Es posible que la fotógrafa Isabel Muñoz haya sentido algo similar a lo que experimentan buena
parte de los espectadores de la muestra La Bestia.
O no. Porque haber estado ahí, recorrer kilómetros y kilómetros en
los techos de los trenes, supera toda posible representación
fotográfica, por ende estética, para tratar de acercarse a una
realidad tan dura como escandalosa. Ella hizo su trabajo. Fue hasta
el límite. Lo vivenció. No le tembló la cámara, o sí, en el afán
de colocarse como testigo. Los retratos de hombres, de adolescentes,
de niños, de mujeres que deciden jugarse la vida por escapar hacia
el norte, provocan, golpean al espectador con una violencia
inusitada.
No alcanza con la
fotografía. Es más que cierto. Esta evidencia es la que lleva a que
el reportaje se complemente -en el montaje que se exhibe en el CCE de Montevideo-
con otras líneas de relato: los textos testimoniales que forman
parte del trabajo del periodista salvadoreño Oscar Martínez
(historias que enumeran casos de robos, violaciones, asesinatos,
secuestros, mutilaciones, prostitución) y los registros fílmicos de
los video-artistas mexicanos Andrés Villalobos y Eduardo Olivares
(secuencias del recorrido de los trenes, un partido de fútbol en la
mitad del viaje, el trabajo de un improvisado peluquero, entre otras filmaciones en estado crudo y casi sin editar).
La Bestia se
convierte, en tanto exhibición de un reportaje fotográfico, en una
experiencia que logra su objetivo: conmover al espectador, sacarlo de
la alienación informativa que consume cotidianamente y enfrentarlo a
uno de los grandes temas contemporáneos: la emigración. Pero no en
el análisis de causas o posibles efectos, sino en el tiempo presente
del movimiento, en la propia acción de migrar: el derrotero, el
recorrido al borde, el perverso momento en que no se está en ninguna
parte y el migrante experimenta lo más terrible, la fragilidad, la
ausencia de toda protección.
Miles
de centroamericanos, en su mayoría provenientes de El Salvador,
Honduras y Guatemala, cruzan diariamente una de las fronteras más
porosas y corruptas del mundo contemporáneo: la frontera del sur mexicano. Es
solo una parte del viaje. A partir de allí comienza una travesía de
cinco mil kilómetros, subidos a decenas de trenes de mercancías, en
un viaje hacia la otra frontera, hacia el "sueño americano".
Esos trenes son en verdad un solo tren al que llaman La
Bestia (o Tren de la muerte), territorio móvil
dominado por maras, pandilleros, carteles de la droga y otros grupos de
pandilleros que administran el escandaloso negocio de la migración.
“Tienes que sentir
La Bestia debajo de tus piernas para saber lo que sienten estos
migrantes”, dice Isabel Muñoz, y sus palabras son más que convincentes. "Podríamos
cambiar el tren por una patera, y sigue siendo lo mismo, un drama que
tiene que ser retratado, registrado y testimoniado mil veces, porque
lo que no tiene voz deja de existir", agrega la fotógrafa
catalana, en alusión a la tragedia que tiene como escenario a un mar
Mediterráneo que todos los días se transforma en la tumba de
personas desesperadas. O al terrible derrotero de los miles y miles
de refugiados sirios que intentan llegar a Alemania.
El
loop de uno de los videos de la exposición La
Bestia sigue
mostrando el tren en marcha. El viaje parece interminable. Lo es. La
foto en movimiento acompaña y potencia los retratos ásperos de
Muñoz. Todo se vuelve presente, visible. El espectador, entonces, no
puede escapar a la sensación de viaje perpetuo. Siente el golpe. "En
el fondo, la saturación e inmediatez con la que es consumido el
fenómeno de la migración a través de los medios, de alguna manera
han “naturalizado” la problemática, hasta achatarla lo
suficiente como para comprenderla y admitirla, sin modificarla, sin
generar mala conciencia por
ello", explica Muñoz. "Entendemos que en parte, lo que
pasa con el fenómeno migratorio –como con otras problemáticas
tratadas por los medios de comunicación-, es que está
descontextualizado y es abordado en sí mismo, sin rostros y bajo la
premisa de la ilegalidad de la acción de migrar".
((artículo publicado en CarasyCaretas, 11/2015))
No comments:
Post a Comment