Desde
hace algunos años, varios de los artistas nucleados en el colectivo
CoATi vienen impulsando la idea de generar una plataforma regional de
intercambio con otras compañías de la región. Esta semana -entre el 10 y 14 de junio- se
cumple el sueño, en la forma de un minifestival, en Montevideo, en el que ofician de
anfitriones La Ovidio Titers Band y Compañía Coriolis. Habrá dos
invitados de lujo, con fuerte tradición en la técnica del títere:
los brasileños de Lumbra y el argentino Sergio Mercurio, más conocido
como El Titiritero de Banfield. Gerardo
Martínez Gnazo, integrante de Coriolis, es uno de los organizadores
del ciclo y director del espectáculo Tropo.
"Por
el carácter popular e itinerante de nuestro arte, muchas veces se lo
encasilla en esa posición y cuesta poner al teatro de títeres como
algo más amplio", explica el titiritero uruguayo. "Este
ciclo busca un poco eso, que el teatro de títeres esté sobre la
mesa, se muestre, sea visible, admirable, criticable, al mismo nivel
que el resto de las artes escénicas".
***
¿Cómo
fuiste desarrollando, como creador, y a través de la compañía, el
arte del teatro de títere?
Mi
formación como titiritero comienza en el 2004, con un taller que
mutó y poco a poco se fue transformando en una compañía, La Ovidio
Titers Band, que nunca perdió la esencia de investigar y
experimentar. En ese camino -guiado por Daniel Ovidio-, me fui
desarrollando mediante conocimiento empírico, sin tener mucha idea
para donde iba todo eso, ni en donde terminaría. Las dos compañías
-tanto La Ovidio como Coriolis- fueron y son fundamentales para mi
desarrollo como intérprete y creador; me siento privilegiado de
contar con estos espacios, ya que da la posibilidad de experimentar y
de contar con más gente que se encuentra en sintonía similar.
¿Qué
referencias y caminos seguís o no de la tradición del títere,
tanto de Uruguay como de la región?
Siempre
tuve debilidad por las técnicas populares -guante y varilla-, sobre
todo las que van en la línea de los cordobeses Di Mauro, que a mi
entender marcaron un quiebre y de alguna manera modificaron el
código, modernizando las puestas y logrando una simpleza increíble
que es lo que se mantiene vigente hasta nuestros días. También la
poética de Javier Villafañe y sus tradicionales obras de guante;
las increíbles cosas que hacía el ruso Serguéi Obraztsov; Federico
García Lorca en su faceta de titiritero, en especial en su obra El
retablillo de Don Cristóbal, que
fue la primera obra de títeres que represente. Estas referencias
tradicionales creo que figuran como bastiones a la hora de buscar o
hacer un camino propio, investigando, produciendo y creando, porque
en esa compleja simpleza se encuentra la forma más pura del teatro
de títeres.
¿Algún
espectáculo que te haya marcado?
Quedé
totalmente maravillado la primera vez que vi un mamulenguero, que es
una técnica popular del nordeste brasilero. Era increíble el
vínculo y el despojo con el que realizaba la actuación, con la
violencia y radicalidad con que se desarrollaba el espectáculo. Otro
gran momento fue la única ves que pude ver a la compañía de
Philippe Genty en Buenos Aires. Pero quizás el momento más
movilizador y que me marca hasta hoy fue el primer acercamiento a los
títeres, acá en Montevideo, a través de un pequeño taller que
viví en el ISEF, cuando estudiaba Educación Física, que dieron
Daniel Ovidio y Adriana de La Gotera. Fue cuando dije "yo quiero
hacer esto", y desde ahí no pude dejar de hacerlo.
¿Cómo
fue la creación de Tropo
y su repercusión desde su estreno? ¿De qué manera integran
diferentes técnicas en el espectáculo?
Tropo
es el resultado de una investigación y experimentación intensa,
buscando un espectáculo con mucho riesgo desde lo técnico y su
puesta en escena, donde dos titiriteros llevan adelante una historia
original y fantasiosa, donde se juega todo el tiempo con "el
todo, la parte y la ausencia de...". Se investigó en las formas
de iluminación, en los mecanismos y estética de construcción,
intentando o buscando extender las posibilidades y dando nuevos
recursos a lenguajes populares como el guante. La imposibilidad de
sumar más titiriteros era una de las cosas que más nos estimulaba a
buscar cómo solucionar dificultades y tratar de que se conviertan en
virtudes. La verdad es que quedamos muy sorprendidos con la
repercusión positiva que generó desde su estreno en el Teatro
Circular, sobre todo en el boca a boca que siempre es el que marca y
define si realmente valió la pena todo el esfuerzo. Luego se sumó
el inesperado Florencio a mejor espectáculo de títeres infantil
2014 y posteriormente fuimos invitados a participar de un Festival
Internacional en Argentina y la posibilidad de realizar una gira de
más de veinte funciones por Buenos Aires y Córdoba.
¿Cuál
es el secreto del arte del títere, de muñecos, o de sombras,
creando toda una dimensión dentro de las artes escénicas que
implica la ausencia del actor?Más
que el secreto, la característica principal del títere es el hecho
de que algo inerte en situación dramática pueda tomar vida. Esto es
lo que maravilla, deslumbra, asombra y hasta genera un poco de miedo.
El títere tiene una doble tarea: tiene que llevar adelante una
historia mientras lucha a cada segundo por mantener ese hálito de
vida tan intenso y frágil a la vez. En cuanto a la ausencia del
actor, es muy discutible, ya que puede encontrarse de forma oculta o
interactuar en la misma línea dramática como lo realiza, por poner
un ejemplo, El Titiritero de Banfield, pero igual en todos los casos
el cuerpo del actor está y sabemos que tiene que estar para que "la
magia" suceda. Quizás desde mi punto de vista es la pérdida
del ego lo primordial, ya que tenemos que relegarnos en todos los
casos a ponernos en función y a disposición de un objeto, el cual
va a ser centro y eje en todo momento. Esto es sustancial, ya que sin
importar la técnica que desarrollemos, si esto no se cumple,
difícilmente estemos frente a un espectáculo de títeres.
¿Qué
vigencia y vitalidad tienen las diferentes técnica en las
artes
escénicas contemporáneas?
escénicas contemporáneas?
El
teatro de títeres, al igual que las otras artes escénicas, ha ido y
seguirá cambiando, para mantenerse vivo y vigente. La tendencia
hacia un teatro visual, hacia la integralidad de las distintas artes
escénicas en los espectáculos incluye al teatro de títeres en todo
su potencial. Si bien hay manifestaciones que van perdiendo vigencia
por el cambio de la forma de vivir de la gente, la esencia se
mantiene y se encuentra en constante movimiento.
((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 06/2015))
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