El
colectivo artístico Limpiando Encontré Monedas (LEM), capitaneado
por el músico fernandino Salvador García, está lejos de ser un
simple grupo musical y sus integrantes -sobre todo a la hora de tocar
en vivo- se sienten más cercanos a las artes escénicas, a un
concepto de trance que excede lo meramente sonoro. Tienen publicado,
en forma independiente, por el sello Vía Láctea, el disco Un
paseo en bicicleta, excelente
carta de presentación que los muestra en un plan mantra-folk, con
hipnóticos loops de guitarras, percusiones, violines, líneas de
clarinete y coros.
En
dos años de escenarios se han venido integrando a la movida
independiente montevideana, ya sea por cercanías estéticas y
generacionales con artistas como Pau, Lucas Meyer o Fernando Henry, o
por cuestiones vinculadas a la gestión de difusión a través de
sellos de descarga libre y presentaciones en locales alternativos.
LEM formó parte del ciclo Esquizodelia de colección,
en el pasado mes de noviembre en la Vaz Ferreira, y ahora se lanza a
una primera Sala Zitarrosa, en programa compartido con el grupo Fuego
en el Aire de Marte, integrado por cuatro jóvenes músicos de
Solymar. En el mismo fin de semana, uno de los integrantes de LEM,
Jhona Lemola, comparte escenario en Tractatus con Pau y la argentina
Rosario Blefari (ex Suárez, actual Sue Mon Mont).
Primera
fecha: LEM - FAM
Limpiando
Encontré Monedas empezó a funcionar en el 2012. El motor creativo
estuvo desde un principio en Salvador García, a quien se fueron
sumando Tania Eskin, Rodrigo Odriozola, Gerardo Martínez y Jhona
Lemola, lo que hizo derivar el proyecto solista inicial al formato
banda, a colectivo. "Fui invitando amigos a participar en los
temas y en ese proceso se empezó a construir un entendimiento
musical que derivó en un montón de toques, aún sin tener el disco
terminado", dice García.
¿Cuánto
define, a la identidad de LEM, el hecho de que ustedes no sean
montevideanos?
Salvador
García: Creo que el hecho de que no seamos montevideanos nos
generó un aislamiento natural de cualquier escena musical, por
desconocimiento, sobre todo. Quizás esa no pertenencia y ese
desconocimiento también tiene que ver con la música que nos sale,
no me doy cuenta. Pero la banda proviene del ámbito de las artes
escénicas, así que los lugares en donde empezamos tocando eran los
mismos en donde hacíamos funciones y muestras.
¿Cómo
fueron llegando al mantra-folk, a las canciones que fueron saliendo y
se plasmaron en el disco Un viaje en bicicleta?
SG:
Básicamente el mantrafolk es un invento, un poco para saber qué
responder cuando nos pregunten qué hacemos. Hay sí una cuestión
cíclica, circular, en casi todos los temas, estructuras que fueron
definiendo una especie de subtexto al componer. Utilizamos la
síntesis y la repetición como generadores de estado, más que de
estricta musicalidad; por ahí viene lo mántrico. La instrumentación
de la banda es bien de banda folk, si bien no es un género que
abordemos específicamente.
¿Qué
comparten -a nivel personal y también artístico- con la nueva
generación de músicos independientes, de artistas vinculados a
sellos virtuales que forman parte del colectivo Esquizodelia, como
son los casos de Estampita, Feel de Agua y Vía Láctea?
SG:
Compartimos varias cosas: un modo de hacer, de utilizar los
recursos, de distribuir nuestra música libremente, de no esperar
nada de nadie. Tenemos matices, pero eso no nos impide trabajar
juntos. Un aspecto positivo de esta generación es que pueden
convivir las diferencias, porque hay un fin común que nos atraviesa
a todos. Vía Láctea, por ejemplo, empezó siendo un proyecto de
Francisco Trujillo (Cielos de Plomo) y mío, que creamos para
autoeditarnos, publicar y distribuir nuestra música. A medida que
fueron acercándose otros proyectos musicales se fue transformando en
un colectivo que busca optimizar los recursos que tenemos y hacer
cosas juntos.
¿Cómo
es un espectáculo de LEM y qué están preparando para esta primera
Zitarrosa en conjunto con Fuego en el Aire de Marte?
Por
lo general nuestros toques son cálidos y cercanos. Nos disponemos de
forma que el espectador forme parte de la cuestión. Estamos
aprendiendo, desde que están surgiendo toques en salas grandes, en
teatros, en cómo traducir los elementos que manejamos y que creemos
fundamentales, en una puesta en escena de otra magnitud, con otros
recursos. La fecha en la Zitarrosa es algo que nos tiene muy
emocionados, no sólo porque es en una sala hermosa, sino porque
compartimos el toque con la banda Fuego en el Aire de Marte; ellos
son de Solymar y es super recomendable lo que hacen.
Segunda
fecha: Jhona - Pau - Blefari
Jhona
Lemola es uno de los integrantes de LEM y junto con otros dos amigos
-Ximena Bouso y Martín Seoane- grabó en 2014
el disco Nombres comunes,
disponible también en la plataforma de Vía Láctea. El domingo 12 de abril, en
Tractatus, el trío estará presentando el disco y compartirá
escenario con dos figuras de la canción independiente rioplatense:
el montevideano Pau, en su primera incursión como solista desde el
final de la banda 3Pecados, y Rosario Blefari, actual integrante del
grupo Sué Mon Mont, quien se presentará acompañada por el
guitarrista Alejo Auslender. El recital es autogestionado: "Lo
armamos pensando en que somos tres generaciones de artistas
independientes. Rosario es considerada un emblema del rock
independiente desde la década del noventa, cuando lideraba el grupo
de pop experimental Suárez. Pau viene laburando desde el 2006
aproximadamente con varios proyectos y yo formalmente largué con LEM
en el 2012 y ahora estoy con Los Nombres Comunes", cuenta Jhona.
¿Cómo
se fue armando la historia de Jhona y Los Nombres Comunes, en una
opción por lo experimental, por la búsqueda de bordes musicales
lejanos al pop y al rock?
Jhona
Lemola:
Formo parte de LEM, tocando clarinete y xilofón, desde el 2012. Fue
después que arranqué a componer, a tocar la guitarra y cantar, y
que nos juntamos con Ximena y Martín. La historia de Los Nombres
Comunes viene de las
ganas de contar cosas que me pasan en un plano psico-emocional. Las
canciones están vinculadas a situaciones que viví y personas
reales; son el escape de un montón de energías que están y que
siento como un acto psicomágico, como dice Jodorowsky, en eso de
proponer romper con los hábitos que impone la sociedad y así
liberarse de aquellos que generan angustia. Con el grupo tenemos
muchas libertades; somos diversos musicalmente. Ximena es una
percusionista con mucho estudio, conoce infinidad de ritmos, y Martín
desde su adolescencia está vinculado a proyectos más punk. En mi
caso, si bien tengo más conocimiento del clarinete y batería que de
guitarra, creo que nos movemos en base a los géneros que nos gustan.
Los tres compartimos el gusto por la canción, eso nos une, y lo
experimental está constantemente. Queremos experimentar en todo;
somos inquietos.
¿Qué
experiencias han tenido en espectáculos en escenarios pequeños y
cómo se la juegan en esta fecha en Tractatus?
JL:
La palabra espectáculo no me resulta muy cómoda. Nuestra música
está más relacionada a otras artes, como el teatro, por lo que
siento que hacemos una intervención en los lugares que nos
presentamos. Nos encanta compartir lo que hacemos y que otros puedan
llegar a percibir cómo sublimamos en canciones determinadas
energías. La mayoría de las veces canto con los ojos cerrados, por
un acto reflejo, es como me puedo conectar mejor conmigo y con el
presente. Hemos tenido todo tipo de experiencias, pero mientras más
nos conectamos entre nosotros, más se percibe esa energía que es
invisible a los ojos. Esta fecha nos la jugamos igual que siempre,
ensayando para poder estar tranquilos y compartir momentos de amistad
con Xime y Martin. Estamos muy unidos.
¿Cuánta
es la importancia de la figura de Pau en la escena de la música
independiente montevideana?
JL:
El disco Diciembra,
el último que publicó Pau en 3Pecados, es
para mí uno de los mejores publicados en Montevideo en los últimos
años. A él lo tomo también como referente musical. Me identifico
mucho con él y su arte... Pau
es una mezcla de odio y amor; lo percibo muy sensible y en una
constante transición de sus emociones que sublima en música. Es lo
que yo vibro.
Puentes generacionales
Si
hay algo que distingue a la nueva generación de creadores que se
articula alrededor del colectivo Esquizodelia, es continuar la
impronta independiente y experimental que marcó la breve y fermental
obra del grupo 3Pecados. De algún modo, el trío liderado por Pau
O'Bianchi abrió un camino singular, tanto en lo musical como en la
autogestión, pero sobre todo en plantarse de una manera menos
reverencial a una escena rockera uruguaya demasiada profesionalizada
y epigonal, y también con menos prejuicios de abordar "lo
uruguayo", lo que implica puentes creativos más directos con
creadores de los setenta y ochenta como Mateo, Los que iban cantando,
el primer Cabrera, el Darno. Hay, en propuestas como las de LEM, Pau,
Los Nombres Comunes, Carmen Sandiego, FAM, Mux, Lucas Meyer,
Alessandro Podestá y Comunismo Internacional, por nombrar a los
artistas más relevantes, una mayor predisposición a la
investigación, a la experimentalidad. Y este fermento está dejando
muy buenos discos y varias sorpresas.
¿Hay
más puentes musicales ahora, entre distintas generaciones de la
música uruguaya, que los que había antes?
SG:
Yo tuve la suerte de crecer en un lugar en donde se escuchaba mucha
música nacional, pero conozco gente de mi generación que conoció a
Mateo, Lazaroff, Darnauchans, ya de grandes. Por ahí también es un
tema de acceso: antes era muy difícil conseguir discos que hoy
encontrás en Internet para descargar con cierta facilidad.
JL:
Es una pregunta difícil. Yo creo que el avance tecnológico tiene
que ver, como dice Salvador, y hoy en día tenés acceso a la música
que vos quieras en el momento que quieras. También está la realidad
de que vivís acá y pasan cosas acá. Y siento que esta camada de
artistas se siente más en contacto con la canción de acá.
Otra
de las cosas que sorprende en estos últimos años es la cantidad de propuestas
experimentales.
JL:
Nosotros experimentamos sobre los sonidos, pero respetamos también
la semilla de dónde nace la canción. Lo que sí es cierto es que la
experimentación se da más fácil a través de los recursos que hoy
tenemos.
SG:
Es muy interesante este momento. Parece que estuviéramos viendo qué
hacer con la música popular uruguaya, si transformarla, rescatarla,
estudiarla, continuarla. Siento que somos una generación que aún no
sabe si todo aquello le pertenece. Personalmente me gusta mucho este
momento de la música uruguaya. La que no suena en los bondis y en
las radios pero que no para de moverse.
((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 04/2015))
No comments:
Post a Comment