Cuando el espectador se instale
en las butacas de la Zavala Muniz (*), el ritual escénico ya habrá
comenzado. No habrá llegado tarde. A partir de las nueve en punto
será el tiempo previsto para el convivio, el momento de la acción,
al que será invitado para mirar y compartir. Carolina Silveira, tiza
en mano y vestida completamente de negro, estará terminando de
delinear el territorio, un gran cuadrado negro totalmente escrito con
palabras escritas en tiempo presente.
Tal,
según define su propia autora, "es una pieza blanquinegra,
minimalista, indeterminable en su género, en la que la escritura
aparece como performance y la oralidad como correlato de un
movimiento pensante". Es, de algún modo, un trabajo de
investigación en el que se manifiestan varias de las obsesiones de
Silveira: cruzar cuerpos y literatura, hacer coincidir su pasión por
las letras (las novelas de Samuel Beckett son el signo cero entre sus
referencias) con el presente de la acción. "La palabra es la
música, la banda sonora", cuenta la coreógrafa y bailarina.
"Cuando empiezo a escribir, antes de que entren los
espectadores, estoy toda negra, para que solo se vea el texto y poder
desaparecer en lo que estoy escribiendo". Sobre esas palabras,
desescribiendo, haciendo convivir el lenguaje del cuerpo y el del
pensamiento, se moverán las bailarinas, que una a una se irán
sumando, desarrollando la acción en consonancia con la voz de
Silveira, desde fuera de la escena, desde la cabina.
"Me siento como una
lectora", dice Silveira, que entiende que su obra como
coreógrafa trata de vincular el mundo de la palabra con el de la
investigación escénica. "Me gusta leer, escribir, y darle
vuelta a ese mundo. El experimento pasa por integrar la palabra, por
construir un bailarín lector, que vendría a ser una mente que está
dilatada, que elabora pensamiento y acción al mismo tiempo". El
nuevo espectáculo de Silveira, en definitiva, como ritual del
lenguaje y propuesta de aires beckettianos, ambiciona romper ciertas
fronteras del lenguaje, pero desde el minimalismo, desde la
proyección de lo mínimo, en un estado cercano a la vigilia, "como
para despertarse despacito", como advierte la autora.
(*) Va los días martes 19, miércoles 20 y jueves 21 de 2014, a las 21 horas, en Ciclo Montevideo Danza (Zavala Muniz).
((artículo publicado en la revista CarasyCaretas))
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