El
espectáculo Señal,
estrenado en 2008 en Montevideo, fue la primera obra estrenada por la
dupla integrada por los bailarines Santiago Turenne y Miguel Jaime.
Llevaban cuatro años trabajando juntos, dedicados a la investigación
en danza contemporánea. Presentaron la obra en festivales
internacionales e integraron la selección uruguaya de la primera
edición del FIDAE. Después llegó Secciones
en el 2010 y ahora presentan Surto,
espectáculo que fueron creando en intercambio con otros artistas, a
partir de residencias en Portugal, México y Uruguay. Si se les pide
un definición, no dudan en afirmar que Surto es
“acción continua”. También mencionan un concepto de creación,
al que llaman “procesos en beta”.
***
Ustedes
plantean a Surto como
"una acción continua, de un cuerpo sobre el otro"... ¿Lo
ven como punto de partida, o como una de las reglas que eligieron
para el juego escénico?
Justamente
esas son nuestras consignas, nuestras ideas motoras y hasta nuestra
reseña de obra que, alejándonos de toda idea conceptual, describen
puramente las acciones que se verán en la escena. Desde el año 2008
nos viene interesando la investigación en torno a la acción,
entendida como un campo de estudio de la presencia, la abstracción,
el tiempo y la forma. Pero han pasado otras reglas de juego en la
obra Surto, ya que
ésta se caracteriza por tener una metodología de creación que se
(auto)apropia de otros procesos creativos que hemos realizado con
otros artistas, en otros proyectos y en otros contextos. Es lo que
nos atrevimos a denominar proceso de creación en beta. Un juego que
nos habilitó a modificar, copiar, tomar, desdoblar y fusionar
elementos que surgieron en residencias artísticas en Portugal y en
México y que luego fuimos desarrollando en Montevideo para la
creación de la obra.
¿De
qué manera manejan el tiempo coreográfico, en relación al tiempo
presente, al performático?
El
“tiempo” es un elemento de estudio que siempre lo estamos
repensando. Si bien es sabido que el tiempo es un elemento base de la
composición coreográfica, nosotros lo pensamos en relación al
tiempo real. Es esa “cosa” que nos sostiene en el hacer, en el
pensar la escena. Es ese elemento tan importante como lo es el texto
en el teatro. Trabajar en este tiempo real nos permite establecer una
comunicación directa con los otros, los espectadores, pero sobre
todo nos permite trabajar invocando un tiempo, ni pasado, ni futuro,
ni mágico, sino un tiempo del aquí y del ahora. Sin lugar a dudas
una características de las artes performativas. Es así que, con
este tratamiento del tiempo planteado, la obra lucha por conservar su
condición espontánea y abierta, todavía viva.
Hay
una cita que ustedes toman de Marcel Duchamp, la frase "son los
espectadores los que hacen los cuadros". ¿Cómo se lleva ese
concepto a la danza?
Nos
gusta mucho citar a Duchamp cuando sostiene que los espectadores son
los que hacen los cuadros porque creemos, o queremos, una idéntica
relación de los espectadores con nuestras obras. Es decir, todo
sentido extraído de la pieza coreográfica será condicionado por el
ojo particular y único del que la mira. Confiamos que así
construimos una condición más activa de la postura del espectador,
donde conjuntamente y hasta podríamos decir colaborativamente, le
damos el sentido a lo que la obra propone.
Se
suele decir, desde la danza más clásica, que hay un exceso de
"concepto" en las búsquedas de danza contemporánea. Y se
agrega que, en todo caso, no es posible bailar conceptos, ideas. ¿Qué
piensan ustedes de ese tipo de planteos?
Es
interesante observar esa concepción, o preconceptos, que depositan
otros géneros de la danza con respecto a la contemporánea. Somos
conscientes de esos enunciados, de esa etiqueta que podemos llegar a
cargar los coreógrafos o intérpretes. Si bien existen en la danza
contemporánea coreógrafos puramente conceptuales, paradójicamente
desde los sistemas o metodologías que aplicamos en nuestras
creaciones, el concepto es algo que emerge casi al final del proceso.
Partimos de ideas simples y concretas que puedan servir como
disparadores para la construcción de una estructura escénica, pero
estas ideas son tan fluctuantes como el proceso en sí, nunca nos
anclamos a ellas. Asimismo, esta pregunta nos hace pensar qué
significa bailar una idea, bailar un concepto, ya que no creemos que
sea ajeno a ninguna danza... ¿Acaso el chamamé o el Lago de los
cisnes, no son un concepto?
((artículo publicado en revista CarasyCaretas))
((artículo publicado en revista CarasyCaretas))
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