Una vez, hace poco menos de un año, me propuse la excéntrica meta de recorrer cincuenta ciudades, a razón de una por día (*). Lo hice, no sin ajustarme a estrictas reglas de viaje: no llevar teléfono móvil, tampoco netbook y la prohibición de interactuar en redes sociales.
Me convertí en una bola de pinball agobiada por trayectos y esperas, corredores y líneas fronterizas. Cada ciudad empezó mezclarse en la siguiente, en una suma viscosa y líquida de señales similares, con la sensación –inequívoca– de la confusión inevitable entre mapa y territorio.
¿Cuál es el límite entre una ciudad y otra? ¿Qué espacio-tiempo deriva entre dos ciudades? ¿Cómo encontrar el camino más corto? ¿Cuánto tiempo se demora en atravesar una frontera? ¿Quiénes pueden cruzar de un lado al otro? ¿A quiénes les está vedado el tránsito? ¿Tengo acceso? ¿Tienen ustedes acceso? ¿Por qué deberíamos tenerlo para llegar a la próxima ciudad? Estuve cerca de enloquecer entre la ciudad veintiocho y la veintinueve, circulando en un túnel, a bordo de un camión que transportaba indumentaria de jugadores de rugby fabricada en China. En esa secuencia, aferrado a lo poco que me quedaba de identidad, desapegado de sitios y territorios conocidos, perdido en carreteras sin número y con la percepción de que entre dos ciudades siempre hay una ciudad, axioma de la geometría urbana contemporánea, fue que comprendí la razón más íntima del viaje.
Una ciudad es una ciudad es una ciudad, como la rosa de Gertrude Stein.
Una ciudad vendría a ser la conexión de todas las cosas, los trayectos, el espacio por donde se mueven las mercancías, los pensamientos, las acciones, las personas.
Una ciudad sería el territorio pero también el mapa, o sea ambos planos al mismo tiempo, porque una ciudad es la construcción pero también su propia proyección.
Una ciudad es entonces lo real pero también la ficción, sencillamente porque intersecta ambos planos de recorridos y por definición vendría a ser el territorio mítico que nos define y da pertenencia.
La ciudad es el lugar, trayecto, identidad, cuerpo, y como ya se dijo, el mapa y el territorio. Hay quienes prefieren una cosa o la otra, sin percatarse que no se puede elegir, a menos que se circule indefinidamente por los márgenes, en los límites, en el agobio de ese concepto que acaso se complementa con la violencia y el ruido de toda metrópolis: el desierto, esa zona inalcanzable más allá de la frontera, más allá de todas las cosas.
Me gustan los desiertos. No soy el único, alcanza con comprobar la iconografía de novelas y relatos on the road. Pero no es fácil soportarlos. Y tengo muy claro que no se sobrevive en ellos no más que una noche interminable.
No quise ir muy lejos, tan solo contarles de ciertas cosas que me pasaron a lo largo de este viaje por cincuenta ciudades, una deriva que pergeñé en homenaje a las tiradas de dados literarias de Fernández Mallo y que hice pasar cerca de Ciudad Juárez para acercarme a ciertos detectives salvajes de un tal Bolaño. Cada ciudad debía ser musical, pero esa es otra historia, como son otras las historias de estas ciudades en papel que arman un recorrido inesperado y que están ahora a la vista, ahí, para ser recorridas.
Más de veinte artistas convocados para delinear más de veinte ciudades.
Más de veinte cartografías para más de veinte territorios.
Más de veinte ficciones para más de veinte personajes.
En definitiva, una metrópolis para armar, modelos contemporáneos de recorridos, trayectos y la invitación a que cada espectador se proponga un juego, un viaje al centro de la identidad.
(*) El relato de este viaje que partió de la ciudad de Montevideo y tuvo destino final en Zaragoza, fue publicado bajo el título 50 ciudades musicales en la revista Zona de Obras, número 66, de otoño de 2012. Puede consultarse al respecto en www.zonadeobras.com o en www.peveroni.blogspot.com
Participantes:
«King Of The Concrete Jungle»
Lais Kantor Caserta (São Paulo, Brasil / Madrid, España)
www.laiskantor.com
Lais Kantor Caserta (São Paulo, Brasil / Madrid, España)
www.laiskantor.com
«Madrid en cuatro días (y sus respectivas cuatro noches)»
Sebastián Santana Camargo (Montevideo, Uruguay)
www.sebastiansantana.com
Sebastián Santana Camargo (Montevideo, Uruguay)
www.sebastiansantana.com
«Linda tacita de plata» (Tinta y grafo sobre papel, 1996)
Alfredo Ghierra (Montevideo, Uruguay)
www.alfredoghierra.com.uy
Alfredo Ghierra (Montevideo, Uruguay)
www.alfredoghierra.com.uy
«Horizontes»
Victoria Pasín (Buenos Aires, Argentina)
www.zonadeobras.com.ar
victoriapasin@gmail.com
Victoria Pasín (Buenos Aires, Argentina)
www.zonadeobras.com.ar
victoriapasin@gmail.com
«This Is Metropolis»
Andrés Sentis (Buenos Aires, Argentina)
www.andressentis.com.ar
andressentis@gmail.com
Andrés Sentis (Buenos Aires, Argentina)
www.andressentis.com.ar
andressentis@gmail.com
«Metrópolis – La casa del árbol»
Sebastián Carrasco (Buenos Aires, Argentina)
www.zonadeobras.com.ar
sebascarrasco85@gmail.com
Sebastián Carrasco (Buenos Aires, Argentina)
www.zonadeobras.com.ar
sebascarrasco85@gmail.com
«Take A Walk On The Bike Side»
Fernando Rapa Carballo (París, Francia / Buenos Aires, Argentina / Madrid, España)
www.twitter.com/RapaCarballo
Fernando Rapa Carballo (París, Francia / Buenos Aires, Argentina / Madrid, España)
www.twitter.com/RapaCarballo
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