¿Me
gusta la imagen que reflejo? ¿Qué hago si me gusta? ¿Y si sucede
lo contrario? Dicen que el autor de una obra artística -un poema,
una canción, una pintura- debe ser el primer lector. Dicen que ese
ejercicio narcisista es el mejor camino a la autenticidad, a una
verdad que puede o no gustar. Hay otras preguntas acaso más
complejas: ¿De qué está hecha esa imagen? ¿Cuánto es posible
distorsionarla?
Eso
que está ahí, sonando, esa canción que pide pista, que canta de
noches largas que no se sabe cómo deben ser usadas, provoca al
baile, posiblemente encante. "Hay mucho más", "Siempre
por el borde", "Esa es la manera que tenemos para
provocar", "Me mareo en fuego". Esa canción pega,
tiene todo para ser un hit.
Si
la miramos de frente, y a primera vista, se le nota que engaña. Está
firmada por una banda que empieza con B. Una banda que hace diez años
que viene armando y desarmando -desde Montevideo- una historia pop
que parece volverse, finalmente,
transparente. Sí, transparente y auténtica, aunque el camino sea un
juego de imágenes e imposturas que pueda confundir.
Es
muy cierto que hay otra banda que empieza con B, una que patentó una
forma de hacer pop desde un patchwork de retro, sicodelia,
progresiva, nueva ola y pista, mucha pista, con un señor poeta de la
fanfarria llamado Adrián Dargelos, un freak elegante capaz de
burlarse de todo masticando el chicle de moda. Hay evidencia -puede
reconocerlo cualquier escucha más o menos informado- que Boomerang
tiene en Babasónicos una referencia explícita, sobre todo en el
debut Premiere y en este
tercer disco de estudio titulado Engañamundos. Algo
similar a lo que sucede -por poner un tercer ejemplo- con el último
disco de Banda de Turistas, otra banda que estrictamente también
empieza con B.
¿Qué
pasa si pegamos en el espejo la foto de la banda preferida? ¿Se
vuelve más largo o más corto el camino de la tan ansiada
autenticidad? No es necesario discutir este punto, la eterna paradoja
del pop. Lo han hecho, y lo hacen, casi todas las historias musicales
y artísticas que se mueven en una escena artística. Porque se escribe
desde referencias, desde lecturas, en diálogo con el pasado. Y en el
caso de los montevideanos Boomerang, ellos son más que conscientes
de la evidencia. Han ido siempre hacia ahí, como una fatalidad que
no pueden controlar y les fascina. Aunque sepan -eso sí- que es un
territorio peligroso.
Pero
en lugar de recrear la foto (fue lo que ocurrió en el fallido
Premiere), o de escapar hacia
lugares donde no se sentían especialmente cómodos (el segundo y por
cierto muy buen disco Complicado),
eligieron esta vez el engaño,
lo que equivale a mirar la
foto de frente, sin culpas, para distorsionarla 'a piacere'.
Hacer canciones que les gustaran. El plan más simple pero que nunca
es tan simple. Les salió Engañamundos.
Un disco que por la ley del
absurdo se convierte en un disco cien por ciento Boomerang.
El disco que querían hacer desde el principio, desde el primer día
que se juntaron a tocar.
Babasónicos,
Banda de Turistas, ahora Boomerang. Están desarrollando una fórmula
de pop
elegante,
y por cierto muy eficiente, que
se mueve lejos del tópico
Calamaro como del rock rollinga o el palo trompetero.
La banda se ha acomodado muy bien a los cambios post Complicado...
Alcanza y sobra con "Piden pista", una gran canción. Hay
más en Engañamundo,
como "Te busco", la que eligieron para un primer clip que
en su formato (grabado en digital, luego pasado a cinta VHS, para
después editar en digital), da cuenta de las obsesiones vintage, tan
de banda que empieza B, en definitiva con B de Boomerang.
((reseña publicada en revista CarasyCaretas, 07/2015))
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