El grupo Sin Fogón de Fray
Bentos estrena La canción de las palabras esdrújulas, nueva obra de la dramaturga Estela Golovchenko, con dirección de Roberto Buschiazzo y actuaciones de la propia autora y el montevideano Sergio Mautone.
Hay
varias capas en este relato, la de una obra que se estrena en el
irreductible escenario de la compañía independiente Sin Fogón, en
Fray Bentos, que busca contar sobre las fracturas afectivas y
emocionales que generaron los peores crímenes de la dictadura de los
años 70. "Nos propusimos salir del formato típico -o por lo
menos ya hecho-, de mostrar la parte política-social del asunto y
abordar el tema desde la perspectiva de la pareja, es decir, del
amor", explica Golovchenko. "El amor de una pareja que
compartió ideales de lucha y que vio truncada su relación desde la
desaparición forzada de uno de ellos. El amor a pesar de la muerte".
El
estreno de La canción de las palabras esdrújulas,
firmada por Golovchenko (ganadora del Florencio 2005 por Vacas
gordas), supone además un nuevo mojón en
la suma de historias del árido desarrollo de las artes escénicas
fuera de la capital. Los artistas fraybentinos de Sin Fogón llevan
estrenados, este año 2014, dos espectáculos que proponen el
intercambio con creadores de otros rincones del país, y en este
tercero, con propuesta de temporada de funciones en agosto en Fray
Bentos y en setiembre en la montevideana sala del Torres García, se
encontraron trabajando con el actor Sergio Mautone y un equipo
capitalino integrado por la productora Denise Acosta y la diseñadora
de escena Cecilia Carriquiry. Muchos kilómetros de ómnibus, decenas de horas de
viaje y la voluntad de acortar distancias geográficas, apostando a
una descentralización que suele quedarse en los titulares de las
políticas culturales.
La
canción de las palabras esdrújulas coloca en primer plano el
dilema del reencuentro, de la necesidad imperiosa de cerrar heridas,
a través de la historia de dos personajes cuya historia afectiva se
vio cortada por uno de los más terribles crímenes políticos, el de
la desaparición forzada. Andrés (Sergio Mautone) se reencuentra con
quien fue su compañera, Magdalena (Estela Golovchenko) para
informarle dónde están enterrados sus restos y para reconciliar ese
pasado doloroso con el presente. "Esa aparición se da en el
plano onírico de la protagonista, lo que da lugar a cierta
fragmentación que combina, además de los diálogos entre ambos, una
serie de monólogos de Andrés a través de las situaciones que vivió
durante su cautiverio", cuenta la autora y actriz.
¿Cómo
te fuiste "encontrando" en la creación de dramatúrgica, y
luego como actriz, al trabajar sobre la temática de las
desapariciones políticas desde la perspectiva de una pareja?
Hace
algunos años empecé a escribir una obra a partir de una noticia del
diario, mezclado con una experiencia personal y otras cosas más que
ni siquiera son conscientes, para llegar a esto que, obviamente no es
lo que concebí al principio, aunque sí mantiene la intencionalidad,
lo que me propuse decir como autora. La obra tenía más personajes y
abordaba la relación del protagonista con los distintos integrantes
de la familia. Pero, cuando empezaron a repetirse entre ellos, vi la
necesidad de reducirlos a la pareja.
¿Qué
desafíos te generó el investigar sobre lo emocional, sobre lo
afectivo, evitando abordar el tema desde sus facetas sociales y
políticas?
Las
decisiones que tomamos en la vida tienen que ver con lo afectivo, más
allá que luego tengan consecuencias sociales o políticas. Desde ese
lugar partió la historia, que luego se transformó en un trabajo
colectivo en el que tratamos de suprimir todo aquello que diera
alguna “pista” sobre el pasado de los personajes. Nos
concentramos en la relación de la pareja, imaginando cómo podría
haberles afectado esa situación que fue ajena a la voluntad de
ambos. El encuentro se da en un plano onírico, porque es imposible
en la realidad de los personajes.
¿Qué
le va pasando a tu personaje? ¿En qué medida se siente interpelado
por una historia que no tuvo desarrollo, que quedó trunca y duda en
"exhumar" en el presente?
La
situación de mi personaje es sumamente contradictoria. Hay cosas a
las que no puede renunciar porque son, como ella misma lo señala,
una marca. Pero también hay otras que la obligan a seguir porque son
parte de la vida misma. Ella se encuentra en una vorágine de
recuerdos, algunos que quisiera borrar definitivamente, otros que
desea retener, otros que no afloran y que desea recordar como, por
ejemplo, la canción de las palabras esdrújulas.
(Artículo publicado en revista CarasyCaretas. Fotos: Alejandro Persichetti)
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