quiroga por dalton


Lo ha dicho y reiterado en diversas ocasiones: mucho antes de ponerse a cantar, con ese estilo expresionista y afiebrado que lo volvió referencia en la escena rockera rioplatense, Pedro Dalton tenía dos canales de creación artística bien definidos: el dibujo y la escritura. Fue parte del equipo del fanzine GAS, allá por el año 1987, encargándose de las manchas, del negro sobre blanco del artesanal diagramado impreso en offset, firmando varias ilustraciones en un tono siempre oscuro y cargado. Un poco antes de esas aventuras juveniles le había tocado dibujar la portada del disco Tango que me hiciste mal, de Los Estómagos.
Casi veinte años después, las distintas facetas creativas de Dalton tienen las fronteras cada vez más difusas y posiblemente deba hablarse de una sola y sólida identidad. La voz quebrada de Buenos Muchachos, al borde del aullido, de una versión sonora del grito de Munch, se corresponde con los relatos y poemas que viene publicando sostenidamente por el sello Estuario, así como con las ilustraciones que hizo durante un par de temporadas en la revista Freeway o en las portadas de discos de su banda uruguaya, porque debe aclararse que también canta en una banda del otro lado del charco, con un nombre más que ajustado a la identidad Dalton: Chillan las Bestias.
La última noticia artística de Pedro Dalton, después de su aparición como actor en el primer largo de Arauco Hernández, tiene que ver con las ilustraciones y con una excelente idea editorial del sello argentino Piloto de Tormenta. Se trata de una serie de dibujos, en riguroso blanco y negro, que complementan una reedicion del clásico Cuentos de amor, de locura y de muerte, del escritor salteño Horacio Quiroga.
La vinculación Quiroga-Dalton no es nada caprichosa. Se revela desde la propia portada del libro, en la que se manda un sobrio y entrañable retrato del escritor. El rostro sirve de antesala a una serie de dibujos en los que el dibujante rockero va interpretando varias de las pesadillas que recurren a textos más que inspirados y clásicos. No faltan "La gallina degollada" (que no en vano fue título de una canción de Los Estómagos), "La muerte de Isolda" o "El almohadón de plumas". Dalton -como muchos de una generación que lleva la marca de Quiroga desde la infancia- dialoga de forma muy natural con el universo del escritor, seña de una sensibilidad que vincula sin problematizarse el viaje postpunk con los mundos tortuosos de sus cuentos.

((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 05/2015))

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