El CdF es una repartición municipal creada en el año 2002, durante la segunda administración de Mariano Arana, con una primera tarea de custodiar y desarrollar el archivo generado por dos reparticiones de la comuna: la Comisión Municipal de Fiestas y la Oficina de Propaganda e Informaciones. El aporte del equipo de trabajo, dirigido por Daniel Sosa, se centró primero en la tarea de archivo, pero rápidamente empezó a gestionar acciones relativas a la exhibición: una primera sala semi-escondida en el túnel de la calle San José, luego la apertura de las exitosas experiencias de fotogalerías en espacios abierto en Parque Rodó, Prado y la que se agregó este año 2015 en Ciudad Vieja. Hubo más, incluyendo iniciativas de gran porte, como las fermentales ediciones de Fotograma, las de Fotoviaje y las diferentes temporadas del programa televisivo f/22. Todas experiencias formuladas y desarrolladas desde lo público, en ejemplos de gestión que colocan al CdF entre los pocos y muy destacados modelos de gestión exitosos relacionados con lo cultural y lo artístico.
Daniel Sosa, como coordinador del área, supo enfocar su gestión en el desarrollo de exposiciones y publicaciones, y sobre todo en la articulación de espacios que pusieran en diálogo y reflexión con la comunidad a la fotografía y sus distintos abordajes como herramienta de registro documental y/o artístico: sin olvidar aspectos sociales y políticos, pero tampoco cotidianos, emocionales, y -por qué no- en las facetas de experimentación y laboratorio.
Entre los espacios generados por el CdF se esperaba la concreción de este último gran paso: el de una sede en la principal avenida, con la posibilidad de una mayor visibilidad -más que merecida- a la fotografía como arte y documento. Por eso, la más que entendible y compartida emoción, y muy especialmente la satisfacción de que la ciudad cuente con un CdF que ha ayudado a posicionar y a redefinir a la fotografía como herramienta de registro, como aporte a la construcción de la memoria colectiva y como uno de los motores de la creación artística visual contemporánea. Y desde este mes de julio de 2015 en un lugar muy especial de Montevideo, el espacio del ex Bazar Mitre, que se proyecta a resignificarse como la casa de la fotografía.
¿Qué valor simbólico tiene la apertura de una sala dedicada a la
fotografía en pleno 18 de Julio, en el espacio del ex Bazar Mitre?
Daniel Sosa: Es importante -antes de responder sobre el presente- hacer un poco de historia, comprender que el CdF se crea en 2002, en un momento que la fotografía uruguaya no tenía espacios específicos, era un momento de crecimiento del medio pero casi sin lugares donde exponer o intercambiar. Con el paso de los años -en el desarrollo de nuestra experiencia- comprobamos que la fotografía tiene muchos usuarios y actores de distinto tipo y diversos intereses. De modo que el hecho de que se mude la sede, a un hermoso edificio patrimonial, en pleno Centro, creo que es el reconocimiento al crecimiento del medio fotográfico en un sentido amplio y que abre nuevas posibilidades de desarrollo.
¿Cuánto impacta la nueva sede en las propias acciones del CdF?
DS: La nueva sede nos va a permitir desarrollar la tienda del CdF, al tener un espacio adecuado para la exhibición y la venta de nuestra publicaciones, la consulta y acceso a fotografías históricas pertenecientes al acervo y diversos productos que nos va a permitir -a partir de esos recursos extrapresupuestales- generar nuevas publicaciones y actividades. Al contar con un espacio mayor para las áreas conservación, documentación y digitalización, vamos a poder procesar por convenio fondos fotográficos de otras instituciones, las que no cuentan con personal o infraestructura para hacerlo, pero sí los recursos económicos para solicitarle el trabajo al CdF. En la nueva sede contamos además con un pequeño auditorio, lo que nos permitirá duplicar las visitas de escuelas para las funciones de Fotoviaje (hasta el año pasado nos visitaban tres mil niños por año) y los distintos talleres que generamos anualmente van a tener un espacio adecuado y permanente para su realización. Hemos recibido, con el correr de los años, más de tres mil quinientos libros sobre fotografía en sus diversos aspectos, los que serán accesibles al público a partir de diciembre de este año, ya que el nuevo espacio físico nos permitirá procesarlos adecuadamente y darles acceso. En definitiva, la nueva sede potencia y multiplica las actividades que viene realizando el CdF y les da mayor y mejor acceso a un público amplio y diverso, lo que nos permitirá abrir muchos líneas para explorar, discutir y profundizar en los distintos caminos y miradas de la fotografía.
¿Qué trabajos se realizaron, de infraestructura, pero sobre todo de remodelación, en un espacio que tenía ciertos inconvenientes: ascensores rotos, escaleras muy al fondo?
DS: Estamos restaurando distintos aspectos arquitectónicos del edificio desde que la intendenta designó el edificio al CdF, en 2011, cuando el Museo de las Migraciones se trasladó al actual MuMi en Ciudad Vieja. La restauración de ambos ascensores fue el primer trabajo que se realizó; luego se restauró toda la fachada, se cambiaron todos los vidrios sustituyéndolos por vidrios dobles con cámara de aire y se reparó la herrería del bow window de la fachada, se renovaron las medianeras, la azotea y la fachada como un todo. Fortalecimos entrepisos y construimos una nueva escalera en la entrada del edificio, se rehizo parte de la eléctrica, cableado de datos, iluminación, paredes, pisos, etcétera. Construimos una cámara de conservación con condiciones de temperatura y humedad controlada, para preservar el acervo.
Daniel Sosa: Es importante -antes de responder sobre el presente- hacer un poco de historia, comprender que el CdF se crea en 2002, en un momento que la fotografía uruguaya no tenía espacios específicos, era un momento de crecimiento del medio pero casi sin lugares donde exponer o intercambiar. Con el paso de los años -en el desarrollo de nuestra experiencia- comprobamos que la fotografía tiene muchos usuarios y actores de distinto tipo y diversos intereses. De modo que el hecho de que se mude la sede, a un hermoso edificio patrimonial, en pleno Centro, creo que es el reconocimiento al crecimiento del medio fotográfico en un sentido amplio y que abre nuevas posibilidades de desarrollo.
¿Cuánto impacta la nueva sede en las propias acciones del CdF?
DS: La nueva sede nos va a permitir desarrollar la tienda del CdF, al tener un espacio adecuado para la exhibición y la venta de nuestra publicaciones, la consulta y acceso a fotografías históricas pertenecientes al acervo y diversos productos que nos va a permitir -a partir de esos recursos extrapresupuestales- generar nuevas publicaciones y actividades. Al contar con un espacio mayor para las áreas conservación, documentación y digitalización, vamos a poder procesar por convenio fondos fotográficos de otras instituciones, las que no cuentan con personal o infraestructura para hacerlo, pero sí los recursos económicos para solicitarle el trabajo al CdF. En la nueva sede contamos además con un pequeño auditorio, lo que nos permitirá duplicar las visitas de escuelas para las funciones de Fotoviaje (hasta el año pasado nos visitaban tres mil niños por año) y los distintos talleres que generamos anualmente van a tener un espacio adecuado y permanente para su realización. Hemos recibido, con el correr de los años, más de tres mil quinientos libros sobre fotografía en sus diversos aspectos, los que serán accesibles al público a partir de diciembre de este año, ya que el nuevo espacio físico nos permitirá procesarlos adecuadamente y darles acceso. En definitiva, la nueva sede potencia y multiplica las actividades que viene realizando el CdF y les da mayor y mejor acceso a un público amplio y diverso, lo que nos permitirá abrir muchos líneas para explorar, discutir y profundizar en los distintos caminos y miradas de la fotografía.
¿Qué trabajos se realizaron, de infraestructura, pero sobre todo de remodelación, en un espacio que tenía ciertos inconvenientes: ascensores rotos, escaleras muy al fondo?
DS: Estamos restaurando distintos aspectos arquitectónicos del edificio desde que la intendenta designó el edificio al CdF, en 2011, cuando el Museo de las Migraciones se trasladó al actual MuMi en Ciudad Vieja. La restauración de ambos ascensores fue el primer trabajo que se realizó; luego se restauró toda la fachada, se cambiaron todos los vidrios sustituyéndolos por vidrios dobles con cámara de aire y se reparó la herrería del bow window de la fachada, se renovaron las medianeras, la azotea y la fachada como un todo. Fortalecimos entrepisos y construimos una nueva escalera en la entrada del edificio, se rehizo parte de la eléctrica, cableado de datos, iluminación, paredes, pisos, etcétera. Construimos una cámara de conservación con condiciones de temperatura y humedad controlada, para preservar el acervo.
* Planta Baja tendrá un espacio expositivo menor, ya que gran parte
del piso está destinado a la recepción y atención al público, con
librería, tienda, consulta de los catálogos de las colecciones
online, y en un futuro será instalado un café. El espacio de la
entrada, destinado a exposiciones, trabajará principalmente con
proyectos desarrollados a partir de fondos municipales, históricos y
contemporáneos.
* Primer Piso está destinado a muestras más autorales, y es donde
se presentarán también las muestras del llamado abierto anual.
* Subsuelo manejará un programa que intercala espacio de formación,
actividades educativas como Fotoviaje (actividad para escolares) o el
Laboratorio de Reflexión, con el cual quedó inaugurada la sede, con
exposiciones históricas y contemporáneas, nacionales e
internacionales.
No comments:
Post a Comment