Es
probable que la curaduría que realizara para su amigo Luis Alonso en el Museo Nacional de Artes Visuales, haya
ayudado en el impulso que tomó el fotógrafo Gabriel García para exponer
públicamente, y por primera vez, parte de su trabajo privado.
Una prueba es que ahora intercambian roles, por lo que se infiere que
Alonso debe haber sido uno de los que más insistieron en terminar con el silencio de tantos años.
El que intenta una explicación es otro de sus amigos, Luis Roux, en
el prólogo del libro Ego
Sum Lux:
señala la paradoja de que siendo tan técnico y celoso del
blanco y negro, García termine mostrando fotos
color tomadas con una cámara de 8 megapíxeles y lente fijo. Lo
cierto es que para un fotógrafo de relevante trayectoria en el
periodismo (fue integrante de la primera generación de El
Observador, por ejemplo), y que lleva 30 años de carrera
profesional, con el destaque de gestionar en los últimos años el
archivo histórico del CdeF, fue el uso despreocupado de un iphone 5 que lo
llevó a reconectarse con una fotografía cotidiana y personal.
El
montaje de Ego
Sum Lux en el espacio de Foto Club permite
reconocer en García a un finísimo zurcidor de imágenes, dueño del envidiable talento de
narrar una pequeña historia con una sola toma y transmitir
emociones variadas. El espectador se ve invitado a contemplar un viaje con
muchos desvíos, pero sin perder el hilo de una narración
subterránea entre fotos íntimas e instantáneas de viajes, no solo
geográficos sino por los entresijos de la luz del día, de la noche,
de un pequeño fuego, de un arcoiris casi perfecto.
¿Por
qué demoraste tantos años en hacer una muestra con tus obras en
fotografía?
G.G.:
La razón es que soy
muy exigente conmigo mismo y siempre me pareció que no tenía algo
interesante para mostrar. Me sentía mucho más inseguro que ahora.
Soy bastante introvertido y reservado, y eso pienso que tambien me
limitó a mostrar. Tengo muchas fotos de mi producción anterior
documental, en blanco y negro, de los años 90, que están esperando
aún ser vistas.
¿Qué
te generó, como posibilidad y como herramienta, tomar fotos con un
iphone 5?
Gabriel
García:
Me devolvió a mis cámaras compactas de 35 mm, a la posibilidad de
llevar una cámara todo el tiempo en el bolsillo. Me devolvió a esa
forma de sacar fotografías de manera despreocupada e íntima, cuando
las sacaba sin pensar en un proyecto. Algunas tuvieron como primer
cometido mandárselas a alguien, ya que muchas veces siento que me es
más fácil transmitir algo con una imagen que con palabras. Y luego
me di cuenta que podían ser un proyecto mostrable.
![]() |
Gabriel García x Luis Alonso |
¿Cómo
fue el trabajo de seleccionar las 40 fotos para la exposición y para
el libro? Se intuye que hay vinculaciones por temas, pero también
por el uso del color...
G.G.:
Algunas
tienen una unión temática y otras afinidades estéticas o de color.
También hay otras que tienen en común el estado de ánimo al que me
remiten. Cuando empezamos a pensar en el formato libro,
necesariamente debíamos de pensar en un relato y nos obsesionamos
bastante con eso. Fuimos tirando todas las fotos sobre la mesa y se
fueron uniendo, o separando, en este proceso.
Una
de las particularidades de la muestra reside en la rigurosa elección
por el formato cuadrado.
G.G.:
El cuadrado me dio una gran fluidez a la hora de componer y también
me dio mucha libertad. Ya me había pasado con la Mamiya 6. Llevo 30
años trabajando básicamente con formato 3:2 (que es el de 35 mm), y
cuando comencé a fotografiar con la Mamiya (que hace negativos de
6x6 cm), el cuadrado se me reveló como un formato fácil de manejar.
A pesar de mis temores ante el cambio, me sentí muy cómodo
rápidamente. Por lo que cuando comencé a utilizar el iPhone, se dio
naturalmente que me encontrara casi todo el tiempo seleccionando la
opción de imagen cuadrada, y así es el archivo original que
obtengo. No es una imagen reencuadrada, sino que es así como la
capturo ya en el celular y no tengo vuelta atrás.
Otra
de las particularidades es un uso muy jugado del color. ¿Cómo tomaste
esa decisión?
G.G.:
El color es protagonista. Me parece que transmite de mejor manera las
sensaciones que intento plasmar en estas fotografías, las atmósferas
de los lugares. Nuevamente, no fue algo pensado, simplemente me fui
sorprendiendo al ver que las tomaba en color... y que me gustaba así.
G.G.:
Pienso que lo que fue variando fue el soporte de captura, no más que
eso. Antes, por ejemplo, había colodión, después hubo negativos
flexibles y ahora hay sensores fotovoltaicos. Sin embargo, la óptica
y los principios de formación de la imagen se siguen rigiendo bajo
las mismas leyes. Lo que desde mi punto de vista importa es el
mensaje, o tener algo para decir, o como quieran llamarle. El soporte
y la tecnología que utilicemos solo son herramientas. Lo que si
cambia ahora, con lo digital, es la difusión y también el tema de
la no impresión, o desmaterialización de la imagen. Creo que en la
fotografía muchas veces hay resistencia a los cambios tecnológicos.
Pero soy de la idea de que hay que poner el foco en las posibilidades
que cada dispositivo te da y en cómo aprovecharlas al maximo. Wim
Wenders usaba por ejemplo una Polaroid, un equipo que tiene muchas
limitaciones desde el punto de vista técnico, pero tenía algo para
decir que lo adaptó con las características y posibilidades que le
daba esa herramienta. El celular es lo mismo, en el sentido de que
hay fotos que no se pueden resolver con una buena calidad, luces que
directamente no se pueden fotografiar o que no se pueden imprimir a
gran tamaño. Si se tiene en cuenta esas cosas, se pueden hacer
buenas fotografías. En síntesis, la técnica no hace al fotógrafo.
1 comment:
Hi grreat reading your blog
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