El desencanto y
El folk de la frontera son
discos hermanos. Reúnen canciones compuestas en un mismo tiempo
emocional, aunque Nicolás Molina entendió que componían dos obras
diferentes, a editarse más o menos simultáneas. Pero pasó lo que
pasó: a partir de la difusión del clip "En el camino del sol"
empezaron a salir invitaciones a grabar en radios estadounidenses,
críticas elogiosas en revistas especializadas y viajes a festivales
de México y Brasil. Apenas si tuvo tiempo para difundir las
canciones del disco debut en Montevideo, en un show compartido con
Daniel Drexler y la noche que abrió el recital de Nacho Vegas en La
Trastienda. Dos años después, con miles de kilómetros recorridos, se publica finalmente El folk de la frontera.
Es un disco hermano, pero los dos años de carretera le permitieron
encontrar otra madurez y un sonido aún más luminoso a hermosas
canciones como "Y.T.C. en el fin del mundo" o "Balada
a Kassandra". Lo acompañan sus amigos de siempre, los de
Castillos: Ripi Arruti en bajo, Martín Méndez en guitarras, Ignacio
Vitancurt en percusión y Emma Ralph en teclados, xilofón y voces
varias. Y tiene el toque final de la mezcla de Craig Schumacher,
productor de Calexico, Neko Case y otros artistas indie. Un muy buen
disco, que seguro le seguirá abriendo puertas y le permitirán
seguir cruzando fronteras.
***
¿Cuándo y en qué
lugar empezó tu historia con la canción?
Desde niño tuve una
sensibilidad especial por el arte. Sin lugar a dudas era lo que más
me llamaba la atención de las cosas que tenía a mi alrededor.
Recuerdo que crecí en una casa que se escuchaba mucha música y se
veía mucho cine. Todo eso contrarrestó el hecho de que Castillos
sea una ciudad pequeña.
¿De qué manera
sentís que tu identidad rochense marca y define el concepto de
frontera y te permite ser más movedizo que colegas tuyos de la
capital?
Primero que nada, ser
rochense te da el plus de ser uruguayo pero de océano y de
balneario, que no es otra cosa que una "frontera" en
verano. En Aguas Dulces, por ejemplo, somos unas 350 personas
viviendo todo el año, pero en verano se llena de gente y vienen
turistas y trabajadores de todo el país, la región y otras partes
del mundo. La gente de afuera viene con otras ideas, con otra
información y está bueno el intercambio. También está la parte de
que estamos a media hora de Chuy y crecimos yendo a la frontera a
hacer surtidos, a visitar amigos. Allá hay más que dos pueblos. No
es solo Uruguay y Brasil; es una frontera riquísima ya que también
hay un pueblo árabe y escuchás tres idiomas en la calle. Eso no es
tan común en Uruguay y se refleja un poco en la música de Molina &
Los Cósmicos.
¿Qué puertas te
abrió El desencanto y se fue volviendo positivo un título de
disco más propio de una actitud under?
El desencanto
fue pensado desde el comienzo como algo positivo para olvidar una
etapa negativa. Si lograba cambiar esa subjetividad, ya el beneficio
sería positivo. Increíblemente muchas puertas se abrieron, pero lo
más interesante es toda la gente, música, libros y diversos artes
que he conocido gracias al intercambio de información y
conocimiento.
El folk de
la frontera es un disco hermano de El desencanto,
que pensabas editar hace dos años. ¿Qué te llevó a la decisión
de espaciarlo del debut, o se fue dando entre tantos viajes,
festivales y la inesperada movida que se generó?
Sí, fue así, El
folk de la frontera es un disco hermano de El desencanto y
la idea siempre fue editarlo enseguida... lo que no sabía que iba a
pasar es que íbamos a ir dos veces a Estados Unidos y México, siete
veces a Brasil y una a Argentina. Esos viajes desvirtuaron el plan
inicial y tuvimos que terminarlo en habitaciones de hoteles. Todo eso
fue totalmente inesperado, y todo pasó afuera. En Uruguay apenas
tocamos un par de veces en ese tiempo.
¿Qué sensaciones
te dispara el nuevo disco?
Es un disco que quise
grabar en plan solista, con mis amigos como invitados, y de hecho fue
así: terminé grabando un montón de instrumentos y cosas que no
había grabado nunca. Fue como una auto-demostración del "házlo
tu mismo". Siento que es un puente para lo que se viene. Esa es
mi sensación ahora. Un cierre de esta etapa.
¿Qué situaciones o
vivencias destacarías de estos dos años tan movidos con Los
Cósmicos?
La más positiva fue
sin lugar a dudas el compartir los momentos juntos en la gira y los
lugares donde tocábamos. Tocar por ejemplo en KEXP fue increíble, o
girar por Brasil con una road manager, un chofer, en un buen vehículo
y con lindos hoteles. También se disfrutaron las largas esperas en
los aeropuertos o las largas horas de ruta.
((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 06/2016))
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