rap del extrarradio


Francia está de moda. Tanto que pequeñas rencillas entre escritores llegan a este lugar del planeta de las formas más curiosas. Un colega, días atrás, entrevistó a J.M. Le Clezio, novelista francés que vive en una isla del Pacífico -estrictamente en Vanuatu-, y le preguntó qué le parecía lo que había escrito Amelie Nothomb sobre los habitantes de ese 'paraíso' tan recóndito como Uruguay. Le Clezio dio rienda suelta a su enojo con Nothomb, quien en la ficción de Apología del hambre elabora una no tan extravagante teoría de que el "hambre" (o sea, la falta de) es un factor que puede facilitar el progreso, y que la cara sórdida de sitios como Vanuatu es la falta de ambición, el conformismo y un enfermizo anti-progreso.
Más o menos interesante sería hacer un 'careo' entre otros dos escritores franceses, Michelle Houellebecq y Yassir Benmiloud, aunque este último sea argelino de nacimiento y parisino por adopción. Seguramente partan de un acuerdo -en el hecho de que ambos ironizan y son realmente ácidos con el extremismo musulmán-, alcanza con recordar algunos grandes momentos de Plataforma de Hoeullebecq, pero también en que los protagonistas de La posibilidad de una isla -la última de Houellebecq- y la presente Alá Superstar comparten la profesión de comediantes, cultores del stand up comedy. Pero más allá de esos puntos de cercanía tendrán bastante para discutir, y fuerte, sobre sucesos que tienen que ver con la vida cotidiana en Francia. Temas que tienen que ver -precisamente- con algunas cosas que en Francia están de moda: los errores de la integración, la difícil vida en el extrarradio, las elecciones, el futuro de Europa, etc.
Y por cierto Alá Superstar también está de moda, igual que las novelas de Nothomb y Houellebecq. Una obra que comparte esa condición francesa de libro de autor -por eso tan polémicos y viscerales-, en el que Y.B. muestra un sarcasmo y un humor muy especial para narrar una historia políticamente incorrecta. La de Kamel, un joven de madre francesa y padre argelino, que decide ser alguien en el mundo del stand up comedy. Para ello crea un personaje de fanático religioso con el que logra una polémica de múltiple efecto: no le gusta ni a los franceses, ni a los árabes, ni a los musulmanes, ni a sus amigos, ni a su novia. Pero obtiene lo que buscaba... una fatwa que lo lleva a ser personaje mediático y a que su particular número inspirado en el 11-S cobre una dimensión impensada. Ese número es el propio libro que estamos leyendo, que no termina nada bien. Como Plataforma, digamos, pero en sentido inverso.

2 comments:

versus said...

BIG Lala is watching you

Anonymous said...

Me alegro de que esté subiendo como la espuma la narrativa musulmana. Es realmente buena.

Por cierto, estoy buscando una novela de Leïla Marouane "La vie sexuelle d'un islamiste à Paris" y realmente no sé si ha traducido al castellano o si me lo voy a tener que leer en francés, "cahier de exercises" y diccionario en mano... xDDD

Sería de gran ayuda si alguien me pudiera informar.

Salduos, y gracias de antemano =)

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