La actriz Valeria
Fontán debuta como dramaturga y directora en Los Heridos. El escenario es un hospital psiquiátrico,
en el que se realiza un experimento de recuperación de
la memoria traumática a partir de la actuación.
Los Heridos es el primer trabajo de
Valeria Fontán en la escritura teatral y como directora. "Escribí
algunas obras que terminaron en un cajón por impresentables",
dice, segura de haber cerrado una etapa de intenciones y que culmina
felizmente con el estreno de un proyecto que le demandó un par de
años de intensos idas y vueltas entre escrituras, ensayos y trabajo
con actores. La aventura de Los Heridos empezó cuando Fontán
quedó impactada con una trágico episodio y sus posteriores
repercusiones. "Una mujer prendió fuego una gata y la tiró
desde un décimo piso", recuerda. Y agrega: "Se generó un
escándalo tremendo. La gente, enardecida, se juntó en la puerta del
edificio para manifestarse en contra de la mujer y a favor de los
derechos de los animales. La insultaron, decían que querían hacerle
lo mismo a ver si le gustaba". En la noticia se mencionaba, como
información adicional, que la mujer era paciente psiquiátrica. Este
es el punto que a Fontán le resultó incómodo y perturbador, clave
en la respuesta insana, tanto de los medios como de los que
reaccionaron atacando a la mujer.
¿Qué
fue lo que te conmovió de esa noticia, lo que en definitiva llevó a
que ese hecho fuera disparador de la creación de Los Heridos?
Lo que me llamó la
atención fue que nadie parecía relacionar la situación
psiquiátrica de la mujer con el hecho de violencia que había
ocurrido. No hubo ningún cuestionamiento acerca del hecho de que era
una mujer enferma. Esto demuestra que las enfermedades psiquiátricas
son todo un tema en nuestra sociedad, sobre el que hay mucha
desinformación y pocas ganas de que deje de existir esa
desinformación. Es más fácil atribuir ciertos hechos a la
"locura", como sinónimo de "maldad", que
intentar comprenderlos. En ese momento tomé la decisión de que
quería hacer una obra que transcurriera en un hospital psiquiátrico.
Pero no para aleccionar, sino porque me dieron ganas de investigar en
el tema.
¿De qué manera la
idea derivó en el juego de rescatar la memoria, los recuerdos, en
una propuesta que adivino luego colaborativa en la creación
dramatúrgica?
En el proceso de
creación, se fue generando la idea de que todos estamos expuestos a
que nos pasen cosas terribles en la vida, tragedias, hechos de los
cuales realmente no hay recuperación alguna, y, obviamente, todos
estamos expuestos a terminar internados en un hospital psiquiátrico.
Me imaginé qué puede sentir alguien a quien le pasa algo tan
terrible, como lo que le pasa uno de los personajes de la obra,
Guillermo. Su memoria bloquea ese recuerdo, y los doctores creen que
solo recordando y enfrentando su historia podrá empezar su proceso
de sanar las heridas. Yo propuse la situación, y luego improvisamos
con los actores las distintas etapas del ejercicio a través del cual
Guillermo representa ciertas situaciones de su vida, con el fin de
desbloquear a través de la interpretación, ese recuerdo doloroso.
¿Cómo fuiste
armando el elenco?
El elenco fue una de
las primeras cosas que tuve claro. Quería trabajar con un elenco
medianamente grande para que las posibilidades creativas se
multiplicaran. Son ocho actores, y supe que quería trabajar con cada
uno de ellos desde el inicio. Cuando tuve claro con quiénes quería
trabajar, les hice la propuesta de Los Heridos. Para mi
sorpresa, todos me dijeron que sí. Ahí recién escribí el primer
borrador, ya pensando en cada uno de ellos. Otro pilar de este
trabajo es Rosina Piovani, asistente de dirección y productora de la
obra. Con ella intercambiamos impresiones en todo momento acerca del
proceso creativo.
¿De qué manera se
fueron generando las conexiones entre los actores y la dramaturgia?
Teníamos un texto
base, primario, que incluía la anécdota de la obra: un médico que
propone a siete pacientes de un psiquiátrico realizar un ejercicio
que consiste en dramatizar episodios de la vida de uno de ellos para
desbloquear el recuerdo doloroso que ha suprimido. Se incluían
también algunos episodios de Macbeth,
de Shakespeare, que se tomaron como punto de partida para trabajar
elementos como la ambición, la traición y el posterior
arrepentimiento. Todo este material se tomó como punto de partida
para trabajar improvisaciones que fueron modificando absolutamente el
texto primario. También leímos notas de prensa, vimos documentales
y películas, tuvimos charlas con un médico psiquiatra para trabajar
las patologías. Todo eso fueron insumos que los actores tuvieron
para las improvisaciones.
((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 11/2015))
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