La
serie de pinturas Rapsodia Entertainment _ Complejo Turístico
***** , del artista Diego Focaccio, supone un sutil entramado de
imágenes donde dialogan la abstracción geométrica y la música
electrónica. La propuesta, que pudo verse en el Gurvich en el otoño de 2012, reflexiona
sobre la representación virtual de lo sonoro.
El artista
Diego Focaccio se sorprendió, una tarde de hace varios años,
rellenando hojas cuadriculadas con drypens de colores. Lo que empezó
siendo un juego, un pasatiempo, derivó en el desarrollo de una obra
compleja que relaciona la abstracción geométrica con la iconografía
de ecualizadores virtuales y logos de sellos discográficos. Llevó
la idea al taller: sustituyó el papel por lienzo, trazó las
cuadrículas con lápiz, y finalmente suplantó los marcadores por el
empleo del óleo.
Pese a que
en esta particular serie de obras que puede verse en el Gurvich,
reinterpreta señas virtuales y digitales, Focaccio trabajó desde lo
manual, lejos de la estética del mouse. “La pintura es directa y
no hay máscaras para realizar los rellenos; quizás sí hay mucho
pulso”, cuenta Focaccio. “La línea del lápiz finalmente
desaparece, ya que el color ocupa el mayor espacio de la percepción
visual, solo interrumpido por la grilla cuadriculada”. El formato
que eligió fue el de los tradicionales long-play. Y a la hora del
montaje en sala, visualizó que las obras podían instalarse
siguiendo el dibujo de una ecualización, siguiendo la estética del
reproductor virtual de música Winamp.
***
MÚSICA
VISUAL: “La música y la cultura musical es una las tantas
cosas que me interesan. Inicialmente, realicé una rigurosa selección
de diseños de logos de sellos discográficos, los que debían
presentar la posibilidad de ser transferidos a un plano de mayor
escala por medio de una cuadrícula. Una vez detectados aquellos
logos que cumplían con esta característica, podía entonces
transferir un segmento o la totalidad de la imagen. Esta decisión
dependería, en todo momento, de la visión que yo pudiese obtener a
consecuencia de la capacidad sugestiva o evocativa que el nuevo
status de la imagen me pudiese generar. Posteriormente, estaba en
condiciones de profundizar la visión percibida, trabajando desde el
título, en la imagen, el espacio y el tiempo que el mismo pudiera
contener”.
FORMATO
LONG-PLAY: “Creo estar entre los que han visto un gran número
de cubiertas de discos, muchas de ellas dentro de la categoría cover
art. La mayoría vinculadas a producciones de artistas
internacionales. Varias excelentes o geniales. Calculo que el mejor
balance es que entre el artista, su producción musical y el público
objetivo, la ecuación sea, al menos, ajustada, cuando no tendiente a
priorizar la sofisticación, en cualquier aspecto. Lo que estimo,
significaría un plus para el otro, o en su defecto, le exigiría
algo más de atención, lo que de alguna forma implicaría ampliar su
rango de percepción y comprensión”.
POP
ART: “Estimo favorable reflexionar acerca de qué entendemos
cuando pensamos en pop-art, especialmente hoy, y particularmente en
Uruguay. Ejercicio que también podría realizarse con relación a
ambos términos por separado. En la actualidad, tiendo a pensar que
el pop, o ciertas acepciones de él, están transversalizando gran
parte de la cultura contemporánea, muy posiblemente asentada en el
desarrollo tecnológico y la comunicación”.
ARTE DE
PORTADA: “Nunca he pensado en diseñar la portada de un disco.
En lo que a mí respecta, tendería a pensar en artistas
internacionales. Ahora, si de acá se tratase, dependiendo del
contenido musical como del paradigma estético a partir del cual
trabajar, tal vez podría pensar en Buenos Muchachos, como en algún
artista vinculado al electro”.
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