Es
probable que el impacto de un lector occidental sea mayor al abordar
la novela Cien cepilladas antes de dormir, de Melissa P., que
cuando se sumerja en el relato, decididamente autobiográfico, de la
japonesa Ai Lijima. Incide en tal sensación la cercanía cultural
hacia la italiana. Sin embargo, a efectos cotidianos, es
perturbadoramente más cercana la dura historia de Lijima que la de
la niña que vive una desenfrenada iniciación sexual hasta encontrar
la redención en la monogamia. Casi como en un cuento de hadas.
Melissa
es también deliberadamente provocadora, y su libro puede
definirse como una novela con visos de autobiografía (y, por cierto,
con bastante fantasía y fórmulas librescas). Como contrapartida,
Lijima expone su autobiografía con un lenguaje directo, eligiendo sí
entre lo que cuenta y lo que no cuenta, alcanzando en el impacto de
su relato cierto tono novelístico. Tal vez sea por ello que Melissa
alcanzó el cielo (o sea la tevé) por intermedio de su libro,
mientras que Lijima escribió su libro por venir de ese mismo y
oscuro cielo de consumo y necesidad.
Los
puntos de contacto, por supuesto, son muchos y sobre todo evidentes,
más allá de lo que se refiere estrictamente al marketing editorial.
Ambos libros son distintas formas de acceder a la intimidad de dos
adolescentes contemporáneas, a una privacidad que es lejana al mundo
de los adultos, unas veces por honesta ignorancia y otras por
negación. Y más allá de los valores literarios, que en verdad no
superan al de novelitas típicas para el verano o un viaje largo, con
un poco más de pretensiones en el caso de Melissa P., las lecturas
de ambos libros confrontan al lector con dos historias de alto
interés.
Platonic
Sex tiene final feliz, buenaventura que tuvo Lijima a diferencia
de tantas otras y otros en situaciones similares y en cualquier parte
del mundo. Ese mismo final feliz, que involucra reconstruir los
vínculos familiares, es precisamente la clave que la lleva a la
expiación de sus culpas personales en el papel. En definitiva, la
historia de Platonic Sex es la de una chica de catorce (la
misma edad que Melissa, esa de la adolescencia más descarnada) que
aspira pegamento, que abandona la escuela, que después abandona la
casa familiar, que encuentra la forma de subsistir vendiendo sexo en
discotecas y que luego se convierte en una famosa actriz porno. El
camino es largo, tortuoso y no exento de sorpresas. Y dolorosamente cercano.
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