El
power trío Cross celebra la reedición de su segundo álbum
-Instinto salvaje- con el que
a comienzos de los 90 daban un viraje del metal callejero de sus
inicios a un protopunk crudo y salvaje con buenas dosis de sicodelia.
Marcelo
Cross viene procesando, de a poco, el regreso de su banda. A casi
veinte años de que desaparecieran de los escenarios montevideanos,
los discos que publicaron y la buena memoria de sus fieles seguidores
fueron cimentando el culto a una de las agrupaciones más viscerales
del rock montevideano. Desde el 2006, cuando se produjo el primer
regreso al escenario de Dos, registrado por las cámaras de Juan
Tambolini (el concierto completo está disponible en Youtube), venía
cuajando la idea de la reedición y de la reunión de la formación
que alcanzó la mayor química de Cross: la que grabó el disco
Instinto salvaje, en el año
1992, la que rompía parlantes en el under montevideano y también en
el porteño.
Alvaro
Raso en el bajo y Daniel Tomikian en batería vienen ensayando fuerte
con Marcelo,
en este mes de mayo de 2015,
para la parada que jugarán en
BJ. Estarán otra vez
acompañando al poeta maldito y guitarrista incendiario. Son un trío
poderoso, que fue capaz de convertir el germen del primer Cross -el
de los himnos metálicos del casete Solo quiero salir de
aquí- en un experimento sónico
que trajo al Río de la Plata la electricidad de los mejores Stooges
y los MC5 pero pasados por una pátina de metal,
sicodelia y ciertos aires
progresivos.
La
buena noticia de la reunión de Cross se completa con la reedición
en cd de Instinto
salvaje,
un disco que junto a los primeros publicados por los Chicos
Eléctricos, mostró el costado más crudo y salvaje del rock
montevideano. Supone, además, el reconocimiento a uno de los
compositores más lúcidos y arriesgados del rock uruguayo, autor de
grandes canciones como "Espirales", "Joven viejo",
"La autopista" y "Solo quiero salir de aquí".
"Tanto
a Álvaro como a Daniel los considero miembros fundacionales, porque
si bien pasó otra gente tocando por Cross, antes y después de
ellos, son las dos personas que se encargaron de la batería y el
bajo en Instinto salvaje y en todos los shows de Solo quiero salir de
aquí", deja bien claro
Marcelo Cross, aclarando que su compadre Alvaro, quien desde hace
veinte años está radicado en España, se encargó de la producción
del legendario disco que grabaran en IFU en el año 1992.
Marcelo
Cross: El grupo arranca en 1984, con una primera formación. En
1988 entra Álvaro a tocar el bajo y un poco después se va a España
nuestro primer batero, el Pelado, apenas terminamos de grabar Solo
quiero salir de aquí. Yo ya estaba viviendo en Buenos Aires, así
que fue Álvaro el que encontró a Daniel para que se encargara de la
batería. Empiezan a ensayar, ellos dos, acá en Montevideo, para la
presentación del primer casete.
Desde ahí es que estamos los tres con el grupo.
Álvaro:
Y enseguida empezamos a armar los temas que Marcelo venía
escribiendo para el segundo disco, que son los que vamos a hacer
ahora, más de veinte años después.
Marcelo
Cross: Es por eso que tanto a Álvaro como a Daniel los considero
miembros fundacionales, porque si bien pasó otra gente tocando por
Cross, antes y después de ellos, son las dos personas que se
encargaron de la batería y el bajo en Instinto salvaje y en
todos los shows de Solo quiero salir de aquí.
Daniel no tocó en el
disco, pero estuvo desde la presentación.
Álvaro:
Más allá de todos los cambios de formación de Cross y de que
treinta años de vida para un grupo es un tiempo en el que pasan
muchas cosas, Instinto salvaje es
un disco fundamental. Es cuando Cross adquiere vida propia,
una personalidad potente, algo que ha perdurado a través del tiempo,
que es precisamente lo que estamos viviendo ahora.
¿Cómo
definirías esa identidad de Cross, ratificada por Instinto
salvaje?
Álvaro:
Es un gran disco, que implica una síntesis tremenda del trabajo de
Marcelo como compositor. Es un disco en el que la banda se desnuda
completamente de todo tipo de etiquetas, de estilos musicales y se
genera lo que veníamos buscando.
Daniel:
Que era, de algún modo, despegar del heavy metal.
Podría
decirse que Cross siempre se movió entre el punk y el metal...
Álvaro:
De alguna forma, sí.
Marcelo
Cross: Sin olvidar que la banda es un iniciador de lo que podría
llamarse heavy metal en Uruguay. O sea, acá...
Cuando
ustedes empezaron se hablaba de hard rock...
Marcelo
Cross: Sí, pero nosotros introdujimos por primera vez el heavy
metal. Porque hard rock era Polenta...
¿Y
los de Ácido?
Marcelo
Cross: Ácido es previo a nosotros. Pero no es heavy metal...
Ellos son del palo de Riff, Status Quo, AC/DC. Son rock and roll.
Pero heavy metal, en la línea de Barón Rojo y V8, nosotros fuimos
la primera banda de hacerlo en Uruguay.
Álvaro:
Y después viene Alcavast, que es más Maiden...
Marcelo
Cross: Para que te hagas una idea, el primer concierto realmente
fundacional de lo que es el heavy metal en este país fue en La
Candela, año 1985. Álvaro estaba en la puerta, con Bulón de
Alvacast. Zero tocó de soporte de Cross... Mirá lo que pasó. Yo
conocía a los chicos de Zero, porque eran amigos de los de Ácido.
Había ido varias veces a la casa de Machado, el guitarrista, que
quedaba por la calle Minas. Ellos tocaban AC/DC, ese estilo. Pero
como en esa epoca cambiaba todo tan rápido, cuando vienen a tocar
con nosotros, en La Candela, ya estaban en la onda new wave. ¡Y yo
no lo sabía! Y cuando salen a tocar, todos con los labios pintados,
con los pelos parados...
Álvaro:
Pasó que la gente, los heavys, los querían matar.
Marcelo
Cross: Y es lo que te digo: esa noche fue la primera vez que se
juntaron cien tipos con camperas de cuero de verdad. Te lo puedo
asegurar porque yo era asistente de los conciertos de Ácido y con
ellos nunca había pasado eso, de ver tantas camperas de cuero.
Daniel:
Estaba muy separado el público de rock... En esa época los heavys
se agarraban a las piñas con los punks, en Partagás.
Marcelo
Cross: ¡No se agarraban! Yo iba a Partagás y nunca le pegué a
nadie. Ni me pegaron a mí tampoco. Estaban los tipos de Los
Traidores, cantando los Sex Pistols, y yo estaba al lado de ellos y
nunca hubo un puto problema.
Daniel:
Se armaban grescas, Marcelo. Capaz que vos no, pero se armaban.
Marcelo
Cross: Algún tarado siempre había, pero Partagás era más bien
tranquilo: se jugaba a las maquinitas, se tomaba gin-tonic y no
pasaba nada... Así fueron los comienzos.
Es
interesante lo que recién dijo Álvaro, lo de sacarse las
etiquetas...
Marcelo
Cross: Claro, porque queríamos salir de todo eso. Porque, a ver,
a mí me gustaban otras cosas, tipo Pink Floyd, los Doors, así que
empecé a ir por otro lado. Enseguida me despegué del heavy de
letras épicas. Alvacast se quedó con eso y yo salí para otro lado.
Me gustaba el punk, la Velvet. Y todo esa cosa, pasada por mi cabeza,
que nunca estuvo muy bien, generó esto que hacemos. Es en ese
proceso que nos agarra Instinto salvaje.
¿Cómo
componés? ¿Primero escribís los textos y después viene la música?
Marcelo
Cross: No, hago las dos cosas al mismo tiempo.
Te
lo pregunto porque siempre le diste una gran importancia a las
letras, lo que no suele ser común en el heavy. Manejás una poética
callejera, muy personal...
Marcelo
Cross: Mirá, lo único que te puedo decir de las letras es que
trato de ser directo. Y creo que ser tan directo no me funcionó muy
bien en este negocio, aunque sí eso funcionó con la gente. Hay
ciertas maneras de decir determinadas cosas, que en Sudamérica, y
más en esa época, no era lo más adecuado para una banda que
tuviese aspiraciones...
Álvaro:
Nosotros escuchábamos heavy metal. Nos gustaba mucho la música, la
potencia, la energía. En cuanto a las letras, nos inspirábamos en
letras sociales como las que hacía V8, que eran gente muy
inteligente para criticar, o en Barón Rojo, que utilizaban mucha
poesía... Entonces, había una gran diferencia entre las letras de
Cross y las letras del heavy metal épico, porque las nuestras
estaban enmarcadas en un marco social y poético. Esa es la gran
diferencia. Nunca fuimos el típico estilo del heavy que habla de las
calaveras, de la muerte.
¿Y
ustedes, como sienten las letras de Marcelo?
Daniel:
Me gustan muchísimo.
Álvaro:
A mí me encantan. Marcelo es un gran poeta, un gran escritor de
canciones, que ha sido muy poco reconocido. Y eso que él dice, de
que va la música y la letra a la vez, eso es muy importante en el
proceso creativo, porque hace que la canción adquiera dirección.
Marcelo no le da mucha vuelta y borra muy poco.
Marcelo
Cross: Ahora, de viejo, borro más.
¿Qué
poetas leías en esos años que compusiste las canciones de Instinto
salvaje y Solo quiero
salir de aquí?
Marcelo
Cross: Mirá, antes de 1988 no leía casi nada, solo algunas
cosas de William Burroughs, pero a partir de que me mudo a Buenos
Aires y vivo en pareja con una mina punkie, que tenía muchos libros,
leí de todo: Rimbaud, Baudelaire, hasta el Diario del Che.
Leía, leía y leía. Llegué a componer algunos temas sobre textos
de Artaud, que los tengo por ahí. El que más me marcó fue
Burroughs. El almuerzo desnudo lo debo de haber leído unas
cuarenta veces. Pero también Nova Express, La máquina
blanda, Ciudades de la
noche roja...
Álvaro:
Todo muy inspirado en los beatniks.
En
los primeros ochenta hubo un grupo que compartía contigo esa veta de
poesía beatnik: Desolangeles.
Marcelo
Cross: Pero era más hippies. Fue una banda de rock progresivo...
Tengo el disco de ellos, el vinilo de Devuelvan el futuro a los
soñadores. Lo de ellos era una cosa rara, porque mucho
progresivo no se hizo en Uruguay, exceptuando lo que algunos años
antes había sido el disco de Armando Tirelli...
Volviendo
a Cross, podría decirse que están los textos tuyos, bien directos,
por un lado, y por otro lado está esa cosa física que no había
tenido precisamente el punk.
Marcelo
Cross: Depende, yo a los Pistols los veo muy físicos.
Quise
referirme al punk que se hizo en Uruguay en la posdictadura. Hay
quienes afirman que lo primero estrictamente punk fueron los Chicos
Eléctricos...
Marcelo
Cross: Bueno, esa es mi discrepancia de siempre. Para mí, punks
eran los Sex Pistols, y acá no pasó nada de eso. El primer disco de
Los Estómagos es Joy Division. ¿El punk donde está? Y Los
Traidores eran una cosa tipo Clash, pero muy amainado... Lo que vos
decís tiene que ver justamente con una de las cosas que más me
marcó, que fue vi haber visto a Iggy Pop, en Buenos Aires. Me voló
la cabeza. Nunca había visto algo igual en mi vida. Me puse a
escuchar a los Stooges, a MC5. Todo eso también tiene que ver con
Instinto salvaje. El tema "Instinto salvaje", por
ejemplo, suena raw power...
Es rock and roll asesino, killer, puro, pesado, pero que no es heavy;
es -estrictamente- lo que da nacimiento al punk. Entonces me meto
mucho, en esa vertiente, durante esos años. Por eso Instinto
salvaje es un vaivén entre raw power, Floyd, Barret, lo que lo
hace muy ecléctico...
Es
en lo que andaban los Eléctricos en la misma época...
Marcelo
Cross: Chicos Eléctricos vienen un poquito después, año 1991,
1992. Encarnan esa música de la que te estoy hablando, que es el raw
power. Ellos lo hacen bien puro, mucho más puro que lo nuestro.
Pero, a nivel de empezar a romper los huevos con los Stooges, yo
empecé un poquito antes, en el mismo momento que empezó, cuando se
aparecía por mi casa Marcelo Pocavida, que en Argentina sigue siendo
un referente de este tipo de música.
Álvaro:
Fue una época increíble esa que se vivió en Montevideo. Nosotros
tocamos mucho con Chicos Eléctricos y vivimos muy intensamente esa
etapa, de la transformación de Solo quiero salir de aquí a
Instinto salvaje. Si realmente este país hubiera sido serio y
hubiera tenido una cabeza pensante e inteligente para haber
posicionado al rock donde tenía que estar, ese era el momento exacto
para meter a esas dos bandas y volver a reventar, que a la gente le
llegara un producto de rock genuino. Y otra vez no lo hicieron, como
en la primera epoca de Croos con el heavy metal, también fue esa
segunda época de Instinto salvaje...
Daniel:
En el disco Instinto salvaje hicimos
lo que queríamos hacer, que lejos estaba de ser una
continuación de Solo quiero salir de aquí. Metimos
temas muy relajados, oscuros, con teclados. Es un disco que no
se entendió mucho. Siempre me pareció de las mejores cosas en las
que participé. Y si bien después me fui del país como diez años,
que no lo escuché por mucho tiempo, cuando empecé a curtirlo de
vuelta me di cuenta que estaba buenísimo. Y ahora lo estamos
viviendo como si estuviésemos presentando el disco en aquella época.
Porque es lo que hubiéramos merecido en ese momento: una edición en
serio y tener lugares para tocar.
Marcelo
Cross: Lo que pasó es que se estaban ocupando siempre de otro
tema y de otro tipo de bandas, con una propuesta un poco más laxa
que la nuestra...
De
alguna manera, es la historia de siempre... Lo mismo le había
pasado, antes que a ustedes, a Polenta y Luz Roja con el hard rock.
Marcelo
Cross: ¡Eso es la prehistoria! Yo tenía trece años cuando
empecé a ir al Templo del Gato, al Teatro El Reloj... Pero ahí como
que no había una estructura. No había discos de bandas nacionales.
A nosotros nos costó muchísimo, mientras todos publicaban discos...
Tuviste
tu pelea con Carbone. Supongo que eso no facilita las cosas...
Marcelo
Cross: Pelea con Carbone tuvo Claudio Picerno, cuando se
agarraron a las piñas en un ascensor. Yo jamás tuve una pelea con
ese tipo. Lo único que a mí me pasó es que Carbone era un cuenta
musas. A ver. Era una persona que te bicicleteaba, a tal punto, que
llegó un momento que agarré y le grafitee una pared porque me tuvo
todo un año haciéndome esperar.
Álvaro:
Pintó la pared de enfrente al Palacio de la Música, en 18 y
Paraguay: "Carbone, rey de la cumbia!".
Marcelo
Cross: Es una cosa que no haría hoy, que fue una estupidez de un
pendejo pelotudo. Pero lo hice. ¿Por qué? Porque me había
bicicleteado un año y era una cosa insoportable. En lugar de dar
vueltas, lo mejor es que me hubiera dicho: "Pibe, la verdad que
lo que vos hacés, no funciona". Pero
hay una regla, que no sé quién la escribió, que dice que los tipos
que están en la cuestión de la producción de la música nunca
tienen que decir que no. ¿Por qué? Porque mirá si al que le
dijiste que no, algún día funciona. Entonces siempre te van a decir
que sí... pero qué pasó, que el de él era un sí muuuuy largo. Y
me cansé. Entonces, vos tenés que a nivel solamente de metal,
existe en vinilo la compilación Brigada Metálica,
donde no estamos, el disco de Graf Spee, los dos discos que Alvacast
pudo sacar, obra y gracia del señor Picerno, que es un gran
manager...
¿Había
que pelearse en un ascensor?
Marcelo
Cross: No, eso fue después... Lo de Alvacast y Carbone fue amor,
auge, caída y pelea. Así son las relaciones que terminan mal...
Daniel:
Además, nosotros no teníamos manager para que se peleara con
Carbone
Marcelo
Cross: Con nosotros no hubo nada, de nada. Grabamos "Solo
quiero salir de aquí", el tema, en el año 1987 y nunca salió,
ni siquiera en un simple, como el que le publicaron a Ácido. Es muy
fuerte, porque yo, que soy un coleccionista, un melómano del ojete,
me he cansado de rescatar vinilos de Alvacast, de Graf Spee, de Ácido
y el Brigada Metálica,
para todo el reputo mundo, y nunca pude tener el disco mío. ¡Es una
barbaridad! ¿Por qué pasó eso? Porque este tipo no me editó en su
momento y me edita tarde, ¿sabés cuándo?... ¡Cuando ya no hacían
vinilos y tampoco hacían cedés! Estoy cagado y meado por los
elefantes... Cuando ya no quedaba nadie para grabar, nos mandan a
nosotros, que tendríamos que haber grabado cuatro años antes y
haber hecho un vinilo. Bueno, ahí vamos nosotros. ¿Y en qué sale?
En un formato cagado como el casete.
O
sea que así fue que Cross cayó en el "agujero negro" del
casete...
Marcelo
Cross: Exacto. Porque los pocos cedés que fabricaban los
mandaban a hacer en Canadá y en ese momento solo le editaron a Jaime
Roos y a Buitres. Y nada más. Por eso caímos en el puto casete...
Lo más fuerte es que de todas esas cosas que yo te digo, te estoy
hablando solo de metal, ¿a cuál de esas bandas podés agarrar y
llenar un local, hoy, en 2015? Pero llenarlo de verdad, con
fanáticos, con tipos que se arrancan la camiseta y lloran. Ninguna.
Pero los boludos del casete, sí. ¿Por qué pasó eso? Porque
seguimos, seguimos, seguimos, seguimos...
Álvaro:
Y porque las canciones valen.
Marcelo
Cross: Y sí. Porque después vino esa cosa de culto, que ni yo
me la creo, pero pasó. Volví a tocar en el 2006, y fue un toco de
gente, cuando a nosotros antes nos iban a ver cien personas. En diez
años se había generado un culto en sí mismo. ¿Por qué? Capaz que
por mi historia, por el hecho de que era de los poquitos que acá
hablaban de temas de drogas, sexo y esas cosas, que acá parecían
tabú. Y todo eso generó una especie de aura mística respecto a mis
letras y toda una cosa que en definitiva lo que trae es que se generó
una legión de seguidores, que son los tipos que van a vernos.
Entonces, si Cross no ha sido más viable comercialmente, es por una
miopía de lo que acá teníamos como productores, en el sentido de
hacer discos.
Y
ahora reeditan Instinto salvaje en cedé, cuando está en
decadencia el formato...
Marcelo
Cross: Hacerlo en vinilo salía caro.
¿Cuánto?
Marcelo
Cross: Sale muy caro. Yo me hice un long play, solista, que se
llama Agujas en el cielo, en el año 2000. Lo hice para mí.
Doscientas copias hice.
Álvaro:
Una belleza. Delicatessen.
Marcelo
Cross: Donde incluyo el tema "Espirales", de Instinto
salvaje, porque tenía que estar. Y bueno, me hice un vinilo
porque no podía ser que no tuviera uno. Lo garpé yo.
¿Es
verdad que el vinilo uruguayo más caro, entre coleccionistas, es el
de Graf Spe?
Marcelo
Cross: Si, a nivel internacional, es un vinilo muy buscado. Yo lo
he vendido muchas veces. ¡Estás hablando con el que inventó todo
ese negocio! El primero que empezó a mandar todos esos discos para
afuera, fui yo. Es más, cuando empiezo, por ejemplo, a intentar
venderle Mateo a los japoneses, los japoneses todavía no habían
entendido lo que era Mateo. ¿Por qué? Porque los japoneses buscaban
bossa nova, y se encontraron con Mateo que era bossa nova pasada por
un loco. Al principio no me querían comprar los discos de Mateo,
pero hoy no me duran ni cinco minutos en la mano... Y toda la leyenda
del simple de Ácido, ¿quién la inventó? Yo, que lo vendí, la
primera vez, cuando nadie sabía lo que era... ¡a 250 dólares!
Después empecé con el de Graf Spee, los de Alvacast. Me cansé de
vender esos discos. De eso vivo. Hace más de quince años que laburo
en esto. Después me empezaron a copiar; cuando se enteraron que uno
de Alvacast se cotizaba a 200 dólares en el mercado del
coleccionismo, hubo muchos que se pusieron a buscar discos en la
feria.
Ahora
ya casi no quedan...
Marcelo
Cross: Cada vez hay menos y los que quedan son más difíciles de
encontrar. ¿Sabés cuántas copias pasaron, de Días de Blues,
por mis manos, en los últimos quince años? Unas treinta, más o
menos. Pero la mejor copia, nueva, como salida en 1972, la tengo en
mi casa y no se vende nunca más. La mejor copia de Opus Alfa, está
en mi casa. La mejor de Jesús Figueroa, de los dos discos que
publicó, están en mi casa. Más los simples de todas esas épocas,
los discos de Mateo, los de Rada, todo eso. Y voy hasta Desolángeles.
No junto Traidores, ni Estómagos. Esa época ya no la junto...
¿Y
los de heavy metal?
Marcelo
Cross: Aunque parezca extraño, los discos de metal los vendo, no
los junto. No llego hasta esa época, porque como coleccionista vos
juntás las épocas que te gustan. Lo mismo me pasa en Argentina...
digamos que tampoco junto Soda Stéreo.
¿Cuántos
vinilos tenés en tu colección?
Marcelo
Cross: En mi casa tengo unos seis mil, de los cuales dos mil
quinientos son míos. ¡Mi casa es una disquería! Me focalizo en el
rock sudamericano: Argentina, Brasil, Perú, Chile, Venezuela,
Uruguay, pero también tengo mi parte propia de anglo. Me gusta
muchísimo el progresivo italiano, el kraut alemán. Todo eso es lo
que yo junto. Pero ya te digo: no junto años ochenta. Tengo sí mis
discos de The Mission, de Sisters of Mercy, de The Cult, cosas así,
sueltas, pero poco más.
((versión
completa de la entrevista publicada en revista CarasyCaretas,
05/2015))
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