alucinaciones y otras dislocaciones



Ahora mismo, setiembre de 2017 en Montevideo, puede verse una muestra panorámica de artistas que en los últimos siete años han sido exhibidos en Xippas, galería que desde 2010 está abierta en la calle Bartolomé Mitre. Hay en la selección Día de fiesta obras muy diversas, desde fotografías de la parisina Bettina Rheims o imágenes manipuladas de Vik Muniz, hasta una obra de la belga Farah Atassi, una de las artistas más renombradas de la nueva generación de pintores europeos. Hay también, porque el cometido de Xippas como galería instalada en Uruguay incluye la posibilidad de oficiar de ventana internacional, una pequeña pero contundente selección local. Son cuatro: Yamandú Canosa, Marco Maggi, Dani Umpi y Ricardo Lanzarini. Los cuatro viven o han residido en el exterior. Los cuatro tienen un importante prestigio fuera de fronteras pero no suelen verse sus obras en salas locales, lo que hace que su intensa producción sea más o menos desconocida.
Estamos muy lejos de poder apreciar los ejercicios topográficos de microdibujos de Marco Maggi; apenas si debemos conformarnos con los relatos de su reciente envío a la bienal de Venecia. Algo similar ocurrre con la obra de Canosa o con la de Umpi, que todavía no han tenido la oportunidad de montar una gran individual en Montevideo. Otro que vive una situación dislocada, más radical aún, porque reside en Montevideo pero su obra se mueve casi exclusivamente fuera de fronteras, es Ricardo Lanzarini. En el mapa del arte uruguayo cuentan algunas apariciones dispersas del artista, entre ellas una reciente exposición en Punta del Este, o una intervención de una de las celdas del EAC con una serie de dibujos en las paredes, pero queda la brumosa sensación de que se trata de un viajero, debido a sus estancias de dos o tres años en ciudades como París y Nueva York. Queda también el recuerdo de una obra suya signada por el escándalo público: la polémica intervención que realizó hace veinte años en el monumento en homenaje a Aparicio Saravia.
Lanzarini expone en Xippas una obra de esas que no pasan desapercibidas, de las que provocan un inmediato entusiasmo por su propuesta conceptual y además admiración por su destreza técnica. Una sensación similar ocurre con el collage de Umpi, un minucioso juego de recortes de letras extraidas de revistas que dejan leer fragmentos de declaraciones de José Mujica y Lady Gaga. El universo mediático tampoco es ajeno a Lanzarini; parte de su obra reciente se centra en la figura del Papa Francisco. "En mi obra de dibujo, tanto en la escala minúscula como en la escala mural, hay siempre una fuerte carga de lectura política de los personajes", dice el artista. "En los últimos dos años he desarrollado una serie que se centra específicamente en la figura del Papa Francisco, que representa a la figura real donde veo más claramente el drama del poder y la política". La obra que exhibe en Xippas pese que es un viaje más personal, no por ello es menos potente en su formulación e impacto.

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¿Cómo fuiste desarrollando la serie de obras Recortados, de la que se exhiben algunas de sus piezas en Xippas?
Ricardo Lanzarini: Es una obra en la que he trabajado por años, la cual se conforma de mundos que se han ido desbordando, saliéndose de cauce. Cada uno radicalmente se sumerge en diferentes problemas, que pueden definirse como el tiempo, las narraciones imposibles, la acumulación, la obsesión, el espacio, el encierro. Los Recortados son parte de la búsqueda de meterme hacia adentro del dibujo, formado por capas infinitas, de puntos que siempre están transformándose; es como ver el espesor de las historias, porque recortarlo es buscar ir más allá del dibujo, buscar entrar en su estructura. En esta serie se cruzan, por un lado la delicadeza extrema, como si se tratara de pequeñas joyas, y por otro lado el discurso crítico del cinismo político descarnado.

Tu obra reciente se conoce poco en Montevideo, o por lo menos de una manera dispersa. De alguna manera ha quedado la impronta de tus instalaciones e intervenciones, sobre todo en los años 90, mientras que fuera de fronteras se te reconoce principalmente como dibujante...
R.L.: El cuerpo central de mi trabajo eran las instalaciones con una fuerte carga política, de esa época son Ensalada Rusa, 28 Round. Lugar - Estrategia y la intervención al Monumento de Aparicio Saravia. Fue una época de intensa actividad en Uruguay, en la cual comencé a transitar un camino paralelo de exposiciones en el exterior: Musée des Beaux-Arts de Nantes, FRAC des Pays de la Loire, VI y VII Bienales de la Habana. Pero reconozco a la distancia que mi relación con el medio, tanto el político como el artístico, quedó muy marcada por la intervención al Monumento de Saravia. Pero en tanto trabajaba en las obras de instalaciones y acciones, también trabajaba -para mí- en una obra de dibujo que desde el inicio ha seguido una especie de guión, atado a lo personal, lo social y político.

Instalación "Cómo llegar a las masas", EAC, 2010
De modo que el dibujo viene de mucho tiempo atrás en tu vida...
R.L.: Sí. Y más atrás aún. Yo había expuesto dibujo a principios de los 90, pero como te decía mi trabajo en general estaba más identificado con las instalaciones. Entonces coincidió, por esos años de la crisis del 2002, con que me invitaran a exponer en el Drawing Center de Nueva York con una selección de libros que formaban parte de La colección JOB, una serie de dibujos sobre hoijillas de papel para armar tabaco. Al año siguiente esa obra fue incluida en una selección especializada de dibujo contemporáneo que publicó Phaidon Press. Todas esas cosas que fueron pasando me abrieron las puertas, en el año 2005, a trabajar con una galería de Nueva York, motivo por el cual me me instalé por dos años allí, desde el 2007 al 2009. Fue una etapa muy intensa en lo que refiere a la proyección comercial de mi obra, algo que no concebía estando en Montevideo y que luego se extendió a Europa y Latinoamérica. Estando allí fue que me invitaron a una exposición en la Galería de la Universidad de Siracusa, y entonces surgió la idea de retomar la obra de dibujo site-specific, algo había incursionado en la Alianza Uruguay-Estados Unidos, en el año 1995.

Una de esas obras de dibujo site-specific se realizó en el EAC, en una colectiva.
R.L.: Sí, porque coincidió que al poco tiempo que se inauguró el EAC, Achugar y Sicco me invitaron a realizar una obra para una de las salas y propuse una obra site-specific. Y se fueron encadenando otras obras: porque a partir de mi obra en una de las celdas del EAC, fui invitado a la Bienal de Sydney de 2012 y luego a Bienal de Moscú de 2013, para trabajar en colaboración con los artistas Mark Licari y Andrea Bianconi. Realizamos un gran pieza mural de dibujo. Luego de esto, en el 2014, fui invitado al Museum voor Schone Kunsten de Gent a realizar una gran obra en colaboración otra vez con Licari y Bianconi, una intervención de dibujo que abarcó todo el hall principal del museo y permaneció por dos años. También realizamos en el espacio central del museo una importante instalación de muebles intervenidos con dibujos nuestros.

Tus obras no paran de viajar, pero seguís viviendo en Montevideo...
R.L.: Es así como decís. En realidad sólo estuve dos años viviendo en Francia en el 2000 y luego dos años viviendo en Nueva York en el 2007, pero mi vida artística en los últimos 20 años se ha desarrollado mayormente en el exterior, lo cual ha sido muy gratificante y dinámico.

Intervención monumento Aparicio Saravia, 1996.
¿Y cómo fue el golpe de llegar de París a Montevideo en el 2002?
R.L.: Muy fuerte. A mi retorno de París me encontré con una brutal crisis económica y toda la locura, la incertidumbre y descalcificación social que se vivía. No hay que olvidarse que estábamos todos en la cuerda floja y en cualquier momento un paso nos podía hacer caer al vacío, y de hecho mucha gente que cayó en esa época no pudo retornar. Entonces durante dos o tres años me dediqué a una obra de la cual apenas se vio una muestra en una Bienal del Mercosur y en la Bienal de Valencia. Me dediqué a recorrer comedores, ollas populares, albergues; hacía dibujos desde los carros de los hurgadores, hice esculturas con partes de sus carros, realicé acciones con las personas de las clases sociales más débiles. Fue una experiencia humana y artística muy fuerte, que además de permitirme ver y compartir esa realidad, nutrió mi obra de "verdad".

¿En qué proyecto estás ahora mismo?
R.L.: En el 2019 estoy invitado a participar en una gran exposición en Bélgica, en la cual se mostrará La Colección JOB en su totalidad, la cual al día de hoy abarca más de 300 libros, junto con una pieza de dibujo de 5 x 4 metros que lleva por título Bahía, la cual fue realizada en el año 1999 y que es parte de la colección del Museum voor Schone Kunsten - MSKGent.

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