Florencia Colucci y Gonzalo Lugo
decidieron hacer una película. Ella tenía formación de actriz en la IAM y él
recién egresaba de la ECU (Escuela de Cine del Uruguay). Tenían, lo más importante, otras tantas cosas en común: el
gusto por la comedia, las ganas de vivir una aventura en pareja, pero sobre
todo la necesidad de hacer una película de bajo costo, escrita,
dirigida, actuada y producida por ellos mismos. El resultado es
Retrato de un comportamiento animal,
película que ha sido aplaudida en varios festivales internacionales
antes de estrenarse en salas montevideanas.
Florencia y Gonzalo interpretan a Martina y Matto, dos jóvenes que
se encuentran en la ruta, en las playas de Florianópolis, y que
viven una historia romántica y con alto voltaje humorístico. Nuevos
aires para el cine uruguayo, signo de una generación dispuesta a
patear el tablero con buenas ideas y mucha pasión por el cine.
¿Cuándo
decidieron hacer una película entre ustedes dos, compartiendo la
responsabilidad en guión, dirección y papeles protagónicos?
Florencia
Colucci: El guión lo empezamos a escribir en julio de 2012.
Somos pareja y teníamos ganas de hacer algo juntos. Yo tenía ganas
de meterme a escribir y contar algo con lo que me sintiera
identificada. Y como nos gusta mucho el humor de la incomodidad y el
de situaciones, no tanto de chistes puntuales, a partir de eso y
teniendo en cuenta que nosotros íbamos a ser los protagonistas, nos
pusimos a escribir.
Gonzalo
Lugo: Queríamos filmar una película por el ejercicio de hacerla
y de experimentar. Sacarnos ese peso de la ópera prima. Restarle
solemnidad a lo que es una primera película y su proceso tradicional
de hacerla en nuestro país. Nos decidimos a contar una historia que
estuviera a nuestro alcance y aprovechar el viaje para salir de un
escenario habitual.
¿Cuál
fue el plan inicial?
GL:
La película iba a ser una road movie. Queríamos llegar al
Amazonas. Pero al no contar con auto propio, tuvimos que adaptarnos a
filmar en dos únicos lugares: Rocha y la isla de Florianópolis.
FC: Partimos el 29 de diciembre de 2012, rumbo a la isla de Florianópolis. Teníamos un guión escrito, de principio a fin, con estos dos personajes principales, Matto y Martina, bien definidos pero con ganas de jugar con la improvisación desde la actuación y los lugares y personas que nos fuéramos cruzando en el camino. Buscamos usar a nuestro favor los lugares a los que llegáramos, además de las condiciones climáticas. Por suerte todo se fue dando como queríamos. La gente de la isla fue muy generosa con nosotros. Filmamos en dos tiendas, en un restaurante muy famoso de allá, en casas, recibimos un gran apoyo de toda la gente. También tuvimos que adaptar escenas.
FC: Partimos el 29 de diciembre de 2012, rumbo a la isla de Florianópolis. Teníamos un guión escrito, de principio a fin, con estos dos personajes principales, Matto y Martina, bien definidos pero con ganas de jugar con la improvisación desde la actuación y los lugares y personas que nos fuéramos cruzando en el camino. Buscamos usar a nuestro favor los lugares a los que llegáramos, además de las condiciones climáticas. Por suerte todo se fue dando como queríamos. La gente de la isla fue muy generosa con nosotros. Filmamos en dos tiendas, en un restaurante muy famoso de allá, en casas, recibimos un gran apoyo de toda la gente. También tuvimos que adaptar escenas.
GL:
Sentamos base en Pantano do Sul, al sur de Florianópolis y de ahí
nos movíamos en ómnibus hacia el resto de la isla. Si bien teníamos
un guión, no era hermético. En todas las escenas improvisamos,
entre toma y toma, hasta que sentíamos que la habíamos pegado con
una. Era nuestra manera de dirigirnos cuando estábamos los dos
frente a cámara. El resto de los personajes son interpretados por no
actores: el resto del equipo técnico (el foto Patxi Jaso, el
sonidista Nacho Retta, la asistente de producción Rocío Piferrer),
gente de nuestra familia (actúan mi hermano, mi primo y mis padres),
o simplemente gente del lugar que se sumaba y se integraba muy
naturalmente.
¿Qué
modelos se plantearon como referencias, tanto a nivel de
producción como de relato?
GL:
La película recibe influencias de la trilogía de Richard Linklater,
por afirmarse en la relación de esos personajes que se van
enamorando mientras se conocen. También de Two for the road
de Stanley Donen, por la descripción de esa relación a medida que
pasa el tiempo, o con Pierrot le fou de Jean-Luc Godard, por
el humor y el absurdo con el que trascurre la historia, en ciertos
momentos, y por las digresiones de forma y narración que nos
permitimos a la hora de contar la historia. A nivel de producción,
la referencia específica es una experiencia que tuve como
protagonista de una película chileno-argentina, La gente del sol,
de Nicolás Lira. Fue una película totalmente independiente,
realizada por un grupo reducido de estudiantes de la FUC de Buenos
Aires y filmada enteramente en Atacama (Chile). Eran cinco pibes
produciendo una película de su bolsillo y aprovechando más que nada
los exteriores de un paisaje increíble para contar una historia sin
necesidad de luces y equipos costosos. Filmada con una Cannon
digital. Eso me hizo ver que con poco se puede hacer mucho y que no
hay necesidad de esperar por ayuda externa para producir una
película. Simplemente hay que adaptarse a las circunstancias y bajar
las pretensiones de producción.
¿Cómo fue trabajar juntos, como coguionistas, codirectores y coprotagonistas?FC: Es de alguna manera una experiencia bastante inusual... Es la primera vez que hacemos un largometraje como realizadores, y la verdad que hacer todo juntos para mí fue genial. Si bien no fue todo maravilloso, al estar tantas horas juntos compartiendo todos los procesos de la película pasamos por todos los estados y emociones. Estamos muy contentos con el resultado final, que de hecho es más de lo que en principio imaginamos. Creemos que los que vayan a verla se van a divertir, la van a pasar bien.
¿Cómo fue trabajar juntos, como coguionistas, codirectores y coprotagonistas?FC: Es de alguna manera una experiencia bastante inusual... Es la primera vez que hacemos un largometraje como realizadores, y la verdad que hacer todo juntos para mí fue genial. Si bien no fue todo maravilloso, al estar tantas horas juntos compartiendo todos los procesos de la película pasamos por todos los estados y emociones. Estamos muy contentos con el resultado final, que de hecho es más de lo que en principio imaginamos. Creemos que los que vayan a verla se van a divertir, la van a pasar bien.
GL:
Escribir el guión juntos y toda la experiencia de rodaje fue lo más
disfrutable. Florencia es una genia como actriz y naturalmente nos
dirigía como actores, y yo soy más del palo técnico y de lenguaje,
entonces me concentraba más en eso. Actuar juntos es un placer y más
en un clima tan íntimo como lo fue el rodaje, donde podíamos estar
totalmente relajados. La mayoría de las veces éramos simplemente
cuatro personas filmando. Lo más estresante fue todo lo relativo a
la producción. Nosotros, desde el vamos, somos los responsables del
proyecto y a ninguno le fascina la tarea de producir. Ya son casi
tres años de laburo y ha sido un aprendizaje tremendo. Ojalá en la
segunda película nos toque concentrarnos en la realización y la
actuación, que es lo que más nos gusta, y delegar todas las tareas
de producción.
¿Cómo
ha sido recibida la película en festivales internacionales?
FC:
Todo empezó cuando la película
fue seleccionada en Primer
Corte,
de Ventana Sur, que es el mercado audiovisual más importante de
Latinoamérica y despertó luego el interés de un agente de ventas
estadounidense, Shoreline Entertainment, que nos dio dinero para
poder finalizarla.
GL:
Hoy hace casi un año que estrenamos la película en el festival
World Cinema Ámsterdam. Estuvo también en Mar del Plata, en
Barranquilla, en Guayaquil, en Guatemala, y en casi todos los
festivales nacionales. Desde el principio, la película fue recibida
con mucho entusiasmo. La gente se ríe en todos lados, sin importar
la edad, y se termina "encariñando" con los personajes.
FC:
Nos sorprendió muchísimo cómo en lugares lejanos, como Holanda,
fuera tan bien recibida. Siempre, en todos los festivales, nos
quedamos en la sala durante las proyecciones para observar las
reacciones. Últimamente pudimos venderla a HBO de Europa del Este...
y hace unos días recibí un mensaje de una húngara diciéndome que
había visto la película y se había divertido mucho. Nos agradecía
mucho por hacerla. Fue una linda sorpresa.
Retrato
de un comportamiento animal es una muestra de una nueva
generación uruguaya de cineastas, en el terreno de la ficción.
¿Qué diferencias encuentran entre lo que buscan ustedes, con el
cine de la generación de Control Z?
FC:
No vi todas las películas de Control Z, pero una cosa que queríamos
trabajar, que nos faltaba al ver algunas películas uruguayas, era el
ritmo a la hora de contar una historia y el tipo de personajes. Nos
interesaba retratar gente más intensa, apasionada, que también son
una realidad uruguaya. No todo es tristeza y depresión, y si es así,
no tengo tantas ganas de contarlo como realizadora.
GL:
A mí me formaron como espectador. Les doy las gracias y muchas
películas de esa generación me han marcado. Quizás lo que
compartan algunas sea un código de actuación similar y un ritmo
lento. Nosotros quisimos alejarnos un poco de ese código de
representación, en la actuación más que nada; jugar un poco más y
acelerar un poco el ritmo de la narración.
El
camino propioGonzalo
Lugo integra el equipo fundador de Calamari Films, junto con Juan
Ignacio Monteverdi y Juan Solé. Los tres son egresados
de la Escuela de Cine del Uruguay y tienen en común una misma
sensibilidad cinematográfica y el gusto por la comedia. Las
primeras producciones realizadas por el equipo son los cortometrajes
A vengar a May”
(Juan Monteverdi) y Obdulio el Patriota
(Juan
Solé). Mientras preparan sus
respectivas óperas primas (Gonzalo fue el primero en estrenar),
están filmando una serie de televisión llamada Las
paquitas del humor. "Queremos
hacer un poco de humor irreverente que incomode y sobresalte a la
gente", dice Lugo. "Eso es lo que falta en la televisión
uruguaya: acidez y sarcasmo. El país es muy políticamente
correcto. Nuestros referentes son los británicos David Mitchell y
Robert Webb. Y si bien decimos que es “para televisión”, no
descartamos salir en internet".
((artículo publicado en la revista CarasyCaretas, 09/2015))
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