Foto: SSC |
La reciente edición de
El pan de los locos, cuarto
disco del colectivo Buceo Invisible, obliga a repasar la trayectoria
de una de las usinas poético-musicales más fermentales de la
canción montevideana. Continuadores del linaje de grandes como
Darnauchans y Dino, manejan a la perfección un rock de guitarras
rasgadas y oscuras.
Hace algunos años, no
tantos, o sí, porque debe haber sido por el año 2006, y ya se
cuentan entonces por diez, se venía corriendo el rumor de un grupo musical que la rompía. A los recitales les llamaban muestras y se iba
a escuchar. Llevaban un plan más jipi que lo acostumbrado, como si
fueran supervivientes de la progresiva de los setenta. Intercalaban
poesías, canciones mántricas y proyecciones de videos. Eran indie,
pero antes del indie, porque aún no había explotado la palabreja, ni los sellos
virtuales y el rock era cosa todavía de bandas adoradoras de empresas
cerveceras. Eran parte de lo más oscuro y melancólico de Montevideo, bien lejos del pogo
exitista y demasiado cerca del imaginario cancionero de tipos como Darno y Dino.
Música para niños
tristes se llamó el álbum
debut de Buceo Invisible. Salió por Perro Andaluz. No explotaron masivamente. Ni
entonces, ni más tarde, pero se fue armando alrededor de ellos un
club de seguidores, fiel como pocos. "Se ha generado un feedback
más amplio y palpable con la gente que se acerca a la propuesta, un
fenómeno más que estimulante", decía entonces Diego Presa,
voz principal y guitarrista de Buceo Invisible. "Se ha
concretado un grupo de trabajo muy sólido y nos afirma el hecho de
encontrar articulaciones que se acercan al borde de lo que queremos
decir".
Fue
en ese tiempo que empezaron a sonar cada vez mejor. En especial las
guitarras, el muro de guitarras hipnóticas de Presa, Fernández y
Cota. A "Domingo" y "Comitoína", se sumaron
otras nuevas canciones al repertorio. "Betty Blue" y "Antes
del amanecer" formaron parte esencial de Cierro los
ojos y todo respira, segundo
disco que salió por Bizarro, cuando el sello comandado por Andrés Sanabria se
animaba a sumar independientes, y bienvenidamente progresivos, como
La Hermana Menor y Buenos Muchachos. Bandas de guitarras y poesía,
lejos de las que estaban en el cielo de estrellas burbujeantes. Se
sumaba al colectivo, por esa época, una voz gráfica, la del artista
Seba Santana (ver entrevista más abajo), diseñador que desde entonces reinterpreta visualmente la dulce
oscuridad del grupo nacido a mediados de los noventa en una esquina
de Buceo.
Diego
Presa, convertido en compositor principal, empezó también a
aparecer solo con su guitarra, en plan folk, compartiendo cartel con
otros nuevos amigos, plegándose a la incipiente movida de
cantautores entre los que aparecían Fernando Henry, Franny Glass,
Diego Rebella. Necesitaba abrir ese camino, y por eso, ya en el 2011,
salieron casi en simultáneo el tercer disco de Buceo Invisible
-Disfraces para el frío,
el que escapó del blanco y negro a la luminosidad de los colores
primarios- y su debut en plan solista -que incluye la cinéfila
"Linterna mágica", con el muy buen video-clip firmado por el australiano
David Manefield.
Buceo Invisible siguió
creciendo, en lo musical y en lo escénico, pero sobre todo como
ejemplo de independencia, manejándose en códigos que luego tomaron
varios artistas de la nueva generación. Cosas que tienen que ver con
la autogestión, pero también con lo estrictamente sonoro los
emparientan con 3Pecados, con la gente de Limpiando Encontré
Monedas, con los Mux, en un linaje que al ir para atrás pasa
inevitablemente por Dino, por el Darno y hasta por la lejana épica beatnik
de los Desolángeles. Los del Buceo son a esta altura del tiempo parte esencial en el desarrollo de una posible sicodelia
montevideana, con rastros evidentes en un rock áspero y fuertemente
melódico, de posdepresión dominguera, porque nacieron por esa necesidad -como
siempre cuentan- para salvarse de la tardecita cruel de todos los
domingos. Y fueron creando, sin urgencia ni regodeos, un repertorio
de canciones que pegan bien adentro.
Antes
de quedarse en un estilo propio, en una identidad inmutable y a la vez cómoda,
Diego Presa arriesgó fuerte en su segundo disco solista, Trece
canciones, del año 2014, que es
esencialmente eso, un manojo de canciones en los que saca su voz más
afuera y arma una banda paralela, pop y luminosa, con el oficio
de Nacho Durán, Ariel Iglesias y Santiago Peralta.
Faltaba
pegar otro salto, con los amigos de siempre de Buceo Invisible. Y el salto se
llama El pan de los locos,
el mejor disco en la historia del colectivo. Tenían ganas de
hacerlo, desde hace varios años, y finalmente parecen haberlo concretado. El plan fue traducir
la experiencia, el espíritu, la ceremonia, de tocar juntos en las muestras. Eligieron grabar en vivo, en Sondor. "Es el
sonido de oro, ¿no?", confirma Presa. "Es nuestro trabajo
más orgánico, más colectivo, más entero".
Las guitarras de Diego
Presa, Fabián Cota y Andrés Fernández dialogan a la perfección con
las cuerdas de viola, bajo y más guitarras de Jorge Rodríguez y
Guillermo Wood. La batería seca, contundente, de Antonio de la Peña,
está siempre ahí, en el juego. La voz de Presa, más recia y
potente que nunca. Más afuera. Y las otras voces, las de Marcos y
Santiago Barcellos, los poetas, cierran el sello de identidad de
Buceo, fiel al trabajo colectivo, a las ideas de un grupo de amigos
que sigue escribiendo y tocando y cantando para salvar el próximo
domingo.
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* El camino INVISIBLE: "Ha pasado mucho tiempo. Cuando empezamos con
esta historia estábamos saliendo de la adolescencia, vivíamos en
nuestras casas paternas y no habíamos definido un montón de cosas.
Era el ruido y la furia. Hoy estamos cumpliendo cuarenta años y más.
Buceo Invisible nos ha acompañado en toda nuestra vida adulta. Las
cosas van cambiando, por suerte y por desgracia. Es lo ambiguo del
paso del tiempo. Hoy somos un grupo de ocho personas, más una serie
de amigos y amigas que nos dan una mano y aportan su trabajo de
manera puntual".
* En grupo y EN SOLITARIO: "Haber empezado el camino solista fue una muy
buena decisión que abrió la cancha y descomprimió la dinámica que
llevábamos. Desapareció cierta ansiedad y ahora disfruto muchísimo
el trabajo colectivo. Y una de las cosas más interesantes es que las
características de las dos sendas se van definiendo en la marcha. No
hay preconceptos acerca de cómo debo manejar los dos proyectos. Y se
retroalimentan".
* La voz, ESE INSTRUMENTO: "Aún estoy buscando maneras de decir. Soy
totalmente autodidacta, entonces las cosas las voy encontrando -o
perdiendo- en el camino. Hay un lugar en el cual no soy del todo
consciente de lo que hago, o de la forma en que lo hago. Hay pistas,
y muchas veces las puedo comprender tiempo después".
* La marca de DINO: "Vos lo ves, sólo con su guitarra, y necesariamente no podés dejar de creerle. Dino es de verdad. Es lo que dice y cómo lo dice. Ese misterio. Vientos del sur es un disco imprescindible.
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Seba Santana (SSC) era uno de los tantos incondicionales de Buceo Invisible, de
los primeros tiempos, cuando empezaron a aparecer por salas del
Centro de Montevideo con las canciones de Música
para niños tristes.
Llamado por la melancolía, por los trazos blancos y negros que más tarde se
volverían luminosos, el artista visual enganchó sensibilidades con
los músicos y poetas del colectivo. No tardó en integrarse al
equipo creativo. Desde la portada de Cierro
los ojos y todo respira se
encarga de diseñar carteles, banners y colabora en las decisiones
visuales en
fotografías, shows y videos.
Identidad
BUCEO: "Venimos trabajando, desde hace tiempo, en generar
una identidad visual libre, que no esté regida por tipografías,
paletas de colores u otros elementos canónicos de lo que se entiende
por 'identidad de marca' a nivel publicitario y comunicacional. Lo
que nos preocupa, o me preocupa personalmente, es generar piezas con
el mayor grado de belleza que pueda conseguir, que sean vistas por
los compañeros del grupo como adecuadas y que aporten una dimensión
propia pero complementaria al trabajo musical y poético del grupo.
No busco hacer una traslación al lenguaje gráfico-plástico de las
canciones, sino más bien generar un tipo de imágenes que dejen en
el espectador, en el público, en quien mira, escucha o lee, un
espacio que tendrá que completar con su propia sensibilidad. Es algo
así como decir "este sonido, estas palabras, son Buceo
Invisible... Y esta imagen también. Pero el espacio en el medio, lo
que no se ve ni se escucha, es tuyo".
Otros
COLORES: "Mis primeras elaboraciones para Buceo fueron más
literales, más evidentemente asociables a lo que se entendería por
una estética del grupo. Pero fue Diego, una noche de domingo, en
alguna de las reuniones del grupo, el que me tiró la idea de probar
colores que no fueran los evidentes, los esperables, para la gráfica.
Veníamos de Cierro los ojos y todo respira, que fue un
disco complejo, largo, intenso para todos, y donde la gráfica era
una cosa casi blanco y negro, con un golpe de color muy puntual, pero
una especie de cápsula blanca y negra básica, elemental. De ahí,
de esa propuesta de Diego, vino la resolución en colores primarios
de imprenta para el disco Disfraces para el frío.
Utilicé colores fuertes, brillantes, todos usados de forma pura, lo
que de alguna manera contrastaba con lo que nosotros mismos
esperaríamos de Buceo Invisible en imágenes. Eso nos abrió a
muchas posibilidades de elaboración de imágenes, como para el
trabajo que se hizo en este último disco, El pan de los
locos".
Bocetos de "El pan de los locos". |
El taller de Seba Santana en Valparaíso. |
Compromiso
y AFINIDAD: "En
estos años que estamos trabajando juntos, desde inicios del año
2008, más o menos, se ha ido desarrollando una identidad visual
basada en una profunda afinidad estética y personal con el grupo,
entendida desde una libertad total de trabajo y un compromiso con
cierto aire que une todas las cosas que se hacen desde el nombre de
Buceo Invisible: los discos, las muestras, las canciones, los libros,
los carteles, las pinturas. La afinidad es algo que surgió desde la
primera muestra que vi del grupo, en la Sala Zitarrosa y que luego
fue creciendo con intensidad, sumándose factores de amistad,
especialmente con Diego. Desde esta afinidad, surgen primero las
ganas y luego el compromiso de trabajar con el grupo, aportando en la
dimensión visual, tanto de imágenes como de planteo escenográfico.
En una época, Buceo contó con un grupo de trabajo escenográfico
donde éramos tres personas que proponíamos resoluciones para la
escenografía de las muestras. Este compromiso siempre lo entendí
como el que se da en una relación humana intensa, de amistad o de
amor, donde no hace falta un contrato escrito, firmado y sellado,
sino un conocimiento entre las partes que hacen al vínculo y una
atención a cómo se va desarrollando, un respeto mutuo y un cuidado
de la otra parte y de lo que nos une".
Identidad
VISIBLE: "Si tuviera que fijar la 'identidad visual' de
Buceo en algunos conceptos concretos, cosa siempre enojosa por lo
parcial, positivista y torpe que resulta, podría decir que está en
un camino que incluye las pinturas de Sebastián Vítola, ciertas
fotos de Montevideo que fui sacando cuando tenía veinte años y que
recién ahora encontraron lugar, las aguafuertes de Alberto Durero,
los cuadros de Francis Bacon, la escasez de medios de impresión
nuestra de cada día y las formas de resolverla, los detalles que se
ven desde cualquier ómnibus que recorra cualquier camino o ruta de
Uruguay, cierta economía de recursos gráficos, cierta decisión de
generarle al espectador ese espacio entre sonido e imagen que antes
mencioné, y finalmente, lo que vamos haciendo para las distintas
instancias gráficas y plásticas y cómo lo vemos luego del paso de
un tiempo".
Canciones
de DIEGO: "Lo que
la obra de Diego, como compositor, me produce, es una intensa emoción
estética y humana, y una gran alegría por saber que hay un artista
así, haciendo ese tipo de música y escribiendo esos textos hoy, en
el Montevideo que nos toca vivir a esta generación, de la que muchos
de sus integrantes estamos muy marcados por gente como Eduardo
Darnauchans y su obra. Encuentro en sus canciones ideas, imágenes,
versos y melodías muy cercanas a lo que pienso y siento, y a lo que
entiendo que podrían ser mis trabajos artísticos si en vez del
lenguaje gráfico me hubiese dedicado al lenguaje musical. Trabajar
con él, en sus discos solistas, ha sido también una forma de pensar
y elaborar obras personales propias, buscando como con Buceo
Invisible, que sean una dimensión más de una obra mayor".
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Buceo Invisible en Sondor (por SSC)
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