historia kiria



El galerista Martín Castillo le comentó a Thiago Rocca, coordinador del Museo Figari, que estaba por rematarse -en una casa de subastas- un conjunto de dibujos del artista, preparatorios de la publicación Historia kiria. A partir de ese dato, consultó con la Dirección Nacional de Cultura la posibilidad de que el museo adquiriera dicho material. Si bien Figari aparece muy bien representado en las colecciones públicas con pinturas de distintas series, que el museo pudiera guardar un corpus de dibujos sobre un tema tan específico, era para Rocca una oportunidad imperdible.
Se hicieron los trámites, se verificaron los datos de procedencia y así el Estado pudo adquirir estos cincuenta pequeños bocetos que Rocca define como “una maravilla, por la facilidad y la felicidad del trazo del artista”. Esas mismas obras, están siendo exhibidas hasta el final del verano de 2014 en la sede del museo, en la calle Juan Carlos Gómez. Además, rubricando la adquisición, en los primeros días de diciembre se presentó una cuidada reedición de la novela de Figari, basada en la primera edición francesa de 1930, incluyendo la reproducción de las viñetas originales.

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Historia kiria es considerada una rareza literaria. ¿Qué lugar ocupa esta obra en el pensamiento de Figari y de la época?
Es una rareza literaria y a mi modo de ver la mejor obra escrita e ilustrada por Figari, no sólo porque representa una síntesis filosófica de su pensamiento -como afirmó Caño Guiral- escrito a los 70 años de edad, casi un testamento tratándose de su último libro publicado, sino porque incorpora el humor al pensamiento filosófico y lo hace desde un género literario inusual. Un antecedente uruguayo sería El socialismo triunfante, de Francisco Piria, publicado en 1898, que no tiene la frescura de este texto figariano. Está escrito con un espíritu desacartonado y juguetón, sin excesos retóricos, con un estilo muy directo y coloquial. Es realmente una novela amena en la que los dibujos contribuyen a una lectura creativa, si se quiere, o que ayudan a imaginarse ese mundo particular con el que soñó.
¿Cómo funciona la sociedad utópica que plantea Figari?
El autor aprovecha para deslizar una crítica hacia su época, hacia los desmanes de una civilización, la europea, que veía en franca decadencia en relación a una conciencia natural auténtica. Los kirios representan una sociedad más desprejuiciada y práctica: casi todo el tiempo fuman pipas, comen pasteles y tocan el peliandro, un instrumento musical parecido a una gaita. No creen en el más allá sino en sus propios recursos de acción. Viven el presente sin contradecir su naturaleza humana y animal.
¿Cuánta es la importancia de revalorizar este tipo de obras?
Las pinturas de Figari se cotizan con cifras más elevadas cuanto más grandes son los cartones o las telas y más conocidos sus temas. Por ejemplo, la pintura de candombe es siempre requerida, mientas que los dibujos o series menos conocidas, tienen un precio mucho menor. Pero desde un punto de vista museográfico, estas obras informan sobre etapas importantes del artista y pueden ser la clave para entender mejor al hombre y a su tiempo. El museo está dedicado a revalorizar la figura de Figari, y eso pasa también por complejizarlo, por mostrarlo desde distintas perspectivas históricas; en suma, liberarlo del estereotipo del "pintor de candombes", que es apenas una parte de su legado.
¿Por qué creés que Figari formuló Historia kiria estando tan lejos de Uruguay?
Figari, luego de casi una década en el extranjero -en 1921 emigra a Buenos Aires y en 1925 se radica en París- añora a un Uruguay que conoció de niño o que escuchó o leyó de segundas fuentes... el de los negros libertos, el del gaucho y las danzas criollas, el de los paisajes desiertos de la pampa, y todo ello lo sincretiza con un positivismo sui generis, que cree en la razón pero no en la novedad de los adelantos tecnológicos ni en los despilfarros de la civilización. La distancia geográfica suele otorgar cierta distancia crítica para repensar un país. En la novela, por ejemplo, se explica que antes del cataclismo que los sumergió en el océano, los kirios vivían en una isla con forma de corazón... en evidente alusión de Figari a Uruguay.

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