argentina de los últimos años
-no diría argentina, sino bonaerense, al estilo Ráfaga, 18 Kilates
o Chili Fernández-, con algo de pop lavado y meloso. No creo que
dure mucho, principalmente porque lo que tienen para ofrecer, a nivel
compositivo e interpretativo, es muy pobre. Creo que es una hit del
verano que duró más de lo esperado, pero hit del verano al fin, va
a desaparecer y quizás sus cantantes continúen carreras solistas
haciendo un pop romanticón. Estamos hablando de una movida que no se
siente relacionada con la tropical tradicional uruguaya, ni en su
referencia ni en su público, siendo más probable encontrarlos en
mega discotecas que en El Tropy o la Iasa, y sonando en Fms chetas y
quizás no tanto en Aire o La ley.
La entrada en
Argentina de la "cumbia cheta" uruguaya, con puntos en
común al éxito reciente de grupos como Agapornis, ha sido
interpretada como una opción de "cumbia educada", en
contraposición a la villera...
En otros casos
acontecidos en la propia tropical, e incluso en otros géneros
populares como la murga, he visto casos de género lavado, es decir
artistas que para conquistar nuevos públicos lavan del género
aquello que supuestamente las clases altas detestan, lo limpian, le
sacan lo “sucio” que no es ni más ni menos que lo que le da alma
a esos géneros. En el caso de la cumbia cheta, creo que ni eso hay.
Sinceramente, no creo que haya una intención deliberada de la cumbia
cheta, de ser la contracara de la cumbia villera. Lo que sí creo es
que, este tipo de pibes, aman la cumbia e incluso deciden hacerla,
porque antes ha habido planes de limpieza de otros productores, que
encontraron la fórmula para vender como cumbia algo que no es,
promocionando grupos con letras absolutamente neutras y despojadas de
cualquier tipo de reivindicación social, donde no hay lucha de
clases ni disconformidad, tocadas con un ritmo que de la cumbia
tradicional conservan el pulso y poco cosa más... Es decir, no creo
que Rombai o Márama sean quienes encabezan esta cruzada por una
cumbia sin negros ni pobres, aséptica e inclusiva. Creo que se trata
de fenómenos que el mercado viene haciendo desde hace un tiempo, a
través de la publicidad, o del propio mercado discográfico, que
hicieron que hoy sea posible que a algo llamado cumbia se le pueda
poner al lado un adjetivo hace un tiempo imposible de adjuntar como
es el de “cheto”.
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