Casi veinte años después, las
distintas facetas creativas de Dalton tienen las fronteras cada vez
más difusas y posiblemente deba hablarse de una sola y sólida
identidad. La voz quebrada de Buenos Muchachos, al borde del aullido,
de una versión sonora del grito de Munch, se corresponde con los
relatos y poemas que viene publicando sostenidamente por el sello
Estuario, así como con las ilustraciones que hizo durante un par de
temporadas en la revista Freeway o en las portadas de discos de su
banda uruguaya, porque debe aclararse que también canta en una banda
del otro lado del charco, con un nombre más que ajustado a la
identidad Dalton: Chillan las Bestias.
La
última noticia artística de Pedro Dalton, después de su aparición
como actor en el primer largo de Arauco Hernández, tiene que ver con
las ilustraciones y con una excelente idea editorial del sello
argentino Piloto de Tormenta. Se trata de una serie de dibujos, en
riguroso blanco y negro, que complementan una reedicion del clásico
Cuentos de amor, de locura y de muerte,
del escritor salteño Horacio Quiroga.
La vinculación Quiroga-Dalton no
es nada caprichosa. Se revela desde la propia portada del libro, en
la que se manda un sobrio y entrañable retrato del escritor. El
rostro sirve de antesala a una serie de dibujos en los que el
dibujante rockero va interpretando varias de las pesadillas que
recurren a textos más que inspirados y clásicos. No faltan "La
gallina degollada" (que no en vano fue título de una canción
de Los Estómagos), "La muerte de Isolda" o "El
almohadón de plumas". Dalton -como muchos de una generación
que lleva la marca de Quiroga desde la infancia- dialoga de forma muy
natural con el universo del escritor, seña de una sensibilidad que
vincula sin problematizarse el viaje postpunk con los mundos
tortuosos de sus cuentos.
((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 05/2015))
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