pescando canciones



La obra de Rossana Taddei sigue dando sorpresas. La cantautora prueba caminos diferentes de abordar la canción y arriesga en búsquedas sonoras. Pescando en el cielo es un cancionero en el que comparecen -como acompañantes y co-creadores- Gustavo Etchenique, Herman Klang y Santiago Montoro.

Desde que se dedica a pescar sonidos, a buscar nuevas texturas, Rossana Taddei no para de fraguar muy buenos discos. Sic Transit había sido un punto alto en su obra y luego deslumbró con Tra cielo e terra, un disco de exploración, de fusión entre ritmos alpinos y toques rockeros, para probarse versionando a poetas del Ticino, ese rinconcito de la Suiza italiana donde vivió varios años con su familia y vuelve todos los años, lugar de reencuentros con su hermano Claudio y donde ha cimentado un circuito de teatros y festivales.
Tal vez los viajes -me refiero a la parte práctica de los traslados-, llevó a idear nuevas maneras de transportar el circo sonoro ambulante de Rossana Taddei, sus canciones de ida y vuelta, entre el italiano y el español, entre poetas del Ticino y rioplatenses, en un equipaje liviano que fue armando junto con su compinche Gustavo Etchenique. Así se fue forjando ese concepto sonoro llamado Minimalmambo, de a dos, desde la batería y la voz, la percusión y la melodía, el mínimo para ir agregando elementos mínimos, lo estrictamente necesario.
Estos ejercicios, de canciones más despojadas, de discos acaso minimalistas, la llevaron a manejar con mayor ductilidad su instrumento natural, esa potente voz que fue encontrando mayor brillo sin la necesidad de destacar sobre la banda, alejándose del formato típico del cuarteto eléctrico. Y empezó otro proceso, que la lleva a profundizar el estado “en tránsito” de su música: componer desde lo mínimo para luego ir superponiendo capas imprescindibles. Así fue el viaje creativo de Pescando en el cielo, su nuevo disco.
Cuenta Rossana que la inspiración inicial de Pescando en el cielo surge de un texto de Henry David Thoreau, que pertenece al libro La vida en los bosques. “El tiempo es el río en el que voy a pescar”, escribe el poeta y filósofo estadounidense, y a partir de esa frase salió una primera canción, que ella siente poseída por “un clima salvaje y natural, similar a la vida de los bosques, momentos de luz, momentos de sombras, espacios transitados, recorridos conocidos y otros donde los caminos son una sorpresa, un refugio, un escondite”. Después vinieron las otras, con la particularidad de estar apoyadas sobre saltarinas líneas de teclados, lo que llevó a Taddei a convocar Herman Klang, veterano camarada de los tiempos de Camarón, la primera banda de los hermanos Taddei, allá por los primeros y funkeros años 90.
El teclado de Klang potencia el toque luminoso de las nuevas canciones de Taddei, como sucede en la musicalización del poema “Pausa”, de Juana de Ibarbourou, y se llevó a las mil maravillas con las percusiones de Echenique. Después se suma la guitarra de Santiago Montoro, habitual compañero de aventuras y que comparte con los otros dos una identidad musical muy definida y personal. No son simples instrumentistas, son creadores. Montoro aporta el toque más rockero, ahí, potente, en esa “Nave plateada”, por ejemplo, que está sobre el final del disco.
Taddei y sus amigos fueron de ese modo armando todas las canciones, algunas con letras propias, otras versiones de Megget, una sobre texto de Levrero, una versión de “Sin perder el tiempo” del Darno. “Con el cuarteto construimos todo el disco”, cuenta Taddei. “Somos cuatro músicos eclécticos, trabajando un repertorio ecléctico, cada uno con un sonido muy personal y potente. Me gusta trabajar en grupo, y meternos juntos en la mùsica, construir juntos, improvisar, divertirnos, y de esa forma van apareciendo las cosas que nos gustan”. Si alguien pensó que faltaba algún bajo, convocaron para grabar en dos temas a Nacho Mateu. Eligieron ese color del cuarteto teclado-guitarra-batería-voz, más liviano, más metálico, cuidando de no llenar todos los espacios, aunque no se dudó en integrar algún momento de flauta, un par de violines, una trompeta y guitarras invitadas.
Hay otros amigos convocados en Pescando en el cielo, que aportan otros colores vocales, otros juegos. Después de “La Celestina”, uno de los mejores momentos del disco, versión inolvidable de Taddei de la hermosa canción de la canadiense Lhasa de Sela, aparece Samantha Navarro para cantar la guitarrera “Tu arena”, luego Martín Buscaglia prestándose al juego lisérgico de la funkera “Hongos alucinógenos” y cierra ese tramo del disco Eli-u-Pena, en dúo con Taddei, en la despojada “Llueve”.

((artículo publicado en revista CarasyCaretas, mayo de 2014))

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