Los
tiempos creativos de Gonzalo Deniz -después del excelente disco El
podador primaveral- se enfocaron
en el pop-rock de Mersey y en la banda sonora instrumental de la
película Rincón de Darwin. Se
tomó un tiempo para pensar y repensar un nuevo cancionero firmado
por Franny Glass. Cuando decidió hacerlo, convocó a su amigo Guille
Berta para la producción artística y apostó por un cambio en el
formato sonoro: salir del despojamiento de cantautor para sumar otras
capas, instrumentaciones, un sonido de banda.
Hay
una canción, "El amor anda suelto", que oficia de posible
centro gravitacional del nuevo disco Planes.
Cuenta Deniz que es la que más tiempo le llevó componer en
su vida. "Me obsesioné con la letra", dice. "No tenía
que ser genial; quería lograr el color exacto que sonaba en mi
cabeza. La podía tararear, pero no encontraba las palabras. Sabía
que sería el corte de difusión, sabía cómo sería el video, pero
no la podía terminar". El disco, incluso, se demoró un año
porque el músico no terminaba esa canción. A principios de 2014
lanzó un adelanto, la canción "Planes", y sobre fin de
año, finalmente se publica y lo presenta en Montevideo con un show
en La Trastienda.
***
¿Cómo viene siendo el camino de Franny Glass, desde aquellas primeras canciones absolutamente despojadas de Con la mente perdida en intereses secretos?
Ese
primer disco fue un cambio en mi camino musical, totalmente
diferente a lo que venía haciendo con Mersey. No había imaginado
iniciar una carrera solista tan pronto. Fue volcar un montón de
cosas que venía escuchando, viendo, leyendo y sintiendo en un disco.
No hubo productor y todo salió así como quien va a cantar a un
estudio cerquita del micrófono. Después vino Hay un cuerpo
tirado en la calle, que fue
la confirmación de ese primer impulso. Tengo una relación difícil
con ese disco. Es el que menos toco en vivo y el que más gusta a una
parte de la gente que escucha Franny Glass. Y luego, al disco El
podador primaveral, lo
considero un momento muy creativo, en el que las decisiones se
tomaron muy rápido y todo salió de manera espontánea.
Todo lo contrario a Planes...
Todo lo contrario a Planes...
Es
verdad. Planes es
mi disco más cerebral. Lo tuve en mi cabeza mucho tiempo. Cada
detalle está pensado y repensado. Creo que es mi mejor trabajo y
estoy muy satisfecho con el resultado luego de tan arduo trabajo. Mi
idea era que sonara a un disco hecho en el 2014, de música uruguaya,
tocado por una banda. A partir de ahí, es todo responsabilidad de
Guillermo Berta.
Como que venías en un camino más íntimo, más folk sensible y ahora probás con el sonido banda. ¿Cuál es la gran novedad de Planes?
Como que venías en un camino más íntimo, más folk sensible y ahora probás con el sonido banda. ¿Cuál es la gran novedad de Planes?
De
la misma manera que -como te contaba- mi segundo disco fue una
continuación del primero, creo que Planes es una continuación
de El podador primaveral. Esto es así en cuanto a la
composición de las canciones. La gran novedad, el cambio, tiene que
ver con el método de trabajo, que fue muy diferente y quise
conseguir una sonoridad de mayor alcance y no tan íntima. También
quise evitar ciertos vicios de mi manera de escribir y probar nuevas
limitaciones para ver qué salía. Creo que el resultado es un disco
más accesible que los anteriores, y era un poco la idea, a pesar de
que su creación fue de gran complejidad.
¿Cuánto
te pesan o no las lecturas de los otros, las interpretaciones?
Las
diferentes lecturas o interpretaciones me hacen reflexionar. A veces
me sorprenden, a veces me enojan, a veces me hacen reír. Lo normal.
Se tiene una idea, por ejemplo, de que Franny Glass es medio paloma,
y algo de eso hizo que me demorara tanto con la canción "El
amor anda suelto". No me parecía muy afortunado que el primer
corte de difusión se llamara así. Y eso tenía más que ver con el
qué dirán que con algo que a mí me molestara en cuanto a mi obra.
A mí me encantan las canciones de amor, me encanta escucharlas, me
encanta hacerlas, y me gusta cantarlas.
¿Componés
desde la guitarra?
Sí,
siempre compongo desde la guitarra. Tengo mi vieja guitarra de
cuerdas de nylon, con la que grabé mis primeros dos discos y con la
que toco siempre en vivo, y ahora hace un año me compré una Baby
Taylor, que es pequeña, tiene cuerdas de acero y es especial para
viajar o para tener en la falda frente a la computadora.
¿Sentís
que te has vuelto más cerebral, más perfeccionista?
Cada
vez estoy más exigente con las canciones, hasta el punto de que me
asusta cuánto me podría llevar hacer mi próximo disco. Sé que
tres años es poco entre disco y disco -teniendo en cuenta que entre
medio hice la banda sonora de Rincón de Darwin-, pero el
proceso se me hizo muy difícil y extenso. No por un tema de
inseguridad, sino por obsesionarme con buscar cierta perfección.
Imagino
que la portada de Planes debe haber llevado su tiempo...
Es
verdad. La tapa demoró en aparecer. Con Santiago Guidotti estuvimos
trabajando mucho sobre la idea de los planes, de la proyección, del
futuro, del trasladarse de un lugar a otro. A Santiago fue al quien
se le ocurrió trabajar con sombras. Un día, hablando con mi amigo
Alejandro Mazza, que es fotógrafo, le estaba contando la idea de las
sombras, de que quería un contraste entre algo opaco y algo
colorido, de que quería aparecer en la tapa, y él me mostró una
foto que había sacado en un seminario sobre fotografía y color, en
el que se proyectaban esas tres sombras de colores detrás de una
persona. A partir de ahí estuvimos trabajando con Santiago y
Alejandro hasta que llegamos a lo que fue la foto definitiva. Lo que
se ve es real. Es decir, tiene el retoque que tiene cualquier
fotografía, pero las sombras y los colores los logró Alejandro en
el estudio. Me encanta la tapa. Es perfecta.
¿Qué
pasa con los planes? ¿Hay que tener planes?
Los
planes son diferentes a los compromisos. Hacer planes tiene que ver
con sentir nostalgia por el futuro. Lo bueno de hacer planes es que
uno enfoca esa energía en el futuro y no en el pasado. En lo que se
puede hacer o modificar y no en lo que solamente se puede mirar en la
mente o reflexionar sobre ello.
¿Qué
sucesos importantes has vivido en los últimos años?
Así,
pensando rápido, y en lo que refiere a mi carrera musical: haber
hecho la música de una película, haber tocado solo con mi guitarra
frente a siete mil personas en México, haber viajado a lugares que
no conocía gracias a la música, y haber ganado una beca del MEC
para poder vivir un poco mejor y dedicarle más tiempo a mi proyecto
sin que eso signifique no llegar a fin de mes.
Escena
montevideana
"Ahora
hay menos lugares para tocar, pero hay más proyectos que se han
adaptado a estas nuevas condiciones. La ciudad y sus bares han
condicionado el tipo de música que se hace. Hablo de bares, y no de
teatros, porque es en los bares donde empiezan las bandas. Otra cosa
que he notado es que antes cualquier banda, sin tener toques y casi
sin difusión, lograba tocar en un lugar más o menos decente. Ahora
bandas que tienen cierta trayectoria, por más que no sean populares,
la tienen difícil para tocar en condiciones mínimas, o que los
bares les abran las puertas. No quiero imaginar lo que será para
bandas que recién empiezan. Aunque esto seguramente se debe a que,
como decía antes, hay menos lugares para tocar". (G.D.)
((artículo publicado originalmente en revista CarasyCaretas, 12/2014))
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