habitar el presente



Federica Folco y Sofía Lans trabajan juntas desde hace años. Han compartido escenarios y el proceso de creación en varios espectáculos -entre ellos Vacío y Periférico, ambos de elencos colectivos. NiJe (20313) es el turno de un trabajo en formato solo, pero en el que los roles entre coreógrafa y bailarina se vuelven difusos, para que asome una poderosa reflexión sobre el propio proceso creativo, sobre el cuerpo en el presente, “entre la acción y la conceptualización de la esa acción”, como define Folco. 
Uno de los puntos de partida, de los desafíos que se plantearon coreógrafa y bailarina en NiJe, es “habitar el presente”, investigar en la escena sobre ese instante efímero donde es posible percibir cuerpo, pensamientos, sentidos, pulsiones, deseos. No es tarea sencilla, pero es -ni más ni menos- una de las obsesiones centrales de las artes escénicas contemporáneas, lo que implica cuestionar la representación, acercarse a una sustancia posdramática. “Nos hemos estado preguntando por el presente”, cuenta Folco. Y agrega: “Descubrimos que vivimos en una construcción-representación, atenta al pasado y al futuro, pero que no sabe, y no le interesa, habitar el presente. Hay mucho por experimentar y desentender”.
El nudo central estaría -de acuerdo al planteo conceptual de NiJe- en el instante inaprensible que se instala entre la acción y la conceptualización de esa acción. Entre el pensamiento y el cuerpo. “Estamos predeterminados”, explica la coreógrafa, que dice haber buscado -con la complicidad de la bailarina- escapar del hábito, de la normativa. “Sabemos cómo debemos responder, qué podemos y qué no podemos hacer. Tenemos adormecidas las pulsiones. Por eso nos interesó investigar cómo la presencia está directamente relacionada con el pensamiento. Así, durante el proceso, construimos una coreografía particular de movimientos, sonidos y pensamientos. Escribimos una coreografía del pensamiento. Quisimos trabajar todo lo que hace al estar presente, para poder soltarlo a sentir y habitarlo... respiración, mirada, voz, pensamiento, sensaciones, emociones. Todo el cuerpo”.
Ese “todo el cuerpo” que subraya Folco, lleva a trabajar en los bordes, tanto en la creación como en la relación con el público. Javier Contreras, coreógrafo y teórico mexicano que fue espectador de
NiJe escribió sus impresiones sobre la obra, que son ilustrativas del desacomodo buscado: “Lo que veo en la coreografía de Folco/Lans es cómo una joven mujer asume -valiente y decidida, comprometidamente- el riesgo de ser atribulada en público por las desmesuras de la pulsión, por los deseos... De esta forma, el cuerpo de la intérprete se extrema, se magnifica en intensidades, recorre sus cimas y sus simas, se torna inocentemente incandescente: es luz corporal limpiamente atribulada. Es un mostrarse como testimonio, como diría el buen Sartre”.
Desde la perspectiva de la coreógrafa, NiJe es un espectáculo que invita a tener una experiencia donde transitar y hacer visibles nuestras fisuras. “Nos hemos puesto la premisa de trabajar en este desacomodo-desorganización, en todos los aspectos que hacen a la obra, por lo que el dispositivo en sí tiene un juego particular con respecto al punto de vista del espectador y lo que nos toca vivir. Es una obra bifrontal, con el público pegado a la escena y esto nos permite jugar con las posibles miradas de un mismo acontecimiento”.
El trabajar “antes del concepto”, asegura Folco, no podía realizarse con roles marcados de coreógrafa-bailarina, con distancias tradicionales. “Durante el año de trabajo, fuimos las dos, cada una con su tarea. Pero cuidamos nuestra afectividad, nos cuidamos. El trabajo fue y es sobre nosotras, experimentamos en nosotras y esto es fuerte e intenso. Por momentos, los límites entre la dirección y la interpretación se diluyen, pasando de un solo a un dúo. Elegimos la mirada para dejar evidencia de este vínculo; hacemos visible esta relación en la obra, es parte de la coreografía”.

Experimental
La danza contemporánea no tiene los marcos conceptuales tan definido como otras artes escénicas, y esto de una forma u otra le ha permitido perderse, moverse más, experimentar en y con los bordes. De cualquier manera, ya que provenimos de la danza, nos interesa ejercitar la ausencia de límites en cuanto a las artes escénicas y sus particularidades”.


((en base a artículo publicado en revista CarasyCaretas))

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