La
palabra reinvención, para los Boomerang, se escribe en tiempo
presente. Es el concepto que define al disco Complicado,
publicado
en el año 2009, en el que alcanzaron un punto altísimo de conexión
con el folk, con la sicodelia y con el que lograron escapar de esa
primera década del siglo XXI signada por lo retro y por el debut
bien a tono con Premiere
(2005).
Y como es imposible por definición escapar hacia adelante -esa
sensación moderna tan cara a los movimientos culturales del siglo
pasado- debieron pelear contra el abismo del presente, que exige
estar más que alerta y dispuesto a los cambios. Por eso, entre otras
cosas, empatizan tanto con los Babasónicos y se encontraron grabando
Engañamundos
(2014)
con Gustavo Iglesias, el incansable ingeniero de sonido de Dárgelos
y Cia.
“Queremos
empezar de cero. Dejar atrás todo lo que hemos hecho y hacer una
obra totalmente distinta que se nutra de los trabajos anteriores pero
que sea un personaje totalmente distinto. Cada disco es un mundo y
una fantasía distinta”. Estas son palabras del guitarrista y
cantante Gonzalo Zipitría. Las dijo hace cinco años, poco antes de
entrar a grabar el que ahora es el disco viejo, el que los nutrió de
un pop que ahora vuelven a reinventar en esta novedad llamada El
encanto (2018).
Son palabras que se dicen pero no siempre logran cumplirse. Pero los
Boomerang se han tomado el concepto en serio, lo que hace que
entiendan el pop como territorio de experimentación y no en el
sentido de repetición de fórmulas.
¿Cómo
es El
encanto?
Es decididamente orquestal, con rítmicas más atemperadas pero
siempre hipnóticas, con pianos y farfisas que se meten en cada
encrucijada. Esto lo hace un disco de pop groovero, con la bata de
Nico Rodríguez y el bajo de Pablo Mendoza bien aplicados en el
armado de estados y climas, para que la dupla de Angelero-Zipitría
juegue y se encargue de zurcir el viaje melódico de cada canción.
Es un disco corto, el más climático de Boomerang, que larga con un
tema de semi-pista, que sube y baja, y que pega fuerte al cuore.
Se llama "Equivocado" y podría definirse de pop nocturno y
sensual (se suman bienvenidas percusiones de Nico Arnicho), algo que
se continúa en otros dos hits hipnóticos: "No me parece mal"
y "Campari", dos canciones que tienen cuidados clips que
apoyan su difusión y son las únicas producidas por Fran Nasser, que
participa con luminosos sintes. El resto del disco se juega en la
zona más oscura de la pista de baile, buscando otros matices de
encantamiento, con puntos muy altos en "Vigilia", firmada
por el guitarrista Angelero y con Fernando Cabrera como voz invitada.
-
¿Cuál es el mundo y la fantasía que inventa Boomerang en El
encanto
Gonzalo
Zipitría:
Algo que nos pasó es que teníamos más claro como queríamos sonar.
No queríamos que hubiera tanta dinámica como en los discos
anteriores. Sentimos que es un disco más parejo. Siempre me gustó
la idea de hacer un disco que pudiera funcionar como la banda sonora
de una película, y creo que El
encanto tiene
mucho de cinematográfico. Tiene comienzo, desarrollo y final, y
transcurre sin grandes sobresaltos. Eso también se puede ver
reflejado en el arte de tapa y en los videos. Buscamos ser
impredecibles, que cada arreglo o cada parte de cada tema sorprenda.
Por eso las cosas van siempre cambiando y nunca se repiten.
Luis
Angelero:
En este disco buscamos que todo fuera impredecible, que el que
escucha acompañe al protagonista de cada tema. Por eso creo que
también los arreglos son más como orquestales y podrían estar
escritos en papel. De eso nos dimos cuenta al ensayarlo para la
presentación... porque no queda mucho lugar para la improvisación y
si alguien no entra donde tiene que entrar corremos el riesgo de que
se caiga todo.
-
¿Cómo fueron saliendo las nuevas canciones?
G.Z.:
Cuando empecé a componer para El
encanto,
traté de zafarle a la manera en la que normalmente lo hago, que es a
partir de la guitarra. En muchos casos los disparadores de ideas o
puntos de partida fueron beats, loops o bases que generaba con un
controlador en la compu. Sobre eso iba construyendo.
También sumó
el hecho de que Luis empezara a componer y hayamos encontrado una
dinámica más sólida a la hora de hacer canciones y producir ideas
juntos. Y el trabajo del grupo en el armado final fue fundamental.
L.A.:
La música es el escenario del protagonista en El
encanto,
y va cambiando dependiendo de la canción. Buscamos ambientar las
letras y lo que se decía en ellas. "Vigilia" es como si
sonara con niebla o borroso; los arreglos son lentos y largos, la
letra es como de un sueño. "Como lo imaginé" es lo
contrario, estás apurado, ansioso y los arreglos son cortados,
subdivididos. Estos son los ejemplos más "literales", por
decirlo de alguna manera, pero también hay un juego muy cuidado en
las voces, como se van de plano, se acercan, se alejan.
-
En el disco se suma la participación de Fran Nasser en la producción
de dos canciones, en "No me parece mal" y "Campari".
¿Cómo se complementó Fran con el trabajo de Gustavo Iglesias?
G.Z.:
Fran Nasser fue muy importante en un momento particular del disco.
Produjo dos canciones que terminaron siendo cortes del disco. Con él
trabajamos muy cómodos y rápido. Teníamos una gran incertidumbre
acerca de cómo funcionarían dos productores tan distintos en el
mismo disco y nos sorprendió, quedó fantástico. La locura de
Gustavo y la frescura de Fran fueron muy importantes. Con Gustavo
fuimos modelando las canciones; él tiene una visión como productor
que nos encanta, porque es impredecible y eso se ve reflejado en el
disco.
-
¿Cómo definirían el sonido que lograron en El
encanto?
L.A.:
Buscamos confundir al escucha al momento de diferenciar los
instrumentos, en especial con las guitarras. Si bien hay guitarras
usadas de la manera clásica, también hay muchas que intentan emular
sintetizadores y arpeggiadores. Gustavo nos pedía mucha cantidad y
tipos de arreglos... digamos que él arma un lindo caos y después
limpia indiscriminadamente. Creo que eso define bastante el sonido
global también.
G.Z.:
Por
otro lado, el tempo de este disco es otra particularidad, porque es
menos urgente, tiene un mood muy particular, muy fumón. Las
guitarras que antes era quizás omnipresentes pasan a hacer arreglos
casi todo el tiempo, muchas veces haciendo de teclados, como dice
Luis. Cada arreglo tiene su lugar. Eso fue muy pensado y no deja
lugar a la improvisación. Consideramos que es un disco muy
Boomerang, con mucha identidad, donde no es fácil definir un estilo
o referencia. Hace mucho tiempo venimos estando juntos haciendo
música, crecí adentro de la banda. Este año se cumplen 15 años
del primer show y eso se nota también.
-
Muchas veces han sido cuestionado por transitar zonas cancionísticas
similares a Babasónicos.
¿Cómo
los lleva ese asunto y de qué
manera se acercan
o se alejan de los tópicos
en los que se mueve la banda argentina?
G.Z.:
En
Engañamundos
fue que empezamos a trabajar con Gustavo Iglesias. Él es el
ingeniero de sonido de Babasónicos desde siempre. Grabó todos sus
discos, los opera en vivo, hace todo con ellos. Y nuestro disco lo
grabamos en Juno, el estudio de ellos, con sus cosas. Eso hizo
inevitablemente que el sonido y la atmósfera de ese disco que
estábamos gestando tuvieran cierta relación. Te diría que es hasta
un tema técnico de audio. Por otro lado, nos pasó muchas veces que
gente que escucha nuestros temas en vivo nunca nos compararían con
Babasónicos. ¿Me explico? Ni que hablar que las dos bandas cantamos
en español y hacemos pop o rock, y que venimos de un sonido muy
arraigado del pop británico, por lo que es inevitable caer en
comparaciones. Nos tiene sin cuidado, porque siempre tratamos de
proponer algo nuevo.
-
También puede entenderse una aparente contradicción en que
Boomerang busque cambiar disco a disco y que en sus inicios fuera
una banda muy ligada a la escena brit y retro...
G.Z.:
Boomerang empezó en un momento y dentro de un contexto o “escena”
donde se miraba muy para afuera y se buscaba pertenecer a un estilo
definido. Nosotros siempre tuvimos, a diferencia de muchas bandas,
algo bien uruguayo. Algo medio arrabalero, por decirlo de alguna
manera. Nosotros siempre quisimos pertenecer a este lugar más allá
de rescatar muchas influencias de afuera. Siempre cantamos en español
y buscamos evolucionar dentro de nuestro idioma y de ser una banda
del Río de la Plata.
-
Y siempre con la bandera de la 'reinvención'...
G.Z.:
Ir
reinventándonos, sin sonar al cliché de todo el mundo, es algo
buscado, pensado y consciente. Muchas veces no sabemos bien lo que
queremos hacer o hacia dónde vamos a ir, pero sí sabemos que no
vamos a repetir algo que ya hicimos.
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