desaparecer en el discurso

El título de la nueva creación de Florencia Martinelli rompe a los ojos. “Negarlo todo” (*) suena a punk, a grito primario, a despegarse de identificaciones prejuiciadas. Esto hace que lo primero que salte en una conversación con Florencia Martinelli, cuando nos dispusimos saber un poco más sobre este “concierto de un solo tema” (así es el subtítulo), acompañado de una gráfica minimalista y un largo texto enumerativo de negaciones (“Yo no soy artista, Yo no soy palabra, Yo no soy lo que significa...”), sea conocer algo sobre el punto de partida, o más exactamente de la íntima relación entre la sentencia del título y el proceso de creación del propio espectáculo. La respuesta es precisamente el propio “work in progress”, porque en realidad el proyecto se llamó en sus inicios “Darlo todo”, debido a que Martinelli buscaba seguir la línea de la “trilogía de la insistencia”. Pero algo no salió como ella quería, o bien derivó en otra cosa.

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Entonces, en un principio, se llamaba Darlo todo...
Florencia Martinelli: Si bien ya venía en este proceso de tomar algo de la obra anterior y quedarme allí, para expandirlo, para sacarle otro jugo posible y generar otra creación, pasó que justamente empecé por una acción que está en Bordeando lo imposible, lo de decir “Yo no soy”, que sale de la intención de "desaparecer en el discurso", y el asunto fue que a ese discurso le agregué naturalmente una línea muy simple de bajo y luego le sumamos la batería, y ahí nos quedamos... No pudimos pasar a otra cosa, ni abrir nada más que ese discurso insistente. Entonces pasó un tiempo a llamarse así, “Yo no soy”, e incluso fue presentada en el Teatro Pradillo de Madrid en formato residencia, en enero de este año. Y finalmente, acá en Montevideo, ya en la última etapa del proceso, pasó a llamarse “Negarlo todo”, problematizando el “Darlo todo” inicial.

Bajo y batería es un formato altamente físico, que lo utilizan algunas formaciones de rock experimental. ¿Qué les dio ese formato para trabajar desde el cuerpo y la escena?
F.M.:
Antes que nada, no nos consideramos músicos. No tenemos esos saberes incorporados ni nos desenvolvemos allí fácilmente, pero eso poco que sabemos o podemos sostener nos da la plataforma que necesitamos para esta obra. Creo que Santiago, si bien toca en Mux, también piensa eso. Lo que hacemos lo pensamos desde la escena y lo poco que hacemos a nivel musical es también insistir en una base bastante vigorosa que sostiene o no un discurso donde nos negamos. Nos negamos a nosotros mismos y a nuestra identidad. Negamos lo que somos y también lo que no somos. Sentimos el poder de decir lo que nos pega, lo que nos contiene, nos abruma, nos harta y nos hace pensar.

¿Qué significa este trabajo en tus búsquedas artísticas?
F.M.: Poder detenerme en alguna acción escénica y escarbar en ella, reconocerle su posibilidad de expansión, detenerme y confiar que eso y sólo eso puede ser "obra", y que esa insistencia me va mostrando caminos donde la dramaturgia de esa cosa es posible y donde la danza está presente.

¿Qué influencias reconocés y son esenciales en este concierto escénico?
F.M.: Soy pésima reconociendo influencias... La más importante es la de mis colegas con las que he trabajado, empezando por Ainhoa Hernández, que fue quien me contestó en un ensayo ante mi pedido que despareciera en su discurso con su “Yo no soy”. Luego la de todos lo que trabajan conmigo ahora: Vera Garat, Santiago Rodríguez Tricot y Natalia Viroga, así como Leticia Sckryky, Julián Pacomio y Alina Folini. Santiago, por ejemplo, nos pasó el Stop Making Sense, de Talking Heads, cuando ya estábamos con la cosa entre manos.

(*) Negarlo todo se estrena en Sala Zavala Muniz en junio de 2019. Funciones los días 11, 12 y 13. Dirección: Florencia Martinelli.



((artículo publicado en CarasyCaretas, 06/2019))

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