el rap explicado a los montevideanos

Un amigo se apareció con un regalo inesperado. Bueno, no tan inesperado porque él sabía el lío en el que me estaba metiendo, y de hecho el regalo no hizo más que potenciar una idea que hasta ese momento aún era secundaria entre mis obsesiones cotidianas. "Esto es para vos", me dijo, y lo que me obsequió fue la edición en vinilo del disco Ese día en que me encuentres, del rapero Sáez'93. Agregó algo que no se le puede decir, sin anestesia, a un melómano, aunque justifique plenamente como dato informativo: "es el primer vinilo de rap hecho en Uruguay".

Durante días, semanas y meses, y sigue intacto el entusiasmo del primer día, el disco se convirtió en uno de mis preferidos. No tengo forma de medir la adicción que me provoca el sonido oscuro e hipnótico de los beats y los rapeos de Sáez'93. Tengo claro que está lejos de ser el número uno si se lo mide en talentos particulares. No tiene la capacidad equilibrista de Arquero, que viene a ser una literal máquina de lanzar rimas autoficccionales. No tiene el encanto hardcore nocturno de Hache, sin discusión el mejor zurcidor de versos urbanos. No tiene el flow callejero y espiralado de JT, único a la hora de meter birras y porros. No tiene el poder friki en el que se regodean los animales de los AFC. Tampoco tiene el tono peleador montevideano de Santi ni los versos directos de Eli ni busca meter rimas del buen rap social y combativo que se juega en el under.

Pero Sáez'93 tiene el mejor disco. Así de sencillo. Ese día en que me encuentres gana donde ganan los grandes discos: por una sintaxis única, por una mezcla enrarecida de algo que se reconoce al instante pero toda intención de referenciarlo se desvanece inmediatamente. Todo está más bajo -en tono, en volumen, en afectación- de lo que se suele estar en esto del rap. Las líneas de voz están por debajo, casi soterradas, como metidas en un sótano. El flow se acerca a un mantra solitario y se aleja de toda posible demagogia o incluso de la entendible búsqueda de empatía propia de un rapero/decidor que se precie. Las variaciones son mínimas, sutiles, sincopadas con las baterías, los ecos, las repeticiones y las diferentes capas sonoras que superponen aires de jazz ácido tocado por una pátina de trip hop.

Una de las cosas que más llaman la atención es que Sáez'93, identidad del joven artista hiphopero Alain Gómez, sea autor de todo lo que suena en Ese día en que me encuentres. Lo hizo todo. Los beats, los samples, la producción sonora, el concepto, las líricas, las voces. También, si se quiere hilar más fino, aparece como autor del clip de "Como los discos", un visual excepcional hecho con formato Instagram, pero mejor no nos desviemos, porque en el oficio de realizador Alain ha facturado junto con sus compas de Hermano Peligro varios de los mejores videos del rap uruguayo, incluyendo el plano secuencia que se mandó en Plaza Libertad como fotógrafo del "Ready or not" de los AFC con Stabilito.

Hay otro lugar en el que también pega fuerte Sáez'93. Es el escenario. La performance que ofreció en el festival "Montevideo Hip Hop" estuvo más que a tono con el concepto del disco. No saltó, ni agitó, ni nada de eso que hacen tan bien otros artistas. Dijo cada verso como si estuviera solo, y de hecho lo estaba (apenas acompañado por un amigo deejay), y no dudó en tirarse al piso y llevar su no-actuación a un estado emocional que en todo momento mostró verdad y honestidad. No se llevó grandes aplausos, pero quienes prestaron atención a ese muchacho que se subió después del MAC Team, entendieron que el rap uruguayo también puede ser introvertido y oscuro como lo fueron Los Gallos Humanos, esa anomalía pos-Estómagos que armaron el pianista Fabián "Hueso" Hernández y el poeta maldito Marcelo Márquez.

Desde hace tiempo que el rap uruguayo está escribiendo poesía urgente y directa en un aquí y ahora que ha desplazado a otras discursos y a otras familias musicales. La sensacion es que conecta directo, sin vueltas. Solamente hay que prestarle atención, orejear a los raperos que andan en la vuelta grabando discos y colaborando en proyectos colectivos o en ciclos como las "Creme Sessions". Para llegar a esta época de oro de raperos que están despegados (todos los mencionados líneas arriba y una decena más que se mueven alrededor de los sellos Underclan y Pure Class) tuvieron que pasar al menos un par de generaciones que fueron tomando el pulso a la ciudad y desarrollando las posibilidades de la oralidad y musicalidad del español rioplatense más o menos impuro.

Hay varios discos muy buenos en la vuelta, la mayoría de ellos solo disponibles en formato digital. En esta misma línea de raperos unipersonales y autoficcionales (son mis preferidos), no se puede dejar de mencionar Primavera en la Antártida, de Hache Souza, o el Aguafiestas, de Diego Arquero. Pero el de Sáez'93 tiene algo especial, y no es una mera coincidencia que sea la primera obra rapera uruguaya en editarse en formato vinilo. Lo merece. Y sobre todo lo merece ese muchacho llamado Alain, que la tuvo que pelear para hacerse un camino en el arte y también en la vida.

"No sé si fue Poe, no sé si fue Dante, 
pero algo en el liceo despertó una interrogante: 
quien escribe... ¿es escritor o personaje? 
¿Lo importante es la forma, el público 
o es el mensaje? 
Quemo el último cartucho, 
antes de que esta canción ya no resulte 
interesante para mí. 
Triste como un algoritmo califica el arte... 
Mejor no esperes promo de mi parte". 

Vuelvo a escuchar esta canción una vez más. Se llama "Lou Reed". El algoritmo de Youtube no para. Lleva a otro regalo inesperado: hace apenas un par de semanas Sáez'93 subió un nuevo disco. Lo estoy escuchando ahora mismo. Hiphopalyptic. No tengo tiempo para borrar y escribir otra columna. Apenas quedan un par de líneas para decir que este nuevo disco lo estaré escuchando este verano, el del 2020. Se me hace irresistible. Se me hace que será la banda sonora de algo grosso. Tal vez un texto largo en el que pueda explicar algunas cosas sobre ilustres raperos.

No comments:

LAS MÁS LEÍDAS