Entre la multitud de
dvds musicales que se ofrecen en el mercado -un raro fenómeno, en
tanto anacrónico, si se piensa que el formato ha sido desplazado
absolutamente por plataformas como Youtube y Vimeo- hay pocos, muy
pocos, que se salgan del concepto "show en vivo". Son
contados con los dedos de la mano, en la escena musical uruguaya, los
artistas que hayan apostado, por ejemplo, al registro documental.
Entre los ejemplos más destacables se cuenta el Normalmente
anormal, excelente trabajo de
Agustín Ferrando que retrata de manera entrañable a la banda de
rock La Vela Puerca. También transitaron, y apoyaron este camino,
con resultados diversos, otros grupos musicales como Notevagustar y La
Tabaré.
No
hay mucha cosa tampoco que circule fuera de la edición en dvd,
descontando la profusión del formato epk, que apenas cumple con la
finalidad comercial de ser una herramienta de promoción con tomas de
backstage, palabras sueltas y una edición clipera para que todo sea
rápido y entretenido.
El espacio para documentar queda generalmente
en manos de aspirantes a cineastas o periodistas ávidos de
investigar, sin mayor apoyo de fondos ni tampoco de sellos ni de los
propios artistas, ni mucho menos de canales de televisión. La gran
excepción a la regla vendría a ser la serie Historia de
la música popular uruguaya,
realizada por Juan Pellicer. O ejemplos más lejanos como la película
murguera La Matiné,
de Sebastián Bednarik, o la
taquillera Hit. Se
sabe de algunos proyectos en realización, de otros que quedaron
truncos. Y se tiene la certeza, asimismo, de que el formato
documental, que exceda el recurso de la entrevista, es casi
inexistente.
Documental
hardcore
Toca rápido o
muere, firmado por Ramiro
Cabrera, aparece como un documental tan inesperado como
imprescindible. Editado en dvd, tiene la particularidad de retratar a
una escena musical de la que poco se sabe, que transcurre y se
desarrolla más o menos invisible, en pequeños pubs y clubes de
Montevideo y con vasos comunicantes muy fluidos con Buenos Aires. El
foco está puesto en Setiembreonce, banda de hardcore punk, a la que
el documentalista sigue en varios toques en vivo, entrevistando a sus
integrantes, pero también a su entorno y a toda una escena que,
entre músicos, seguidores y editores de sellos independientes,
muestra una gran vitalidad.
Uno
de los mayores aciertos del documental Toca rápido o muere
reside en mostrar el "vivo"
de Setiembreonce y de otras bandas. La cámara está metida ahí
adentro, en el pogo, retratando cuánto de físico y de trance hay en
la performance hardcore, cuánto hay de horizontal alrededor de un
género musical donde los sonidos ofician de signo identitario, de
pócima para provocar el ritual. El hardcore punk es acción de
catarsis, de liberación; es también acción política y un hecho
musical en el que tocar y decir rápido son tan esenciales como estar
ahí, en la verdad de la performance.
El
director del documental siempre tuvo muy claro la importancia del
ritual en el hardcore. "Es ahí donde aparece, si se
quiere, una cierta verdad de la música", dice Cabrera. "Diego
Irigoyen -guitarrista de Malas Influencias, Disidencia, Pirexia,
Setiembreonce, Rogue State, y uno de los protagonistas de Toca
rápido o muere- me confesó en una profunda charla, luego de
apagar las cámaras, que para él grabar discos era simplemente un
acto de registro. Y nada más. Qué para él las bandas, la música,
existen de verdad en la ejecución en vivo de la canción".
En busca de la
historia
La inspiración que
tuvo Ramiro Cabrera se relaciona directamente con el aniversario de
los treinta años del punk, en 2007, cuando comenzaron a surgir y a
circular un montón de películas documentales sobre la temática
alrededor de todo el mundo. Entre tantas películas que vio, la que
más le llamó la atención fue Instrument, de Jem Cohen,
sobre la banda Fugazi. "Es un documental que lo terminás de ver
y, más que ganas de armar una banda, te dan ganas de salir, filmar,
y hacer un documental". Eso fue lo que hizo. No tardó mucho en
saber a qué banda quería seguir: "Elegí a Setiembreonce por
tratarse de una banda local con muchos años de ruedo, con un en vivo
aplanador, y porque cuenta con unas letras que merecen leerse en
primer plano y un vocalista con excelente dicción para el género".
Toca rápido o muere
excede, casi sin proponérselo,
la premisa de contar la historia de una banda. En el hardcore, todo
se enlaza bastante más que en otros géneros del rock. Bandas,
público y editores conforman una particular cofradía que
está más allá de las fronteras nacionales. Eso es también parte
de la historia que cuenta Cabrera en el documental.
Si bien trabajó en
base a un diseño de guión muy definido y entrevistados bastante
estudiados, en el correr del rodaje fue advirtiendo que que todo
estaba conectado por sí mismo. "En la cultura del hardcore
punk, los hechos están trazados por afinidades, por el concepto de
ayuda mutua, por dinámicas colaborativas", explica el
realizador. "Es un movimiento minoritario pero internacional, lo
que hace posible cosas como giras continentales o magníficas
coediciones de sellos, que de otra manera, y renunciando a ciertas
lógicas del mainstream, serían casi imposibles. Todo esto hace que
se generen amistades muy fuertes entre bandas y personas de los más
recónditos rincones, y que el intercambio de influencias sea
colosal".
Rock revoltoso
"Lo que hacemos
podría denominarse thrashcore, pero también coqueteamos con un
sonido más rocanrolero, que es lo que le da el sello particular al
grupo. Es como si hicieras un licuado de Anthrax, Turbonegro y Víctor
Jara", dice Martín Badalá, cantante de Setiembreonce, cuando
se le apura por una definición de la banda. Setiembreonce se formó
en el año 2003, en el garage de la casa del baterista Diego Pérez.
Entre los integrantes fundadores se cuentan Badalá en vocales, Diego
Irigoyen en guitarra y Leo Bianco en bajo. Esta primera formación
sufrió varios cambios, por la posterior radicación de Irigoyen en
Los Angeles (Estados Unidos) y la de Bianco en Buenos Aires
(Argentina), aunque este último, siempre que puede viajar, o cuando
tocan en clubes porteños, se integra como segunda guitarra. Los que
están al firme, acompañando en el 2015 a los históricos Badalá y
Pérez, son Rodrigo Daguerre en guitarra y Rodrigo Ferreira en bajo.
Setiembreonce tiene
varios singles y splits publicados en sellos especializados del
género en Argentina, Brasil, Alemania, Francia y Estados Unidos. Y
un único elepé, en formato cd y vinilo, titulado No estamos a
salvo.
"Estábamos ávidos
de tocar rock revoltoso y catártico a alta velocidad, y de hacer la
banda que queríamos que existiera en Uruguay. Como muchas otras, el
parto tuvo lugar en el sótano de una casa del barrio Cordón, con la
intención de hacer la primer banda thrashcore uruguaya",
recuerda Leo Bianco. "Nos ha ido muy
bien", agrega el cantante Martín Badalá. "Tenemos mucho
contacto con la movida en el exterior, tocamos mucho afuera del país,
y gozamos de buena crítica y recepción fuera del mismo. De hecho, y
de acuerdo a esa forma de trabajar, nuestras canciones circulan por
sellos de varias partes del mundo". El disco No estamos a
salvo se editó en
formato cd en diez sellos de toda América que participaron en la
edición y distribución, y en formato vinilo salió por seis sellos
de Europa y Estados Unidos. "Hay muchos sellos independientes
que están interesados en nuestra música", dice Bianco.
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