Hay
varios cantantes de rock, acá en Montevideo, que se desmarcan del
resto. Vienen del linaje rasposo, cervecero, lumpen, del punk rock
esquina noise. Uno es el inigualable Pedro Dalton, el buen
muchacho que marcó un estilo
propio y tiene varios herederos en eso del inglés disléxico, como
Juan Stoll de Genuflexos. Otros dos vienen también del under, de la
corriente menos brit del rock uruguayo, la garagera, la del lo-fi.
Nico
Barcia, voz y guitarra de los Eléctricos, volvió hace varios años
con una banda de mala fortuna pero explosiva llamada Hotel Paradise.
El centro conceptual es básico: rockear con el gran amigo Walo en
los palos, concentrarse en la sensualidad del garage y provocar
canciones que dicen cosas como "mucha pija y pala/ no puede
parar/ dicen sus amigos/ que es la hija de Satán/ y que tiene el
coño/ más caliente que un volcán". Es así, los personajes de
las canciones de Nico están "hasta las manos", se
mantienen así desde los tiempos del Psychosound y
el "Alcohol, Alcohol". Siempre más allá del borde,
enroscados, con la emoción a flor de piel. No falta, bienvenido sea,
un excitante momento crooner en "Solo quería tocarte", uno
de los grandes momentos de un disco debut que se hizo esperar más de
la cuenta (los primeros shows fueron en 2008, con otro bajista y el
Adler en la otra viola). Pero hay más de Nico Barcia: en Bandcamp
está disponible el disco que se mandó con Matías Cantante, firmado
como Reyes Estallar. Allí también da clases de cantante de rock,
con la certeza de que para ser un maestro hay que saber rimar
palabras sencillas y siempre acertar en el voceo, demostrando que se
puede hacer en español, como Pappo, Pity, AC y otros tantos
intoxicados.
Yamandú
Gallo, voz y guitarra de Rouge, es otro caso excepcional, en el que
letra y música, voz rasposa y lo-fi, vuelven rock al rock, que es
precisamente lo más difícil en tiempos en que la técnica y la
producción artística se devoran toda posible emoción. Los dos
discos anteriores de Rouge -Guacha Life
y Baja fidelidad-
mostraban el mejor linaje de otro grupo de mala fortuna. (Al final
hay que pensar que la fortuna está en relación con la posible baja
cultura musical del público). En este tercero se superan: logran el
mejor sonido Rouge, con muy buenas baterías de Yaffé, que pegan
seco y acompañan los riffs de cuerdas y vocales. Canciones de amor,
más bien de desamor, historias de perdedores, es el sello de Gallo.
"Qué pena", la lisergia abolerada de "Muchacha
tonta", la nueva versión de "La balada de Chico Momia",
son varios de los temas más efectivos. Y Gallo además, como Barcia,
tiene en Bandcamp un cancionero solista -Después del
invierno- que marca la pauta que
es un autor mayor.
((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 11/2014))
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