La
aparición de nuevos creyentes en una comunidad es reveladora de un
fuerte sustrato religioso. Si a esta certeza se suma el trajinar de
asociaciones -en este caso musicales- con nombres tan cargados como
Los Druídas (el super grupo de Mandrake) y Los Espíritus (la banda
más ácida salida de la Argentina), era cuestión de tiempo que en
el under del Río de la Plata se diera a conocer un disco llamado El
sonido bendito. Sus autores se hacen llamar públicamente Los
Nuevos Creyentes y hay evidencias de grabaciones fechadas en el año
2015, año que registraron las primeras maquetas de canciones como
“Hoy no encuentro a mi mente”, sicodelia con buenas dosis de
sonido western. Hay ritual rock en LNC. Hay lisergia. Hay garage. Hay
comunión con la religiosidad de los sesenta, con la música como
viaje peligroso, en una línea que pasa por los Días de Blues, por
el punk visceral de los Eléctricos, por las macumbas de HPLE y por
tantas buenas historias que se suelen escribir en los márgenes.
Matías
Singer, voz y guitarra de Los Nuevos Creyentes, es el portavoz del
grupo. Dice que la música tiene un lugar casi religioso en su vida:
“La música y la mística tienen mucho que ver, y van casi
siempre de la mano. Las canciones religiosas, como los ícaros, o
como los himnos, tienen poder intrínseco, se interpretan para
conmover y llegar a un lugar con el sentimiento; ahí esta la
analogía con nuestra banda, y eso es lo que buscamos: el poder de la
música. La música está llena de misterio y a nosotros nos encanta
la música”.
La
voz de Singer es rasposa, un tanto endiablada, y aparece en las zonas
brumosas de las canciones para decir cosas como “se dejó estar/ y
se perdió/ conmigo ya no está”, o “bien sabés que hago todo
mal/ bien sabés que no va a funcionar/ bien sabés que a mí me da
igual”. Y cuando la voz se va, deja paso, siempre incontenible, a
un muro de guitarras distorsionadas, teclados farfisa y coros que
dicen “no hay control” y frases más o menos inteligibles. Los
Nuevos Creyentes saben subir y bajar. Tienen la química apropiada
para estallar en el escenario. No hay trascendencia. Hay juego. Y ese
juego se llama rock físico. Se llama, vaya denominación, "sonido
bendito".
***
¿Cómo
fueron encontrando el sonido de Los Nuevos Creyentes, en esta esquina
del tiempo y en Uruguay?
Matías
Singer: Lo encontramos escuchando punk rock y después yendo
hacia atrás en el tiempo. Ser adolescente va bien con la música, y
si tenés las suerte de encontrarte con ese tipo de cultura en el
camino tenés grandes chances de convertirte en un melómano. Eso se
da porque el punk es un estilo de música que tiene mucho que ver con
la actitud, y cuando relacionás a la música con algo como la
actitud que vas a tener frente a las cosas, le terminás dando un
lugar existencial, o político. Entonces la música ya no es solo un
entretenimiento para vos. Cuando pasás a la vida adulta y la
rebeldía queda atrás, la música sigue ocupando ese lugar de
identidad casi espiritual, y cuando te das cuenta que eso es muy
importante en tu vida, pasás a experimentarla de otra manera, y a
experimentar con la música, y a investigar la música, y eso tiene
mucho que ver con lo lisérgico.
Más
allá de la cercanía con la psicodelia se nota en ustedes un cuidado
por defender y potenciar el formato canción. ¿Qué decisiones toman
al componer y arreglar los temas que van saliendo?
M.S.:
Nuestra psicodelia tiene que ver más con la textura, y sobre todo
con nuestro sonido, pero el formato es de canción. A veces tenemos
introducciones largas antes de empezar a cantar, que cuando estás
tocando la cabeza medio que queda en un loop... Eso tiene cierto
condimento narcótico. Sí, te diría que la psicodelia esta en
función de la canción, pero eso puede cambiar, no es una condición.
Le buscamos el sentido y el sentimiento a la canción; si la tocamos
y no nos pasa nada se la deja de lado. Si a alguien de la banda no le
gusta una canción, aunque sea solo uno de nosotros, tarde o temprano
ese tema muere.
"Cuando
camino/ al camino yo lo hago mío", cantás en una de las
canciones de El sonido bendito. ¿Es una
declaración de principios?
M.S.:
Sí que es una declaración de principios; y sí tratamos de
diferenciarnos, pero no esforzándonos por ser distintos, sino por
ser sinceros con lo que este grupo humano puede dar en materia
musical. Tiene que ver con ser fiel a uno, con bendecirse de alguna
manera. Las letras tienen un valor importante para nosotros. Si bien
son simples, tienen trabajo atrás para que sean simples, y no
aburridas, y para que vayan con sentimiento para poder cantar con
ganas.
¿Qué
implica para ustedes la salida del disco en formato vinilo?
M.S.:
Para nosotros es un sueño cumplido. Es un orgullo y es gasolina
espiritual para seguir andando. Estamos muy agradecidos con Little
Butterfly. La apuesta es poder seguir trabajando y creciendo juntos.
Ojalá nos vaya bien, ya que ambas partes trabajamos con pila de amor
y dedicación.
((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 10/2018))
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