Una
de las escenas de Respirar señala con gran acierto el dilema
que vive Julia desde que se sabe embarazada. Esa escena parece
cruzarse con la película Mi amiga del parque, la
de Ana Katz y guion de Inés Bortagaray. Julia sale a despejarse, a
caminar sola. Llega a un parque y se acerca al carro de un bebé que
llora y sin pensarlo, intempestivamente, lo toma en brazos. A unos
pocos metros la madre advierte la extraña situación y rápidamente
recupera a su hijo. Todo en silencio. No hay palabras, solo el relato
de la acción impulsiva y perturbada de alguien que no encuentra la
mejor solución a su problema, que vive días intensos, ahogada.
Todo
empieza para Julia con la noticia del embarazo, en plena crisis de
pareja, y su deriva emocional trata de contener toda posibilidad de
estallido. Trata de resolver por ella misma. Deja a sus 'hombres'
afuera: a su ex, a su padre. No hay madre. No hay amigas más que
para intentar una salida laboral rápida. Toma decisiones. No sabe si
se acierta o se equivoca. Se deprime. Se ahoga. Miente. Se miente.
Trata de zafar. Tirar algunas pastillas no le da el resultado
inconsciente que busca. La pérdida llega igual. Planea fantasías y
todo sale mal. Lo que está viviendo no será una herida más en su
vida. Lo sabe. Se ahoga. Bucea.
El
guion del director Javier Palleiro, con la colaboración en la
escritura de Guillermo Rocamora (autor de la película Solo),
apunta a lo emocional, a los pequeños gestos, a las acciones
mínimas, a un tono documental aunque se trata de ficción. Las
palabras son pocas, las necesarias. El centro de todo es Julia, en
notable composición de María Canale, quien en su andar por la
ciudad y en sus movimientos cotidianos, y en la relación sobria y
evasiva con los otros, transmite una energía poderosa que recuerda a
Valerie Kaprinsky en La mujer pública.
"Lo que más me empuja, como director, son las historias de
personas reales, porque me dan la tranquilidad de saber que estoy
construyendo una historia y un personaje que puede existir",
dice Palleiro. "A Julia siempre la sentí muy real. Es alguien a
quien me parece que conozco".
Un
embarazo interrumpido
Respirar
toca un tema que no pasa inadvertido, que es precisamente el
embarazo, la decisión de interrumpirlo, por lo que es necesario
hacer un desvío a las implicancias que se generan tanto en el
tratamiento que eligen Palleiro y Rocamora como en la recepción que
ha tenido en su estreno en Uruguay y Argentina. Como se sabe, hay
fuertes diferencias entre la legislación de ambos países. La ley de
despenalización del aborto, en Uruguay, donde transcurre la historia
de Respirar, permite
que todo el problema se resuelva o tenga como escenario la
posibilidad de un aborto legal y que Julia tenga un apoyo médico a
sus decisiones. De esta manera, plantea una posibilidad que está
vedada en la otra orilla, por lo que la exhibición de Respirar
en Argentina incluye un caracter
de algún modo reivindicativo.
Todo
esto toca muy de cerca a María Canale, aunque ella deje en claro -y
le sobran razones- que el tema del aborto no es central a la
película, sino que es una herramienta narrativa más de una aventura
cinematográfica que no pretenderse reducirse a un tema ni mucho
menos promocionarse solo en un sentido en particular. "Creo que
en Argentina sirve mucho ver, aunque sea a través de una ficción,
cómo es llevar adelante una interrupción voluntaria del embarazo
fuera de la clandestinidad", dice la actriz. "En Respirar
se ve cómo es posible ir a abortar con contención del Estado y de
la salud pública, sin el fantasma de la ilegalidad en la espalda y
sin el desmesurado esfuerzo económico y peligro sanitario que
implica abortar en la clandestinidad".
El
director Palleiro no esconde sentirse un poco sorprendido por la
relevancia pública que ha tenido el tratamiento del tema del aborto
en la película. "En las dos orillas, fue mucho más relevante
de lo que pensábamos con Rocamora a la hora de escribir. Sin
embargo, es cierto que desde Argentina vieron a la película como una
herramienta para poder proyectar un posible futuro, en donde el
aborto no es un “paseo” aunque haya una ley que lo permita, sino
que sigue siendo un tema complejo y de difícil decisión. Todas las
entrevistas en Argentina pasaban en algún momento por ahí. En
Uruguay, el mismo tema, tomó un abordaje diferente. Las
observaciones pasaron por la burocracia e incomodidad generadas por
el sistema a la hora de plantearse interrumpir un embarazo".
Los
días de Julia
Respirar,
como se dijo, es una suerte de ensayo sobre el difícil momento que
vive Julia, y otra vez se puede emparentar esta historia con la de Mi
amiga del parque, al ser dos
películas que resultan tratamientos serios, muy bien investigados
desde el guion y la composición del personaje, vinculados a la
maternidad, a dilemas del embarazo y en el caso de la película de
Katz-Bortagaray del posparto.
Una
gran diferencia es que el guion de Respirar lo
escribe un hombre, el propio Palleiro, en dupla con Rocamora. Es un
relato además que no busca distanciarse, ni plantear una mirada
masculina, sino todo lo contrario. "Por el momento, es el
único modo que tengo para contar historias", explica el
director. "Me sucede lo mismo cuando escribo un cuento; tengo la
necesidad de encontrar el punto de vista de un personaje y centrarme
en él, y escribir como si fuera él. Este estilo me permite además
profundizar en un ser, en sus sentimientos más profundos, ponerme en
la piel del personaje".
J.P.:
Me encontré con muchas dificultades. La primera fue desarrollar un
personaje que camina por la cornisa todo el tiempo. No está
rematadamente loca, pero tampoco podría decirse que es una mujer
cuerda del todo. El trabajo de guion lo realizamos junto con
Rocamora, lo que ayudó mucho para debatir puntos de vista. El modo
que siempre encontramos para que el personaje resulte real, es
basarnos en personas que conocemos. La mayoría de las cosas que hace
Julia, se las vimos hacer a alguien. Con respecto a lo femenino,
charlamos con varias mujeres del equipo, y con mujeres que habían
pasado por el proceso de interrumpir su embarazo o de tener un hijo
sin mucha contención, para darle forma al personaje, y sobre todo
con María, que le puso su alma a Julia.
¿Cuánto
ayudó María en la construcción del personaje de Julia?
J.P.:
María ayudó muchísimo en la construcción de Julia. Al haber
pasado por un proceso largo, pudimos conversar mucho sobre el
personaje. Nos juntábamos cada tanto a conversar sobre sus
reacciones, sus motivaciones, sus impulsos. Conocimos a personas que
tenían algunos rasgos a observar. Le presenté a algunos conocidos
que habían inspirado a Julia anónimamente. Es curioso el hecho de
que María es una persona muy diferente a Julia, sin embargo, durante
el rodaje se transformó. Andaba con el ceño fruncido, la boca
abierta y mucho menos sonriente de lo normal. Eso también me ayudaba
a mí para aterrizar las escenas.
¿Cómo
fueron, para vos María, los días del rodaje? ¿Qué tuvo de
especial que la película se rodara en Montevideo?
M.C.:
Los días de rodaje fueron intensos, fríos y se disfrutaron mucho.
Había un clima muy familiar y agradable de trabajo, de mucho
compañerismo y contención. Para mí estuvo buenísimo rodar en
Montevideo, porque pude hacer un paréntesis real de las cosas de la
vida cotidiana de cuando estás filmando en casa y me pude concentrar
mucho mejor, sin dispersarme en trámites y reuniones sociales.
Estuve a plena disposición de la filmación y creo que eso me ayudó
mucho a estar inmersa en el mundo y la sensibilidad de Julia.
¿Cómo
se filma la angustia? ¿Desde qué lugar se filma la crisis que vive
una mujer como Julia?
J.P.:
En preproducción hicimos un trabajo con Culaca, el director de
fotografía, en el que desglosamos qué planos tenían la perspectiva
de Julia y los que no. Con esto no me refiero a ver lo que ve ella,
sino a sentir el mundo cómo lo siente ella. A nivel visual, muchas
veces implica verla desde muy cerca, o ver su entorno de un modo no
tan objetivo, sino con algo de distorsión.
((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 05/2018))
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