en la frontera



El supergrupo Tráfico llega al disco en forma independiente y con distribución del sello argentino Ultrapop. Un cóctel sonoro denso y orgánico, con canciones de frontera entre un rock de cámara, aires tangueros y reminiscencias de Reincidentes y Buenos Muchachos.


Tráfico puede pasar de la oscuridad asfixiante a tramas sonoras luminosas, a veces festivas, en una misma canción. Conviven en el disco debut las asperezas de un rock de frontera, entre el crooner y el noise, entre Leonard Cohen y Nick Cave, con un tamiz de cámara que va y viene entre citas tangueras y melancolía mediterránea.
¿De dónde viene esta historia musical, un secreto que estaba muy bien guardado y que finalmente tuvo un nuevo bautismo hace pocas semanas, en un show compartido con los Buenos Muchachos? Los orígenes hay que buscarlos en la forma en que lo oscuro, lo dark, las canciones a baja altura, han salpicado la mejor historia del rock rioplatense, coqueteando con lo orgánico del tango, de lo telúrico de la milonga. En definitiva, un blues adulterado en el que se cruzan diferentes historias musicales.
Tráfico, en particular, viene de Trip, experimento que hace algunos años empezaron Topo Antuña, Nandy Cabrera, Diego Macadar, Fede Deutsch y Florencia Martinelli. Los primeros vuelos fueron de electrónica experimental, hasta que Macadar metió una letra sobre una frase de saxo. Ahí fueron encontrando un lenguaje, al borde de climas cinematográficos, de la música incidental. Cuenta la historia que Campo y Supervielle supieron de Trip, los invitaron a tocar a la Zavala Muniz, y que de ahí no hubo marcha atrás, porque se sumaron bajo, piano, guitarra y batería (Gastón Otero, Nacho Gutiérrez, Bruno Boselli y Martín Ariosa), para darle un toque más orgánico. Del Trip “electrónico” se pasó al Tráfico “de cámara”.
En el medio de este proceso escucharon el material Juan Campodónico y Luciano Supervielle y nos invitaron a participar en un ciclo que estaban organizando en la sala Zavala Muníz del Teatro Solís. Al enfrentarnos a presentar el nuevo material en vivo nos dimos cuenta que precisábamos convocar a los músicos que tocaran lo que estaba secuenciado y a su vez lo enriquecieran con nuevos aportes tímbricos y arreglos. Así entraron en un principio Gastón Otero en bajo, Nacho Gutiérrez en piano y Martín Ariosa en batería. Y se metieron a grabar el disco, con el mago Gabriel Casacuberta como productor: “El disco es la síntesis de ese trayecto desde un trío más bien electrónico, atmosférico y experimental a un septeto multitímbrico, casi una pequeña orquesta”, cuenta el cantante y saxofonista Macadar, figura clave en la identidad de Tráfico.



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¿Se sienten parientes de experiencias como Reincidentes y Buenos Muchachos, de buscar un sonido de rock de cámara, oscuro, con influencias de Cave y Waits?
DM: Sí, sin dudas. Además de compartir una sensibilidad local o regional bastante semejante, también hay un acercamiento a algunos tratamientos tímbricos y arreglísticos de la Pequeña Orquesta Reincidentes y de Buenos Muchachos, con quienes además compartimos dos -y a veces tres- integrantes. Por otro lado, son clarísimas las influencias de Cave y de Waits, a las que se les podría agregar desde Leonard Cohen a Mark Lanegan, pasando por Lou Reed y por las composiciones para David Lynch de Ángelo Badalamenti, además de otras influencias más cercanas como Daniel Melingo o Piazzolla, entre muchas otras.
¿Por qué se demoró, tal vez más de la cuenta, el debut en disco de Tráfico?
NG: Creemos que es algo normal y habitual que en un primer disco cada tema tenga una mucha carga emotiva y requiera mucho trabajo llegar a un resultado final que conforme a todos los integrantes. Es algo así como un rito de iniciación. Los tiempos fueron lentos porque el trabajo fue muy minucioso, además de la complejidad natural que conlleva una banda de siete integrantes que ya tienen todos sus proyectos y su trayectoria profesional en la música, además de un productor que viaja mucho, por ser integrante de Bajofondo. 
¿Cuál es la identidad musical de Tráfico?
DM: La banda fue bautizada así por Nandy Cabrera. En principio suponía una traducción muy libre, casi una derivación paronomásica del original Trip. En seguida nos apropiamos del concepto tráfico y sus connotaciones múltiples impregnaron desde entonces la lírica y la visualidad del show: Tráfico tiene que ver con el desplazamiento constante, el movimiento de las ciudades, pero también el de la periferia y los suburbios, la tensión entre lo global y lo local, entre lo legal y lo clandestino, el intercambio de información, la permeabilidad de las fronteras y de las formas o de los géneros. A eso le llamamos traficar.

((artículo publicado originalmente en revista CarasyCaretas))

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