historia de un puente en los balcanes


los puentes, como todas las construcciones humanas, tienen su particular mitología. narrar la historia de un puente no parece, sin embargo, una temática de alto interés, salvo que esté ubicado en un paso de frontera, en un sitio en el que además de unir dos márgenes de un río confluyan dos o más culturas y por lo tanto una épica de la que no están exentas los intercambios culturales, las guerras y las pequeñas historias cotidianas.
ivo andric, escritor croata fallecido en belgrado en 1975 y premio nobel de litreratura en 1961, realiza en un puente sobre el drina una extensa crónica de la historia del puente construido por los turcos en visegrad, ciudad que hoy corresponde a territorio bosnio. la elección del puente como tema y protagonista lo lleva a describir en la primera parte de la novela su papel determinante en el desarrollo del comercio y la dominación musulmana en los balcanes, poniendo énfasis en pequeñas historias que tienen altura de leyendas y mitos. así los habitantes de la aldea de visegrad del siglo xvi asisten a la traumática construcción del puente, incluyendo una rebelión de esclavos cristianos que culmina con el cruel empalamiento de uno de sus líderes. y lo que en principio encarnó el bien para los musulmanes (el puente es considerado por ellos como una obra realizada por mandato de dios) y el mal para los cristianos (que lo veían como una oscura trampa para su destino), se convierte con el tiempo en un símbolo de una ciudad que encuentra su identidad en esa fastuosa creación. andric hace pasar los siglos a través de anécdotas que tienen que ver con la relación entre las tres comunidades predominantes (cristianos, musulmanes y judíos), quienes son capaces de aniquilarse en los momentos trágicos pero que durante largos tiempos de paz conviven en un agradable cosmopolitismo campesino. un ejemplo de esto último corresponde al auge comercial de la ciudad debido al puente o en momentos trágicos que les concierne a todos los habitantes de visegrad como lo son las fatídicas inundaciones del drina que se suceden cada tanto tiempo. en la segunda parte de la novela, ya en el siglo xix y comienzos del siglo xx, andric da cuenta del declive musulmán, primero ante la dominación austríaca (de la que ninguna comunidad de la ciudad se ve favorecida), y luego por el auge del nacionalismo serbio que conducirá a un cambio radical para el destino de los habitantes de visegrad.
más allá de la habilidad para recrear diferentes momentos históricos, andric logra entrometerse en los asuntos privados de los visegradeses (siempre en torno al puente), por lo que la lectura se hace muy atractiva al desplegarse pequeñas y coloridas anécdotas de personajes que poco tienen de héroes y que viven sus rutinas casi siempre al margen de la gran historia. un puente sobre el drina está también más allá de complacencias con determinados nacionalismos (mal del que peca por ejemplo la notable película underground de emir kusturica) y es una buena manera de acercarse al eterno drama de los balcanes: un mundo de tribus con identidades culturales tal vez excesivamente marcadas. una más que bienvenida reedición.

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