"Me
siento un privilegiado". Son las palabras emocionadas de Mario
Ferreira, el director, que supo encontrarle el tono justo al texto de
Sibleyras y reunir en la escena a tres grandes actores del teatro
uruguayo, todos formados en la arena independiente y todos en un
momento especial de sus carreras, cuando en la temporada 2005
coincidieron en el elenco de la Comedia Nacional y estrenaron El
viento entre los álamos.
"Ser
responsable de una obra en la que participan estos tres actores, no
puedo vivirlo sino como un gran privilegio", continúa diciendo
Ferreira. Y pasa a explicarse: "Cuando la actuación empieza a
formar parte del adn de los actores, verlos sobre el escenario con
esa solidez, serenidad y certeza, es una enseñanza permanente,
además de un gran disfrute".
Este
espectáculo, casi sin pretenderlo se convirtió, para ellos, los
actores, en una inesperada culminación de sus carreras. Es esta la
principal razón por la que decidieron, diez años después del
primer estreno, volver a hacerlo. Y apenas los tres actores
terminaron su vinculación con la Comedia Nacional -el último de
ellos fue Jorge Bolani- la idea de la reposición recobró fuerza y
se sumó la presencia de la productora Carolina Escajal para resolver
las cosas prácticas. El escenario elegido es el de Teatro Alianza, y
desde el 10 de junio volvieron a la cartelera con El viento entre
los álamos.
Por
la vuelta
Jorge:
"Es de algún modo la
concreción de una aspiración que tantas veces conversamos en estos
diez años transcurridos. Julio fue el primero en jubilarse de la
Comedia, lo siguió Pepe, y en mayo del año pasado seguí los pasos
de ellos. Siempre aparecía el tema de una remake independiente
cuando los tres estuviéramos retirados. De hecho, cada vez que a
Julio o a Pepe le hacían entrevistas, manifestaban que me estaban
esperando".
Pepe:
"Es recuperar un especial estado de alegría, algo tal vez
parecido a la juventud que se fue. Y ese sentimiento se debe a más
de un factor. Por un lado, es una obra que siento como excepcional,
que supone un encuentro muy particular y nos une a los tres durante
una hora y media o algo más. Por otro, el contar con un soporte de
un hombre como Mario Ferreira, un director talentoso, sencillo,
sencillo y más sencillo todavía".
Julio:
"Volver, después de diez años, con este título que fue uno de
los más grandes éxitos de la Comedia Nacional, es un privilegio, lo
mismo que estar junto a Pepe y a Jorge. Además del famoso "a
pedido de la gente", que en este caso es verdad, hay una enorme
camada de gente joven que no la vio".
Cuando
se le pide una definición, o tal vez el secreto de El
viento entre los álamos, Mario
Ferreira subraya que es un texto generoso, rico
en situaciones y -sobre todo- que maneja con humor una situación
triste: la de tres veteranos de guerra que repasan sus vidas, al
final de la tarde, en la terraza de un geriátrico. Recuerda una cita
de Arthur Miller, cuando afirmaba que El último yanqui era un
ejemplo de comedia sobre una tragedia. "En esta obra pasa algo
de eso", dice el director. "Está llena de humanidad, a
pesar de que los protagonistas participaron de situaciones
sangrientas y que aún en el momento en que sucede la acción no
vacilan a la hora de pensar en eliminar a quien sea o defender su
historia cueste lo que cueste. Es un texto simple. No tiene subtextos
que descubrir".
Pepe
Vázquez relativiza lo de la simpleza al contar su experiencia desde
el escenario: "El texto de Sibleyras es claro en sus metáforas,
pero es muy complejo. Mario, en su rol de director, fue el que se
encargó de ese 'viaje de arena gruesa' y nos dio el aire para que
juguemos entre nosotros". Y pasa a contar un detalle que no
quiere que pase desapercibido y le parece esencial. La traducción
inglesa de la obra, realizada por el dramaturgo británico Tom
Stoppard, se llama Héroes,
lo que el actor considera que es un gran acierto. "La
obra es dura, tremendamente dura. Muchas personas del público,
cuando aplauden, tienen lágrimas en sus rostros".
El
tema de la traducción, de las traducciones asoma en la conversación
y es Jorge Bolani el que destaca el excelente trabajo realizado por
Laura Masello sobre el texto de Sibleyras. "Es un punto al que
muchas veces no se le da demasiada importancia y que juega un papel
decisivo como material para el intérprete. Permite asimilar la
riqueza del lenguaje elegido por el autor, trasladando la exactitud
en los tonos, los matices, las réplicas. De algún modo, eso va
facilitando la construcción del universo de la pieza y el propio de
cada uno de los personajes".
El
juego y la ilusión
Pepe:
"El gran tema de la obra
es el olvido de los seres sencillos, de los que forman parte de ese
enorme batallón humano que se embarca en una guerra. Trata del
olvido e indiferencia con que los gobiernos abandonan a sus héroes".
Jorge:
"La utopía y las ilusiones están presentes en la obra, así
como el valor de la resistencia, la solidaridad, todo conviviendo con
sus propias contradicciones. Estos tres veteranos de la primera
guerra mundial no filosofan, no nos proponen discursos, ni denuncia
social, ni se ponen melodramáticos. Simplemente viven, sueñan, se
enfrentan, se ayudan, y desde su aparente estatismo entregan como
pueden todos sus impulsos vitales".
Julio:
"Lo que tiene de especial
esta obra es que trasciende el hecho teatral y se convierte en una
fiesta con la complicidad del espectador y los juegos entre los
actores, que alimentan esa fiesta recíproca. Es un lujo que nos
estamos dando".
Jorge:
"Jugamos la tragicomedia todo el tiempo, bajo distintas vías
expresivas, a través de un humor por momentos negro, absurdo,
delirante, y bajando a tierra abruptamente a zonas más o menos
sombrías, más reflexivas, sin caer en lo trascendente o en juegos
de artificio. El resultado -creo yo- está finalmente cargado de una
gran humanidad".
Julio:
"¡Y mucho más! ¡Es un canto a la vida!"
Asuntos de pájaros
Hay una dificultad extra, coinciden los tres actores, para representar los personajes de El viento entre los álamos: los diálogos delineados por Sibleyras saltan de tema en tema, a veces abruptamente, como suele ocurrir en las conversaciones de gente de edad avanzada. "El oficio de tantos años de escenario no siempre salva", cuenta Pepe Vázquez. "Una noche, en el Solís, me quedé en blanco y pensé que eran los otros dos los que debían hablar. Fue una pausa demasiado larga. Sentí que me iba a desmayar. Bolani, desesperado, en un momento de aquel silencio sepulcral intentó salvar la situación. Mirando hacia un palco, dijo: “un pájaro”, y los tres miramos. Julio, en voz baja, me decía “ sos vos, Pepe, sos vos”. Llegué al límite del silencio tolerable, y ya sudando, recordé el texto. El público en silencio aceptó aquello como parte del trabajo".
Lo divertido es que Bolani sitúa ese histórico "bache" en otro escenario: en una de las tantas funciones que se hicieron de la obra en la Carpa Municipal. Según su versión, ocurrió en una función muy pintoresca, con gente adulta, niños, señoras con bebés, algún perro y un avión que sobrevoló muy bajito, con el estruendo correspondiente. "El avión nos desconcentró y dejamos de hablar varios segundos. Quedamos en silencio y el público lo tomaba naturalmente, pero para nosotros era fatal. Al cabo de unos instantes, parece que yo, mirando fijamente hacia el cielo, alcancé a mascullar algo así como "un pájaro". Nos miramos, y mágicamente retomamos el texto con la mayor naturalidad".
¿Cuál es la versión correcta? Poco importa. Bolani se encarga de relativizar su verdad. Aduce que la herida provocada a su personaje por la esquirla de un obús, suele traicionar una fŕagil memoria. "En todo caso -remata- lo bueno es que siempre recuerdo el impacto de la obra en el aplauso final del público".
El
tiempo está después
Diez
años después del tímido estreno de El
viento entre los álamos,
la historia cuenta de un fuerte reconocimiento del público y de la
crítica, de un espectáculo
que se convirtió en uno de los grandes hitos de la Comedia Nacional
y ahora vuelve a escena. El tiempo, sin embargo, marca el paso y
deja en evidencia diferentes contextos entre el tiempo de estreno y
el de la actual reposición. En
el 2005, la obra le provocaba -al director Mario Ferreira- cosas
distintas a las que dice sentir ahora, en el 2015. "El paso del
tiempo hace que los discursos adquieran otro sentido. Cada espectador
pone lo suyo y podría decirte que el tema es tal o cual, pero quizás
para el que está sentado al lado mío sus referencias sean otras".
Mario
Ferreira viaja a su propia memoria para compartir una experiencia muy
particular que vivió como director de esta obra. "Antes de
estrenarla, en el 2005, me encontraba en una situación de gran
desconcierto. Sentía que la cosa no funcionaba. Invitamos amigos
para que nos dieran su opinión y les pasaba algo parecido. Decidimos
a último momento realizar algunos cortes y no esperar que la obra
nos diera más de lo que nos estaba dando. En ese momento, siento que
apareció el espectáculo".
Lo
que seguramente compareció en aquel momento, más allá del texto y
los personajes de Sibleyras, es una química actoral extraordinaria,
provocada por el talento y oficio de estos tres grandes actores del
teatro uruguayo: Pepe, Jorge y Julio. Ellos son, en definitiva, el
secreto con el que contó el director para hacer posible un gran
espectáculo, lleno de verdad, de simpleza y jugando en ese borde tan
difícil pero esencial: el fino límite entre la comedia y la
tragedia.
((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 06/2015))
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