Antes
de irse a México, donde es residente temporaria desde hace más de
un lustro, Mint Parker tenía otra identidad y su territorio creativo
se limitaba al rock de banda. Se hacía llamar Laura Romero;
componía, cantaba y tocaba la guitarra en Vendetta, y llegó a
formar parte de la penúltima integración de La Trampa. Pero un poco
antes hacer las valijas al DF fue que se lanzó a otro viaje, en una
singular epifanía retro que incluyó cambio de nombre y la edición
de un disco solista con influencias de jazz manouche y rastros de
bolero y del rock clásico más romanticón y chicloso.
En
la gestación de ¡Badaboom!
tuvo
mucho que ver una formación musical abierta, un recorrido en la
Orquesta Juvenil del Sodre, y sobre todo las ganas de cantar con más
espacio y sin tener que estar siempre peleando con la voz arriba de una base
eléctrica. También tuvo que ver Max Capote, como productor y como
defensor del poder de la canción hasta las últimas consecuencias.
"Igual no me gustabas", "La cuerda", ese tipo de
canciones son las que empezó a entonar Mint Parker. También una
versión de "Polvo de estrellas" que cada tanto alguien
redescubre en Youtube y se viraliza. La acompañaban los Mentals. Le fue muy bien.
Sacó un disco elogiado por la crítica. Pero se fue a Méxito, y esto de las
migraciones tiene la contra de 'no estar' en ningún lado y la dificultad para
afirmar una 'carrera' que le había empezado a sonreír en
Montevideo se hizo más grande.
El
segundo disco de Mint Parker más tarde de lo
deseado. Tuvo contratiempos determinados por la intemperie. No está
la sabiduría de Max Capote, no le fue fácil armar una banda sólida,
no encontró algunas soluciones a ciertos problemas de producción.
Todo eso es cierto, y de alguna manera se deja notar en cierto aire a
'demo' que tiene Mala
en
su registro sonoro. Pero están las canciones, que son muy buenas, y
están las ganas de cantar, de poner la voz peleadora, ahora sin
máscaras, conjugando a la perfección su viaje abolerado y su viaje
mexicano, que en un principio no fueron lo mismo pero finalmente
coinciden y refuerzan la identidad creativa. Mint Parker es la más auténtica de las voces de Laura
Romero, y si en ¡Badaboom!
se
podía advertir cierto gesto paródico, de personaje, que asomaba
como posible debilidad, en Mala
desaparecen las máscaras y los maquillajes retro para asomar una
cantante auténtica y que entre tantas idas y vueltas sabe entonar el
dolor, el desamor, un humor bien afilado y también oportunas alegrías.
((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 07/2018))
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