Tema: 30 años en democracia. Consigna: recolectar actos audiovisuales de artistas y
poetas uruguayos. Objetivo: la creación de un libro en el cruce
entre lo público y lo privado. La artista y curadora Jacqueline Lacasa se encargó de desarrollar este proyecto exprimental que incluye la exhibición de trabajos en Punto de Encuentro y la edición de un libro.
Jacqueline Lacasa no
dudó ante el desafío de proyectar una muestra de arte que se viera
atravesada por el concepto democracia. Armó una plataforma, en
primer término, que privilegiara las miradas colectivas, lo que la
llevó a enfatizar el rol de curadora. Convocó luego a un nutrido
grupo de artistas visuales y poetas. Le pidió, a cada uno, un par de
textos brevísimos, dos archivos de imagen y dos archivos de audio.
En cuanto comenzaron a llegar las respuestas, tuvo la certeza del
acierto de la consigna principal del proyecto, la del título, la de
proponer la reflexión a partir del cruce entre lo público y lo
privado.
"Presentar
un proyecto a los artistas es siempre un desafío", señala Lacasa. "Si bien admiro el trabajo de los que convocados, el
sistema de pensamiento y el lugar crítico desde el que opera cada
uno logró sorprenderme". En ese sentido, la curadora destaca
que los archivos que iba recibiendo, en el aluvión de envíos
-cincuenta y dos en la primera etapa del proyecto-, la llevaron a
trabajar contra el tiempo. La muestra se inauguró en los primeros
días de noviembre, en el espacio Punto de Encuentro. Tiene diversos
niveles de lectura: desde una línea audiovisual que exhibe la
sumatoria de sonidos e imágenes de cada artista y proyecciones en
las paredes del espacio blanco, hasta la corporización de un libro
colectivo, altamente sensible y un tanto neurótico en su
multiplicidad de estímulos. Cada página es un grito, una ideología,
un instante, una voz. En definitiva, la democracia en su estado más
líquido, visceral.
"Esta
no es una muestra en la que uno va y puede admirar una obra y
conmoverse", avisa la curadora. "La propuesta consiste en
hurgar en el mundo de cincuenta y dos personas, estar al tanto de mi
otredad, en donde pueda reflejarme o no. Se habla de lo políticamente
compartido, o no, es decir, desde el “desacuerdo”, como lugar por
excelencia para llegar al diálogo. Y como propone el filosofo
Jacques Ranciére, se pretende llegar a una idea o varias, o no
llegar a ningún lado pero saber que el otro existe en tanto tiene el
poder de pensar".
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¿Qué sorpresas te llevaste como curadora, en el intercambio con otros artistas?La propuesta consistió en invitar artistas visuales y poetas para que crearan dos archivos de voz, dos archivos de audio y dos imágenes, que se vincularan directamente con un acto público y un acto privado de estos treinta años en democracia. Desde ahí, crear un territorio que diera cuenta de esa delgada línea entre lo público y lo privado y que a su vez esta elección se configurase como acto. Hasta que no tuvimos todo el volumen de archivos de los cincuenta y dos artistas, no podía armarse una trama común. Guionar el material con sus contenidos, sus tensiones y hacer una puesta en escena que desarrollara una acción curatorial, fue todo un desafío, porque descentra lo que uno espera del rol curatorial que hacemos todos los días, y aclaro que esto no es una innovación en el mundo pero sí en nuestro medio. Hubo que pensar con mucho cuidado en términos de montaje, con un distanciamiento apropiado, comprendiendo el contenido de las diferentes elaboraciones, para encontrar ejes que permitieran leer la existencia y el impacto de estos actos afectivos, territoriales, conceptuales y corporales, entre otros movimientos.
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"Mi obra es una video-performance que se llama SORDA-La Democracia, realizada en octubre 2015 frente al Club Naval en Carrasco. Me interesó poner el foco en ese pacto secreto que nos 'devolvió' la Democracia. No entiendo por qué no se habla del Pacto del Club Naval, y el video un poco refleja eso: un atardecer ideal en el paisito, pero un día la realidad se nos va a caer encima... Otra cosa importante es que el video se comparte en YouTube y redes sociales, para 'romper' el espacio físico-institucional de la exposición". (Javier Abreu, artista visual)
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Hay
colaboraciones muy intensas y provocativas, como lo propuesto por
Abreu en torno a las cacerolas y el Club Naval, el poema que habla
sobre el miedo de Richieri, el amarillo irritante del vestuario que
utiliza De la Fuente. ¿Qué tipo de guion curatorial se fue
armando?El
armado de todas las voces y los ámbitos fue el desafío que me
emocionó y entendí una vez más la convicción que tengo del poder
del arte como activador experimental. Hay una especie de
representatividad del ser ciudadano en democracia, controvertida y
sumamente crítica, activada en estos actos, que son elegidos por los
artistas, no al azar sino con el poder de elegir. Y esto precisamente
forma parte de la metáfora de este proyecto. El proceso de
internalización de estos materiales, se activa por la interacción
que se produce en cada uno de los archivos y su relación entre sí.
En definitiva, en la mirada sobre el pensamiento de mis colegas y sus
elecciones con respecto a este tema, siento que me acerco a ver lo
que proponen, a sus verdades a sus subjetividades y a pensar en los
mecanismos de "hacer-saber". Y todo esto permite
profundizar en el sentido de nuestras prácticas.
¿Por qué elegiste la democracia como tema?Básicamente estaba trabajando el concepto de “acto”, en su sustancia performática, en relación a las nuevas ciudadanías, por lo que pensé que aplicarlo a la idea de “democracia” era más que interesante. Y así fue. Lo postulamos a la propuesta de la Dirección de Cultura del MEC y de la Cámara de Representantes en torno a la consigna “A 30 años, más democracia”, y fue seleccionado. Este marco me pareció apropiado, y además con el premio se podía pagar la impresión del libro y otros gastos propios de una muestra. También pensé que tal vez pudieran ser verdaderamente analizados por la Cámara de Representantes y los agentes que trabajan apuntando a la gestión de una democracia cultural, con el fin de comprender el pensamiento y la voz fundante de los artistas.
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"El poema "Los desaparecidos" (Acto Público) se me vino enseguida a la mente, pero luego debí pensar en qué imagen podía acompañarlo y fue así que encontré que la foto de Alejandro Persichetti venía muy a propósito, y para mejor terminé por "descubrir" que las cifras del centímetro que me tapa los ojos, ¡van de los 70 a los 80! (...) Ya para el Acto Privado la búsqueda se complicó más, pero la intuición y el andar me ayudaron. Pensé en varias fotos y distintos poemas, tuve elegidos otros, pero al final opté por la foto tomada por Gaby David, en la que se me ve tendida al sol en las rocas del puerto de Piriápolis. En tanto a los audios, opté por grabar con mi voz cada uno de los poemas. Me pareció interesante, por contradicción, el contraste respecto a lo "público" y a lo "privado", porque la imagen que elegí de lo público se da en un ambiente cerrado (teatro), espacio público sí, pero privado también, en la que el sujeto está decididamente expuesto, mostrándose al público, pero siendo otro, y por otro lado la imagen de lo privado se da en un ambiente abierto, en un espacio esta vez sí netamente público, pero en un espacio de intemperie absoluta". (Isabel de la Fuente, poeta)
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¿Esperabas
la marca tan presente de la dictadura en varios de los "actos"
presentados?Sí,
la esperaba. Lo que me sorprendió fue la forma en la que apareció,
porque ya no es solo una memoria que se fija al dolor terrible de la
dictadura que muchos de nosotros vivimos, sino que busca
trascenderlo, sin olvidar. Pero para eso la sociedad uruguaya tuvo
que pasar por procesos muy dolorosos y aun reclama, y es en esta
democracia desde donde reclama. Que la diversidad tenga el compromiso
de ser en los discursos y en los hechos, que los cuerpos puedan
ocupar territorialidades como seres políticos y pensantes, que el
sentido de la sensibilidad de vivir en comunidad sea también un
camino para poner de manifiesto nuestras zonas precarias, los miedos
y al ponerlos en la voz para, tal vez, exorcizarlos. Pero aquí se
produce una acción clara: Actos
públicos – Actos Privados
propone una selección y un compromiso compartido. Ahora habrá que
tomarse el tiempo para profundizar en estos primeros contenidos. Este
es un trabajo de muchas capas.Hay
-por ejemplo- un cierto sesgo urbano, además de ciertos lenguajes
artísticos comunes entre los convocados. ¿Fue un acto deliberado,
desde la convocatoria?De
lo urbano sí estoy convencida, porque es parte de una forma de ver
las cosas en el mundo. No me nace imaginar estas ideas sin la
presencia de lo urbano, porque creo que el entripado social con el
que me siento conmovida está ahí, en esas atmósferas que te
contienen y te dejan también desolada. Y debo reconocer que he
trabajado con artistas que viven en Montevideo, y que puede
entenderse que muchos de ellos tienen una visión urbana.
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"De
la propuesta de trabajar actos públicos y privados lo que más me
atrajo fue lo difuso de los límites entre ambos. De hecho, para el
acto privado elegí la imagen de un oso de peluche que había sido
abandonado junto a un contenedor, o sea algo que ya había encontrado
hace años después de una tormenta en la vía pública. Por el
contrario, para el acto público elegí una imagen de la obra que más
me llamó la atención en el Museo Metropolitano de Nueva York, la
obra Prueba para el ojo inocente, de Mark Tansey, un pintor
norteamericano contemporáneo que reflexiona sobre qué ve la vaca,
si percibe al toro que es una reproducción de una pintura como algo
real y los científicos que realizan la prueba. Algo parecido sentí
respecto a la reflexión del proceso de la democracia en nuestro
país, un poco la sensación de la vaca asistiendo a un experimento,
a un descubrimiento y a la vez el miedo a confundir lo real con lo
representado. Dado que mi terreno son las palabras no me fue difícil
cuajar el abandono del oso de peluche en el poema “Dejar
Montevideo”, ni el desconcierto del experimento de la vaca en el
poema “Prueba para el ojo inocente”, en el que parafraseando a
Onetti propongo que lo que está detrás de nosotros, o sea el
sustento de nuestra democracia son “una vaca, dos vacas, treinta y
tres vacas”. (Adolfo Sarmiento, poeta)
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