Otro
Próspero es el título de la
muestra del artista llamado Javier
Abreu (El Empleado del Mes), en la temporada 17 del Espacio de Arte Contemporáneo de Montevideo. Una
colección de varias de sus últimas obras, entre las que destacan
intervenciones realizadas sobre billetes y tarjetas de crédito.
La temporada 17 del EAC evidencia
un tono fuertemente político, aunque esa posible interpretación
incomode al propio artista que oficia de anfitrión, el siempre
irónico Javier Abreu, quien desde la sala Cero propone una serie de
obras en las que su alter ego El Empleado del Mes invita a
reflexionar sobre la tan mentada "prosperidad uruguaya".
Hay tres obras de Otro
Próspero que llaman particularmente la atención, todas ellas
elaboradas con dinero como elemento: un geranio hecho de recortes de papel
billete (de un dólar americano), el Edén-Paisaje de Dólar que
interviene la imagen campestre de otro billete (en ese caso de cien
dólares americanos) con imágenes de Mujica, Cristina Fernández,
Bush, el helicóptero en el que escapó De la Rúa, y por último un
cielo de plástico clonado a partir del utilizado por la tarjeta de
crédito Oca.
"Nunca
me cerró lo de arte político", dice Abreu. "Ni siquiera
cuando fui invitado a la Bienal de Sao Paulo, en 2010, en la que
estaban todos los artistas de arte político que admiro y solamente
conocía de libros o por la web. Lo realmente político está en las
calles y un acontecimiento político es producto de una comunidad y
no de una persona individual. Lo que sí creo es que mi obra piensa o
hace preguntas sobre lo político y su representación. Es en el
desplazamiento simbólico de mi obra que lo político puede llegar a
ser provocador. Más que pensar en el impacto quiero pensar que el
arte hoy en día es una espacio de diálogo".
Sin
embargo, el planteo curatorial del EAC desarrolla otras dos
exposiciones que comparten espacio y tiempo con la de Abreu y pueden
ser vistas como miradas -desde el arte- fuertemente políticas:
Territorios de desastre (de
las argentinas Gabriela Golder y Mariela Yeregui) y muy especialmente
Horror Pleni
(colectiva curada por el mexicano Alejandro Morales). Entre las obras
que propone Morales aparecen varias imágenes intervenidas que buscan
poner en entredicho lo que se ve y lo que debería verse: en el video
ManU vs Barsa, de
Roberto Cárdenas, se elimina frame by frame la
pelota con la que se disputa el partido, o bien en los detalles
quitado por Dmitri Zúrita a imágenes que son símbolos del
fotoperiodismo del siglo veinte.
Hay
una serie de diálogos evidentes entre las exposiciones de la
temporada 17. Hay política. Hay imágenes no tan agradables. Hay una
intención de incomodar. Hay la sensación también de un viaje que
invita a reflexionar, y que, en el caso de la selección de obras de
Abreu, pasa también por una mirada lúdica. Aunque, como advierte el
artista, "la idea es que la gente no se saque una selfie
con las obras, como está de moda ahora... en esta exposición
propongo mirar las obras en silencio".
El
Empleado del Mes, como personaje, empezó por el año 2002. ¿Cuáles
fueron las motivaciones de aquel momento y de qué manera siempre hay
espacio para cuestionar, para provocar?
Más
allá de las variables económicas, el mundo, el hombre y sus
problemas fundamentales no han cambiado demasiado. Tampoco la
intención es provocar, pero debo admitir que mis obras rescatan algo
del presente, y potenciadas con cierto humor irónico, pueden llegar
a chocar en un primer momento.
Varias
de las imágenes en las que trabajás invitan a reflexionar sobre lo
que se ve y lo que podría verse. En la intervención sobre billetes
de cien dólares insertás, por ejemplo, capas de relato en tono de
ficción política...
La
propia realidad es la hacedora del gran collage. Los guiños entre
los personajes -imágenes de Bansky, Tabaré y Bush en Anchorena,
entre otros-, conviven en ese paisaje idílico de la figura
intervenida del billete. Hay una relación con Próspero, el de La
Tempestad, de Shakespeare,
quien a través de la magia maneja a los personajes de la isla a su
antojo. Yo hago lo mismo en mi Edén-Paisaje de Dólar, juego
con los personajes de la política y con imágenes del consumo mass
media, y ellos interactúan frente a la mirada del espectador.
Hay
un elemento en común en esas y otras obras tuyas que es la
utilización de billetes como elemento a intervenir. ¿Qué es lo que
te seduce de trabajar con esos materiales?
Es
uno de los elementos que todos usamos todos los días de nuestra
vida. ¡Es papel! Hay algo histórico del material papel y algo de
artesanía en las obras que me conecta con cierta historia del arte y
del hombre también. Hay algo de transgresión conmigo mismo, cuando
en lugar de consumir ese billete lo transformo en otra cosa y pierde
el propósito para el cual fue creado.
Esta
vez presentás un geranio hecho con un billete de dólar, similar a
la casita con la que ganaste un Salón Nacional...
El
Geranio surge de un encuentro cotidiano con un geranio marchito,
en mi balcón. De ahí comencé a preguntarme sobre la belleza y su
devaluación. Decidí hacer un geranio marchito, pero con las hojas
que se encuentran en los billetes de un dólar. Por supuesto que
estas hojas no son iguales a las del geranio, pero sí puede copiar
cierta morfología. En la propia sala se lo museifica, colocándolo
dentro de una cúpula. Hay como un propósito que fracasa en sí
mismo, desde el vamos, que es conservar “algo sublime”… pero
todos sabemos cómo es la economía de mercado.
Otra
de tus obras que juega en ese camino es la intervención de la imagen
de una conocida tarjeta de crédito. ¿Qué es lo que buscabas al
intervenir la imagen del cielo de Oca?
Lo
primero y que no se ve es mi ingreso al sistema de crédito. Y luego
de esto, cuando obtuve mi tarjeta, o sea mi posibilidad para el
consumo, la escaneo y borro su logo y datos informáticos pero
dejando toda huella humana, la grasitud de mis dedos en la tarjeta,
mugre, rayones, etcétera. Lo que se ve es un cielo de plástico: el
espectador siempre está frente a cosas que terminan siendo otras.
Y
la crisis devino en prosperidad, en una fuerte cultura de consumo, en
el transcurso de esta última década. ¿Cuánto te permite jugar
como artista este cambio, y de qué manera sentís que El Empleado
del Mes se involucra con el actual estado de las cosas?
Igual
creo que esta exposición habla del dinero en sí mismo y cómo nos
relacionamos cuando lo tenemos o no tenemos. No habla sólo del
consumo, eso está presente, desde luego, pero no hay que olvidar que
cuando hablamos de dinero también hablamos de poder.
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