Desde hace años llegan noticias del reconocimiento que ha
obtenido en Nueva York la coreógrafa uruguaya Luciana Achugar. Dos
de sus trabajos, enmarcados en lenguajes contemporáneos de
experimentación, conforman un programa de alto interés en la Zavala
Muniz.
En diciembre de 2004, hace apenas cinco años, Luciana Achugar
estrenó en Nueva York la coreografía A Super Natural Return to
Love. El reconocimiento crítico que obtuvo con esta obra le
permitió seguir investigando y desarrollando varios espectáculos
entre los que se cuentan Franny & Zooey y The Sublime
is Us. Actualmente prepara Puro deseo, que tiene fecha de
estreno prevista en mayo de 2010 en una de las principales salas de
arte de la Gran Manzana, The Kitchen, ubicada en la movida zona de
Chelsea.
Si algo faltaba en la carrera de Achugar era la posibilidad de
mostrar sus creaciones en una sala montevideana, lo que se concreta
en este mes de diciembre en un ciclo de funciones en la Zavala Muniz.
De Nueva York a su ciudad natal, en una empresa que contó con el
apoyo de la bailarina Tamara Cubas y de Gerardo Grieco, director del
Solís. Cuenta la coreógrafa que Cubas estaba muy interesada –en
un principio– en estrenar la obra A Super Natural Return to
Love, y que luego vieron que presentar también Franny &
Zooey era un muy buen complemento para una noche, porque es una
obra más reciente y porque ambas son de menos de una hora. “Es una
especie de presentación de lo que yo vengo haciendo en Nueva York en
estos años”, dice Achugar.
***
¿Cómo fue el armado de A Super Natural Return to Love con
un quinteto de bailarinas uruguayas?
El armado y el montaje se ha dado de manera muy eficiente, ya que las
bailarinas son todas muy competentes y de un muy buen nivel
profesional. Este proceso viene siendo muy pero muy gratificante para
mí, ya que he vivido instancias de estar ensayando con estas
bailarinas pero nunca había estado compartiendo con ellas mi
trabajo. Es un gran placer poder reencontrarme con mis colegas
uruguayas y sentir que tenemos muchísimo en común. Yo siento un
gran respeto por ellas y siento que es un honor que hayan querido
dejar sus propios proyectos por un momento y abordar lo que es mi
propuesta en la danza.
¿Qué significan en tu obra las dos coreografías que estarás
presentando y cómo te sentís al poder representarlas en Uruguay?
La primera obra, A Super Natural Return to Love, es del 2004 y
representa el comienzo de un modo de trabajar y un estilo que he
venido desarrollando desde hace seis años. Esa obra marcó el
momento en el que decidí muy claramente qué era lo que yo quería
comunicarle al público con mi obra; en ella hay implícita una
especie de "manifiesto de arte". Por eso, creo que es
fundamental poder mostrar esta obra acá, aunque ya sea de hace cinco
años. Por otro lado, esta obra está muy influenciada por mi
infancia y el haberme criado como hija de exiliados uruguayos. La
segunda obra, Franny & Zooey, es del 2007 y, por lo tanto,
mucho más reciente; por eso, y porque plantea más preguntas que la
primera obra acerca de lo que es un espectáculo y el momento
compartido entre performer y público, creo que es muy importante que
se logre ver dos modos muy distintos de abordar lo que es un
espectáculo de danza. De ese modo, se podrá ver un espectro más
amplio de lo que es mi obra.
¿En qué lugar colocás al público en tus espectáculos?
Yo busco siempre, con mi obra, colocar al público lo más posible
dentro de la experiencia del espectáculo. Es decir que intento hacer
"sentir" la experiencia de la danza al público y no sólo
verla como se puede ver una televisión. En parte, porque creo que lo
que hace a la danza y el teatro artes sumamente especiales e
importantes, hoy en día, con el mundo virtual y nivel tan HD de
películas, más que nunca, es el hecho de que son en vivo, y por eso
mismo creo que hay que recalcar muy enfáticamente ese aspecto de
este medio, que suele ser tan malentendido. En mi última obra, The
Sublime is Us, por ejemplo, puse al público en frente a un
espejo, y toda la obra transcurre con ellos viéndonos a nosotros,
los bailarines, a través del espejo y simultáneamente viéndose a
sí mismos.
Es de alguna manera una forma de interpelar al público...
Es un aspecto muy importante de mi obra, ya que estoy permanentemente
recordando al público de su rol como voyeur; en las obras hay
una constante conciencia de ser visto de parte del bailarín y un
devolver la mirada al público. Pero también me importa la idea del
espectáculo como ritual compartido entre público y performer. Como
una especie de homenaje al momento compartido y al histórico ritual
del teatro en nuestra civilización.
¿Cómo ves la escena montevideana de danza contemporánea en
cuanto a su potencialidad y a la calidad de sus espectáculos?
Hace ya un tiempo que no veo una obra de danza contemporánea en
Montevideo. Sin embargo, por lo que he visto hace unos años, por lo
que he visto a través de Internet y por las conversaciones con gente
de danza de acá, creo que ha habido un crecimiento increíble en la
diversidad de voces y propuestas. Hay una sensación de crecimiento y
de potencial para más que inspira mucho. Además, hay un nivel muy
alto; no siento que estén "detrás" por ser un país
chico. Creo que esa idea de que todo ocurre en el "centro"
–en una ciudad cosmopolita como Nueva York, por ejemplo– y nada
en la periferia es una idea vieja y que no corresponde a la realidad
del mundo de hoy.
En estos meses estás armando Puro deseo, un nuevo
espectáculo que estrenarás en The Kitchen en mayo de 2010. ¿Cómo
va ese proceso?
Puro deseo está marcando un cambio en mi obra porque no voy a
hacerlo con el grupo de mujeres como lo vengo haciendo desde hace
años. Estoy en este momento, digamos, "en pañales" en el
proceso de la obra. Tengo muchas ideas y algo de material. Por ahora,
me he pasado estos últimos tres meses improvisando mucho, más que
nada lo cual tiene que ver con la obra, pues estoy proponiéndome
crear algo que mantenga en el producto o resultado ese momento
inicial de la inspiración o sublimación del deseo a la creación.
Dos coreografías
Un retorno al amor súper natural y necesario y Franny &
Zooey son las dos coreografías que presenta la bailarina y
directora Luciana Achugar este mes en la Zavala Muniz. En la primera
de ellas, con música de Gary Greenblatt y Pierre de Gaillande,
bailan Andrea Arobba, Florencia Martinelli, Paula Giuria, Carolina
Besuievsky y Tamara Cubas. Las cinco bailarinas toman el escenario
con una misión clara: enfrentar “la mirada” del público y
reapropiarse de ella para crear un ritual de liberación y
transformación a un estado salvaje utópico. Franny & Zooey,
en cambio, es un trabajo en video que nace a partir del desafío de
crear una obra que no sea nada más que el compartir con el público
el proceso creativo mismo de la obra.
1 comment:
Que grande! Estaria lindo que traiga alguna obra a Chile tambien :)
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