Para cada viaje
largo, o cada verano que prometa largas horas de sombra y siesta,
viene bien estar armado con una o más novelas de César Aira. Por la
sencilla razón de que la lectura de cualquiera de sus historias
divierte, entretiene, produce llegado el caso esa misma sensación
adictiva que tantos hemos tenido con autores considerados menores
como Agatha Christie o Corín Tellado. No son, en su caso, novelas de
género. No son de intriga detectivesca, ni de romance, ni de ciencia
ficción, ni de ninguno de los tópicos que suelen producir fenómenos
de best-sellerismo.
¿Cómo
definir una novela del argentino César Aira? ¿Qué es lo que las
hace tan adictivas, si el tema no es esencial? Si tomamos como
ejemplo El error, que
viene a ser una de las de su última y prolífica etapa, alejada por
cierto de las invenciones históricas en un desierto pre-argentino
habitado por liebres y caciques lisérgicos, y también de desvaríos
urbanos como los de La guerra de los gimnasios,
estamos ante una típica novela airana, donde las derivaciones son la
regla y la capacidad de observación -aguda y por momentos soberbia-
nos lleva a situaciones posiblemente reales que se van enrareciendo
hasta el límite del absurdo. Aira, para poner ejemplos muy cercanos,
"observa" en una cuerda similar a la que practicó Mario
Levrero y "deriva" con similar imaginería (aunque con
mayor control en la trama y subtramas, eso debe aclararse) que Leo
Maslíah.
¿Se puede
hablar de un estilo Aira? Por supuesto. Y es único, más allá de
los discutibles parentescos mencionados. Y es adictivo, como los
ejemplos mencionados líneas arriba. Una de las razones de esta
atracción estriba en una peculiaridad que hace de Aira una especie
de freak literario. Su trabajo como traductor, con una experiencia
mayúscula en novelas de clase b y best-sellers, lo han llevado a
dominar el formato, la estructura, los secretos de los manejos de
trama y de ritmo de estos artefactos generalmente desdeñados por los
autores y la crítica intelectual. Lo ha repetido en decenas de
entrevistas: Aira dice escribir tomando el formato best-seller, pero
lejos de los tópicos y la seriedad (muchas veces naif) de la
literatura comercial.
¿Cuáles
son sus tópicos? Podría reducirse a uno, y por cierto, abstracto:
la capacidad de invención. Como si todo se redujera a una máquina
de producir argumentos que derivan y derivan sin solución aparente
de continuidad, más que la de avanzar en el relato y entretener.
Poco importa de qué va una novela como El error, que
para el caso es un agradable divertimento salvadoreña, en el que se
suman personajes fugitivos como el de un bandolero héroe nacional
del escapismo, o se narran escenas increíbles como el vaciamiento de
un lago -peces y agua- en medio de la selva. Se disfruta. Es puro
placer literario, aunque muchos sostengan que tanto artificio se
disuelve en el aire.
((artículo publicado en revista CarasyCaretas))
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