Ella
es la reina Isabel. Se encuentra con Cristóforo Colombo, el genovés,
a la vuelta de la historia. A la vuelta de sus viajes y de la
historia. Es un ajuste de cuentas, un combate, un desvío de la
historia. En el escenario, una gran actriz y un gran actor. Estallan.
Intersectan la historia. La vuelven
hoy, ahí, en esa mesa regada por el vino y la esgrima de las
palabras. Esa es la magia. Mejor no contar nada. Un round de una hora
y media, sin tregua, hasta el hueso, hasta llegar al fondo.
Después
de los aclamados Neva y
Diciembre,
el
tercer espectáculo de la
compañía chilena
Teatro
en el Blanco muestra
un notable
trabajo de los actores, economía y minimalismo, pero
también estallido y verdad.
Esta vez sin el oficio del
dramaturgo y director Guillermo Calderón, quien se fue de la
compañía para probar otras experiencias... empezando por la la
clase magistral de
Villa+Discurso. La
actriz Trinidad González se puso el sayo de autora y directora hacer
La reunión. Consiguió
hacer otra obra inolvidable.
“Por primera vez nos
enfrentábamos a un trabajo sin nuestro dramaturgo y director”,
dice González. “Decidimos que uno de nosotros tomara su lugar para
la tercera obra y me tocó a mí. Hacía tiempo que quería escribir,
y la dirección es algo que ya había comenzado a desarrollar con
otros grupos de actores. Para mí fue un proceso apasionante, porque
me enfrenté con la escritura y con mi manera de crear. Fue un
proceso muy íntimo y tremendamente creativo. Tuve que pensar el
nuevo proyecto desde el principio y luego conquistar a los actores
con mi idea de montaje”.
***
¿Se buscó mantener
en La reunión el estilo de Neva y
Diciembre?
Como compañía
queríamos hablar del tema del poder y sus abusos. Por eso pensé que
ir a nuestros orígenes latinoamericanos era una buena manera de
enfocar la obra. Imaginé a la Reina Isabel y Colón conversando
privadamente, repartiéndose el mundo a su antojo. La situación me
pareció dramática, contingente y también con muchas posibilidades
para la sátira y el humor, que creeemos elementos muy importantes
para nosotros como compañía.
¿Cómo trabajaste
las líneas de diálogo?
Sabía que su diálogo
debía ser muy actual, y además quería usar a estos personajes para
hablar de los atropellos y abusos de hoy. Me parecía muy interesante
tener a estas personas muertas ya hace siglos hablando de los mismos
problemas que tenemos hoy como continente. Poder ir a nuestros
orígenes para analizar nuestro presente. Además, en mis lecturas de
investigación, pude ver cómo ambos personajes tenían una
complejidad muy sabrosa para el drama. Personajes llenos de
contradicciones, que podrían ser analizados y expuestos muy
atractivamente en el teatro.
¿Cuánta es la
importancia del texto, en relación a un potencial político, para
Teatro en el Blanco?
Nos interesa montar
textos con fuerza dramática y que toquen temas de la contingencia.
Creemos en el teatro como herramienta social y humana de
transformación, como un lugar de reflexión aguda sobre nuestros
problemas actuales. Optamos por puestas sobrias precisamente para
subrayar el texto y el trabajo actoral y también como una manera de
hacer teatro con poco dinero y así no tener impedimentos externos
para desarrollar nuestro arte.
¿Qué percepción
tenés del teatro que se está haciendo actualmente en la región?
Hemos tenido el placer
de viajar mucho por la región dando nuestro trabajo. Creo que nos
hemos topado con necesidades similares. Temáticas muy parecidas que
nos aúnan como habitantes de un mismo continente. La pobreza, las
injusticias, los abusos de poder, son algunos de los temas
recurrentes en nuestro teatro latinoamericano. Nos hemos sentido
reconocidos en la importancia que se le da al trabajo actoral, en la
fuerza interpretativa.
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