Historias de invierno
(2010), en plan folk electrónico, fue el debut en disco de Laura
Chinelli por el sello Contrapedal. Cuatro años después reaparece en
la escena, en forma independiente y con un disco de descarga libre
titulado Infinito. Un cancionero melancólico y altamente emocional.
Infinito abre con un
recitado sobre una agradable base en la que se equilibra lo orgánico
de la guitarra con un tratamiento electrónico de loop. Luego siguen
canciones más o menos deformes, con Laura Chinelli cantando en
primer plano o colocando capas de voces, con un sutil trabajo en el
decir, cuidando cada palabra, atada a secuencias de pianos, cuerdas y
percusiones que parecen llegar para descomprimir cierto dejo
melancólico y aportar luz, una luz que saca a la joven cantautora de
climas densos para que alternen con un electro-folk puro y efectivo.
descargar "Infinito" |
Después del debut
Historias de otoño, no le fue fácil el camino para grabar un
segundo disco. "No tenía la posibilidad económica de grabar un
disco nuevo", cuenta la cantautora. "Las cifras que me
pasaban los productores estaban muy lejos de mi alcance. Entonces
pensé que pidiendo prestadas algunas cosas, más algunos
conocimientos que tenía porque había estudiado sonido, podía hacer
algo cercano a un disco". Así fue que Laura Chinelli grabó
precariamente el ep Viento y lo subió a Internet. Esas canciones
fueron las que escuchó Seba Peralta, quien finalmente la convenció
de trabajar un disco largo y se convirtió en productor y guía de
Infinito.
***
¿Qué sentiste al ver
que estabas componiendo un disco en tonos bajos, más melancólicos
que Historias de Invierno?
Por lo general, los
artistas tienen más apoyo y más exigencias, propias y ajenas, de
hacer del segundo disco un material vendible y exitoso. Yo ni
siquiera iba a hacer un disco y fue Seba que me convenció... En un
momento sentí que nadie iba a entenderlo, pero asumí el riesgo.
En los momentos que
aparecen secuencias de percusión, es como que todo se abre, el disco
se pone luminoso. ¿Lo sentís asi?
Sí, totalmente. Fue
Seba que me sacó de esas oscuridades. No negoció mucho ciertas
cosas que consideraba indispensabales, como percusiones fuertes que
quebrasen con esos estados míos. Hubiera sido un disco mucho más
oscuro de no ser por él.
¿De dónde sale esa
oscuridad? ¿De la palabra? ¿Del silencio? ¿Del piano?
Contrariamente a la
forma de trabajar del disco anterior, donde todo comenzaba en la
computadora, secuenciando via midi y editando a la vez las bases
sobre las que después cantaba, esta vez comencé todos los temas
desde el piano. Siempre estoy buscando formas distintas de abordar la
composición, porque me aburre componer siempre a partir de lo mismo.
Tu voz es protagonista
del disco. ¿Qué cosas fuiste descubriendo de tu voz en Infinito?
Fui un poco más libre.
No lo trabajé específicamente, porque el hecho de dar clases de
canto todo el tiempo me agotaba y cuando tenía tiempo para mí como
me quedaba en silencio o me ponía a pintar o hacer cualquier otra
cosa... No es que no me haya tomado en serio el asunto de cantar,
sino que necesité cierta distancia de la técnica y el desgaste para
poder lograr una voz más relajada y mía. Me liberó descubrir
cuánto se puede decir sin tener que gritar o utilizar la voz al
máximo todo el tiempo para demostrar que canto. Ya me demostré que
canto y ya lo demostré a los demás, y no siento más la necesidad
de autoafirmarme ni ser una gran vocalista... Ahora siento la
necesidad de sentir lo que hago. Sentir es el protagonista del disco.
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