El
espectáculo de danza contemporánea Multitud, creado y
dirigido por Tamara Cubas, es una experiencia inédita,
que antepone -desde el hecho artístico- lo colectivo sobre lo
individual. La fase 2013 del proyecto, a cumplirse en espacios públicos de la ciudad de Montevideo, continúa el proyecto iniciado por la coreógrafa en el DF mexicano hace un par de años.
Las nociones
contemporáneas de cuerpo individual y cuerpo colectivo, puestas en
entredicho. Los cuerpos de 60 bailarines en acción, en un
experimento que la directora Tamara Cubas define como socioestético;
en definitiva, político. Porque el proyecto Multitud, en
pocas palabras, trasciende el mero hecho artístico. Más que una
obra, o un acto performático en un tiempo y espacio determinado,
parece destinada a ser una composición autogestionaria. Se estrena
el sábado 26 de octubre en la Plaza de Deportes N°5, en 8 de Octubre y 20 de
Febrero. Para el mes de noviembre, llega a otros espacios públicos
montevideanos, y en una tercera fase el desafío es llegar a ciudades
de todo el país.
Multitud tuvo su
génesis en México DF, concebido por Cubas y la mexicana Haydé
Lachino. Fue una coproducción entre Coordinación Nacional de Danza
(México) y Teatro Solís (Uruguay). Para aquella primera aventura,
puesta en escena en el año 2010, se contó con 18 bailarines en la
escena y el diseño sonoro del músico Francisco Lapetina. La “fase
Uruguay” del proyecto, el “sueño” de la dupla Cubas-Lapetina,
implicó replantear la forma de producción y, por ende, de los
propios mecanismo de creación.
FASE MONTEVIDEO:
¿Cómo se llegó a
la apuesta de hacer esta segunda fase de Multitud con una
forma de trabajo y de producción autogestionada?
El año pasado estuve
buscando formas de realizar Multitud en Uruguay. Presenté la
propuesta a algún llamado y lo propuse a algunas instituciones para
procurar formas de financiamiento de esta etapa. Hasta que un día,
charlando con mi padre sobre esto, me dice, "claro, lo que pasa
es que la multitud es incosteable, es imposible costear la multitud,
pero al mismo tiempo la multitud es poderosa". Entonces fue que
comprendí que deberíamos corrernos del sistema y apostar
completamente al potencial del colectivo. Eso se transformó en el
punto mas importante de búsqueda de esta etapa: la capacidad de un
grupo de personas de llevar a cabo un objetivo en todo sus sentidos,
lograr poner en escena una obra, con todos los aspectos que ello
implica.
¿Por qué decidiste
triplicar la cantidad de bailarines respecto a la puesta mexicana?
La idea original
planteaba 30 personas en escena, pero por un tema de presupuesto en
México logramos trabajar con 18. Uno de los aspectos relevados al
ver la puesta en el escenario, es que para que realmente se diera un
cambio de escala, que produjera una experiencia estética relacionada
con la multitud, tendríamos que tener no menos de 40 personas. Sino
estaríamos contando algo, hablando de algo, pero no habitando ese
algo.
¿Cómo armaste el
equipo de trabajo?
No hubo audición, no
hubo filtro. Hubo personas que probaron un tiempo y luego se fueron,
ya sea porque no les interesó la propuesta o porque era muy exigente
físicamente. Se ha eliminado totalmente el concepto de compromiso y
disciplina, no existen en nuestro proyecto. Nos movemos por el deseo
y la pasión. Esta condición de la multitud, de abierta e
inaprensible, es lo que ha caracterizado a esta etapa y es uno de los
aspectos, junto con la autogestión que nos propusimos poner en
práctica en esta ocasión.
¿Cómo definirías
a la identidad que se está generado en este hecho colectivo, en este
"cuerpo" contemporáneo colectivo?
A mí me tiene
totalmente asombrada lo que está sucediendo con este proyecto. Creo
que estamos viviendo un momento histórico determinado, en el que
esta propuesta ha calzado para varias personas. De otro modo, cómo
te explicas tanta gente trabajando durante todo este tiempo, de
manera voluntaria, organizando los encuentros, buscando lugares para
ensayar, para presentarse, procurando formas de financiamiento,
opinando y aportando referencias artísticas en un grupo muy
heterogéneo, de edades, de universos, de experiencia escénica. Creo
que lo que se comprueba es esa hipótesis inicial del poder de la
multitud. Y la multitud definida por un conjunto heterogéneo de
personas, donde cada uno puede ser libre dentro del colectivo, no
dejar de ser individuo al estar con el otro. La idea de "pertenecer"
se cuestiona; no "pertenecemos" a este grupo o este
proyecto, "estamos" en este grupo y en este proyecto.
De algún modo, el
caracter “autogestionario” de la producción va a contrapelo de
los espectáculos apoyados por fondos público...
Nuestro país, desde
hace poco tiempo, ha entrado en una nueva etapa de políticas
culturales, que apelan a apoyar, financiar, incentivar por medio de
llamados y fondos. Es un excelente momento, la cosa se está
moviendo. Cómo todo lo bueno, tiene su peligro, y es que los
artistas nos institucionalicemos y dependamos de los fondos para
crear, lo que puede llegar a determinar la creación, cercada por
plazos, presupuestos y temas planteados por la institución. Por lo
tanto, celebro que estemos apelando a otras estrategias para poder
crear fuera del sistema también.
¿Cuáles son tus
principales razones para hacer -aquí y ahora- esta historia de
Multitud?
Las razones para
comenzar este proyecto tenían que ver con indagar la forma de
organización social y política hoy. Creo que en esta etapa de
Uruguay, la pregunta radica en dónde está lo "colectivo"
hoy en día. Como muchos de mi edad, fuimos formados en base a
determinados principios y valores que fueron puestos en conflicto en
estas últimas dos décadas. Por lo tanto, reencontrar el colectivo
en el hoy, cómo hacer con el otro, cómo trabajar con el presente,
es la motivación y la interrogante. Este proceso me ha aportado
muchísimo. He aprendido, la he pasado muy bien y me ha hecho muy
feliz.
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“A principios de
octubre realizamos una actividad para recaudar fondos, un bingo-show.
Fue algo maravillosos, amigos que venían temprano a traer tortas
hechas por ellos para que vendiéramos en la barra, otros que
acercaban objetos y vales para servir de premios en el juego,
integrantes de Multitud decorando la calle Soriano, artistas
que iban llegando para cantar, tocar, bailar o performar como
colaboración en el evento. Mi padre -siempre vuelvo a él- encontró
similitudes con jornadas relacionadas a la actividad militante”.
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FASE MÉXICO DF:
¿Cómo
fue la creación del espectáculo de teatro-danza Multitud en México?
Esta idea
de trabajar la escala, elenco numeroso y gran escenario, se la
comenté a una gran amiga y productora -Haydé Lachino, de México-
cuando se abrió una convocatoria de Iberescena. El
Teatro Solís por Uruguay y la Coordinación Nacional de Danza por
México se sumaron a la idea y este fondo internacional apoyó la
iniciativa. Con Haydé escribimos el proyecto a cuatro manos y fue
una gran alegría que resultara premiado. Toda la investigación
sobre Multitud la hicimos juntas; ella fue además de la
productora general, la asistente de producción. Y el músico
Francisco Lapetina estuvo a cargo del diseño sonoro y la
interpretación en vivo, manipulando el sonido de 22 micrófonos
dispuestos en escena.
Un
trabajo muy diferente al tipo de coreografías que venías
trabajando...
Es verdad.
Nunca lo había hecho. Siempre trabajé con unipersonales o grupos
muy pequeños, relaciones muy íntimas con los bailarines y también
con el espectador, claro está, por las dimensiones de las salas
donde se presentan las obras en Montevideo. Me interesaba muchísimo
abordar conceptos encontrados sobre el cuerpo y la escena, pero
aplicados a un elenco de 30 bailarines en escena. Ese era el desafío.
¿De
dónde sale la idea de trabajar sobre el concepto “multitud”?
Analizando
ahora con un poquito de distancia, fue crucial el proceso de mi pieza
anterior, Actos de amor perdidos. Esa obra indaga sobre la
relación dicotomía entre patria o muerte, lo individual y lo
colectivo, propios de los años 70, 80, el pasado reciente, y
decisiones tomadas por mi familia en función de sus concepciones
sobre un ideal colectivo. Multitud es un concepto
contemporáneo trabajado por algunos pensadores, como el italiano
Paulo Virno, que aborda las formas de vida social y política del
hombre hoy, su relación con el poder, sus vínculos sociales, su
relación con el presente y el futuro.
¿Cómo
fue el trabajo final, del montaje en México y la recepción del
público?
Multitud llevó en México a una veintena de personas en
el escenario, tomando decisiones, negociando, singularizando en el
presente, en una estructura planteada, de escenas o secuencias de
acción, pero el orden de las mismas, inclusive cuáles se hacen y
cuáles no, se deciden en el momento en que se representa la pieza.
Cada escena está organizada por parámetros o normas de organización
interna entre los intérpretes. Organización en lugar de
composición. En escena, cada uno de ellos tiene la premisa de
singularizar esa norma, que es en definitiva cómo se relacionan con
el poder, en este caso, con mi rol de directora. La complejidad de
este planteo es que tienen toda la libertad para tomar sus
decisiones, pero como grupo tienen que conseguir hacer las escenas y
la obra, sostener la pieza. Una cosa es tomar esas decisiones entre
3, otra bien diferente, entre 20...
Debe
haber sido muy rico, y desafiante, el proceso de trabajo...
Sí, el
proceso fue muy rico. Fue un proceso abierto, con muchas visitas y
colaboradores, muy dialogado y de intercambio con el medio. Fue
absolutamente contaminado, con nociones, conceptos y referencias
vertidas por otros. Algunas se tomaron y algunas fueron cruciales
para comprender el proceso y definir la pieza. Por ejemplo, el
concepto de fracaso como posibilidad, fue una noción aportada por
alguien que siguió el proceso a través de un grupo abierto en
Facebook. En lo personal fue clave, pues me ayudó a decidir el
formato de la obra, aceptando soltar a que los intérpretes
decidieran sobre la obra e inclusive fracasen uno de los días...
pues sería un dato de una multitud que no logró organizarse y
lograr su objetivo.
¿Qué
tan lejos o cerca estamos en Uruguay del "mundo" en la danza
contemporánea?
Yo creo
que estamos bien, que estamos muy bien. Hay mucha gente creando y
haciendo planteos bien interesantes. Definitivamente hay que intentar
moverse, intercambiar con otros. Seguramente el proceso de Multitud,
hecho en Uruguay, a va ser muy rico. De hecho, cuando me di
cuenta del grado de toma de decisiones que tenía la pieza en vivo, cuando la hice en México, extrañé profundamente a mis colegas uruguayos, pues son muy buenos
en ese aspecto. Pero el hacerlo en México, el intercambiar con tanta
gente nueva, tantos bailarines y colaboradores con otra historia,
también me ha enriquecido de forma que aún no puedo terminar de
dimensionar. Lo que sí es crucial es que hay que estar en
movimiento, pues eso hace que nos confrontemos nuestros propios
lugares fijos al encontrarnos con otros, ya sea artistas o público.
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