La primera vez que
Sergio Porro vio a la modelo alternativa Berenice fue en las redes
sociales. Le impactó su imagen: el tipo físico, el estilo, los
tatuajes. Terminó de convencerse cuando visitó la página Suicide
Girls, una plataforma que publica fotografías de modelos de perfil
rockero, gótico o punk. Era ella. Tuvo la certeza de que necesitaba
integrar a Berenice a futuras pinturas, tal vez a una serie. "Su
imagen tenía mucho en común con lo que venía investigando sobre el
cosplay muñecas japonesas", explica el artista.
El paso siguiente fue
contactar a Berenice y proponerle que hiciera de modelo para sus
obras. Lo hizo. "Ella estuvo de acuerdo y comencé el proceso de
la serie sacándole fotos en su casa. Tenía
una cierta idea de
temas en mi cabeza, figuras clásicas, de la mitología griega. Esos
temas sugerían determinadas posturas y vestimentas, de modo que
preparé una serie de fotos con una cámara turística y las usé
como base para los cuadros".
El resultado es la
serie Pinturas, que puede
verse en una sala del Museo Blanes. El curador Fernando López Lage
subraya lo enérgico de la paleta de colores que utiliza Porro y el
carácter neo-pop de la iconografía, que al mismo que continúa los
temas habituales del pintor, esta vez con el agregado de una modelo
humana, profundiza su tono irónico y político. "La cultura pop
es cautivadora, de otro modo no funcionaría, no tendría el éxito
que tiene masivamente. Yo trato de apoderarme de esa
seducción, como una fagocitación al revés, para generar preguntas
que surgen de la seducción que esas imágenes ejercen sobre mí".
En
varios de los retratos de la serie protagonizada por la modelo
Berenice, el artista mezcla, de manera sutil, las figuras clásicas
de Danae y Leda, de la mitología griega, con imágenes de la
cultura chatarra. "El modo de pintar contempla una cierta
ortodoxia en el manejo del claroscuro, de la luz", asegura. "Me
interesa la estética de escenas bucólicas pintadas, tan del gusto
de señora mayor de clase media. Me interesa lo kistch, la luz de un
horizonte renancentista en un jarrón de
videojuego Mario Bros".
Es la primera vez que
Porro utiliza una modelo "real". Fue una decisión
meditada, que el artista necesitaba experimentar, una vuelta de
tuerca que implica moverse en la frontera entre lo real y lo
fantástico. "Después de la serie de los manga y animés,
empece a usar muñecas muy humanizadas, con un perfil
gótico-punk. Llegué a hacer algunos experimentos con imágenes de
cosplays, que nunca mostré. Creo que esas experimentaciones fueron
las que me llevaron hasta esta última serie con Berenice. Necesitaba
experimentar lo que pasaría si en lugar de humanizar personajes de
fantasía, lo hacía al revés. Creo que viene un poco por ahí... El
hecho de que su imagen circule en las redes, en sitios web, la sitúa
en un borde que me parece
interesante, entre lo anónimo, lo personal y lo masivo. Ella
funciona como una metáfora".
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