Montevideo
Danza es un clásico en la
oferta de danza contemporánea en Montevideo. Se consolida como una
plataforma donde se presentan los principales exponentes de la escena
y artistas emergentes. La edición 2016 presenta siete espectáculos que equilibran riesgo,
experimentalidad y calidad.
El
martes 31 de mayo, con el estreno de Plug,
montaje dirigido por Natalia Burgueño y Pablo Benítez, abrió la
séptima edición de Montevideo Danza.
Durante toda la temporada, a razón de un estreno por mes, el
escenario de la Zavala Muniz recibe siete espectáculos de danza
contemporánea. El festival, con la coordinación y de Leonardo
Durán, viene con novedades desde la programación, con la
incorporación de la coreógrafa y bailarina Carolina Silveira en el
rol de curadora.
"Estuve
vinculada al ciclo desde sus inicios, como artista, habiendo
participado de casi la totalidad de sus ediciones con propuestas
dirigidas por mí o como intérprete en el trabajo de otros colegas",
explica la artista. "Me dio mucha alegría poder contribuir
desde otro lugar, lo que implica pensar el ciclo en su totalidad,
como acontecimiento que ya tiene un arraigo en nuestra comunidad y
que puede continuar creciendo desde sus potencialidades". Hay
una certeza en el arraigo del que habla Silveira, y tiene que ver con
la consolidación de un festival de danza contemporánea en una sala
de primer nivel profesional y desde el que se estimulan el riesgo y
la experimentación, permitiendo canalizar la producción de montajes
en sus últimas etapas de creación, oficiando de plataforma de
estrenos. Este año se suma, además del apoyo económico de
Fundación Itaú, la infraestructura del INAE, que cede en la semana
anterior a la presentación su sala polifuncional.
La
gran novedad de Montevideo Danza,
en esta edición 2016, radica en el cambio a nivel de la convocatoria
para armar la programación. "El ciclo venía funcionando
por invitaciones y yo tenía la intuición de que al abrir una
convocatoria algunos creadores nuevos, o de menor visibilidad, iban a
aparecer con sus propuestas. Y así fue", cuenta la curadora,
más que satisfecha con la grilla que abre el 31 de mayo con Plug
y culmina en diciembre con el
estreno de Aparejo, de
Victoria Pin.
Entre
los criterios tomados por Silveira y Durán, destacan el de incluir
al menos una ópera prima como forma de incentivar
artistas emergentes y una obra extranjera participara con las mismas
condiciones que las obras nacionales. Se recibieron unas cincuenta
propuestas, de modo que la tarea no fue nada sencilla. "Es muy
difícil hacer la curaduría de un ciclo de estrenos, como este,
porque uno tiene que basarse en las aspiraciones de los creadores,
traducidas a un discurso verbal, algunas imágenes de referencia y
fichas técnicas, porque la verdad es que uno no ve las obras hasta
que llegan al ciclo".
Otra
propuesta novedosa del ciclo es la del acompañamiento, por parte de
Carolina Silveira, de los diferentes procesos de creación. Esta
instancia, que incluye un trabajo de escritura, se realiza con apoyo
del INAE y busca el desarrollo de una mirada crítica sobre la
creación. "En algunos casos, especialmente con los creadores
emergentes, el acompañamiento se dará con más intensidad, en otros
menos, pero la idea es mantenerme cerca. Es una posibilidad diferente
de dar una mirada sobre los modos de hacer y de pensar en las
diferentes creaciones".
***
¿Cuánto
estiman que se ha potenciado la escena de danza contemporánea, en
los últimos años, tanto en la diversidad de propuestas como en
novedades estéticas?
CS:
Es difícil hacer una evaluación
cuantitativa del crecimiento de la danza contemporánea, pero sí se
puede mencionar una larga lista de cosas que no sucedían hace diez
años y hoy suceden. Siempre es complejo hablar en términos de
progresión, porque, como sabemos, nunca son lineales los procesos.
Muchas cosas que antes sucedían con fuerza en la esfera privada, hoy
suceden en la pública. Eso determina una tendencia y una evolución,
en cierto sentido, pero no implica que antes no sucedieran. LD:
La danza tiene mucho que ver con relacionar al individuo con las
sensaciones y con la libertad, y es una expresión cultural a la que
cada vez se acerca más gente joven. Siempre tuvo un motor
propio, pero es verdad que con los fondos que se otorgan desde el
gobierno, en los últimos años, se han generado importantes apoyos
que potencian la mejora de su realidad.
CS:
Las políticas públicas han contribuido indudablemente a la
democratización de los bienes culturales asociados a la danza. Pero
pienso también que el crecimiento de la danza se debe, sobre todo, a
que hay una comunidad muy potente, de personas que no detienen su
actualización profesional, que están siempre estudiando algo nuevo,
pensando en diferentes maneras de organizarse para diferentes fines.
Y los festivales -el FIDCU en particular, o ciclos como
Montevidea Danza, así como programas de intercambio
que apuntan a la movilidad, surgieron de emprendimientos individuales
que fueron encontrando apoyos gracias a la insistencia. En cuanto a
las propuestas, su diversidad y novedad, creo que cada vez más
podemos hablar de lenguajes propios en la danza, de creadores que han
podido ir desarrollando una voz propia aunque siempre en el ámbito
del cruce y la colaboración, que es lo que más nos caracteriza y
enriquece. Creo que hemos conquistado ciertas libertades para
experimentar, siguiendo nuestra intuición más que a los modelos que
coaccionan desde el exterior, o en algunos casos apropiándonos
saludablemente de ellos.
¿Por
qué eligieron el concepto de "cuerpos que se desean" para el texto curatorial?
CS:
Fue un modo de señalar esta libertad de los artistas de
comprometerse con lo que Spinoza llama la potencia, o el deseo, como
lo esencial en el hombre; un deseo que no implica el querer aquello
que no tenemos -que es la versión que más conocemos del deseo, al
estilo freudiano, por ejemplo- sino que es el deseo en acto, lo que
hace irremediable el acto creador, una potencia que no es promesa o
potencialidad a futuro, sino que es lo que nos constituye aquí y
ahora, cuerpos deseantes, potentes, ineludiblemente creadores. Me
parece que lo planteo como una constatación de mi propio deseo. No
designa una realidad exterior, sino un modo de pensarnos.
¿Cuánto
ayuda a los creadores la existencia de ciclos como Montevideo
Danza?
CS:
El ciclo promueve un intercambio fluido e intenso entre la
comunidad de la danza. Es una especie de cita obligada de todos
nosotros. Ahí es donde principalmente vamos a vernos durante el año,
a ver en qué andamos con nuestras creaciones. Y se trabaja en
condiciones dignas desde el punto de vista técnico, si bien la
producción de cualquier obra es mucho más costosa que lo que el
ciclo puede ofrecerle a cada grupo. Es, en definitiva, una buena
herramienta para complementar con otras. Pero tal vez el aspecto más
relevante del apoyo que el ciclo le otorga al sector, sea el de
posicionar a la danza contemporánea en un espacio tan reconocido
como el Teatro Solís, promoviendo su visibilidad y apostando a la
formación de nuevo público. En ese sentido, es muy común asistir a
obras del ciclo cualquier día de semana y sentarse en una platea
llena, o encontrarse incluso con la noticia de que ya no quedan
entradas.
¿Cuáles
objetivos están siendo cumplidos y cuáles desafíos se propone el
ciclo para el presente y futuro?
LD: Trato de
seguir evolucionando en lo que estamos haciendo, mejorando año a año
en el apoyo a los artistas, aumentando la venta de entradas,
generando y formando públicos. También trato de seguir ayudando y
participando, desde mi gestión, en la construcción de una sociedad
más libre. En cuanto al futuro del proyecto, ya estamos trabajando
en el ciclo del año 2017 y en poder hacerlo en otra ciudad además
de Montevideo.
* Plug. Dirección: Natalia Burgueño y Pablo Benítez. 31/5, 1-2/6 a las 20.30 horas.
* Perderse en casa. Dirección: Iván Haidar (Argentina). 12-13-14/7.
* Enigmas como ofrendas para el pozo. Dirección: Julieta Malaneschii. 16-17-18/8.
* El espejo de la mente. Dirección: Eugenia Silveira. 27-28-29/9.
* Otro tiempo. Dirección: Laura Pirotto. 25-26-27/10.
* Caravana sísmica. Dirección: Victoria Pin. 6-7-8/12.
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