Hace
diez años, y no se trata de un mentiroso "apenas", porque
en una década es evidente que suceden millones de cosas capaces de
desviar cualquier pronóstico, Notevagustar llenaba una noche de
marzo el Velódromo y estrenaba en vivo el disco -doble platino en
ventas- Aunque cueste ver el sol. Para
el mes de abril anunciaban un desembarco en Argentina: gira de
barrios porteños y un toque grande en la sala El Teatro. El toque en
el Velódromo fue en una noche de calor, muy festiva, con dueto
incluido entre Emiliano y Seba de La Vela Puerca en un par de
canciones y un oportuno homenaje a la figura de Líber Seregni...
apenas pocos días después que Tabaré Vázquez estrenara su primera
presidencia.
El
juego de semejanzas (y diferencias), indica que en el toque del
pasado sábado 21 de marzo, a pocos días que Tabaré Vázquez inicie
su segunda presidencia, los muchachos de Notevagustar volvieron a
llenar el Velódromo, tocaron canciones de un disco nuevo que también
es doble platino -se llama El tiempo otra vez avanza-,
estuvieron en el escenario Hugo Fattoruso y Diego Martino como
invitados, y se dieron el gusto de anunciar -para el próximo mes de
abril- dos fechas en el estadio de Vélez con la banda española Fito
y Los Fittipaldis en calidad de teloneros.
Ambos shows de Notevagustar
cerraron con la misma canción: "No era cierto", uno de los
máximos hits de la banda. La banda se apoyaba, en el 2005, en el
trío fundador (Brancciari, Moreno, Abdala), mientras que en el 2015
el centro de la escena es para Brancciari, al frente de una súper
banda con teclas, programaciones y sobre todo vientos, además de los
clásicos coros murgueros de una selección del sello MMG. En el
primer Velódromo se la jugaban fuerte con el montaje de dos
pantallas gigantes a los costados del escenario; ahora las pantallas
son HD, la gráfica del nuevo disco aparece en toda la estructura y
muy especialmente en un set de proyecciones de buen ritmo y cuidada
estética.
En el 2005 venían creciendo,
fuerte, sostenidamente.
En el 2015 siguen creciendo,
fuerte, sostenidamente.
En
el 2005 la apuesta era por escapar del hi-fi del disco Este
fuerte viento que sopla, que los
había incomodado un poco, y en el estudio se la jugaban por arreglos
más crudos para un recambio de repertorio y sumar nuevos temas de
agite.
En
el 2015, después de una trilogía de discos con el mando creativo de
Brancciari luego del cisma del grupo fundador, prueban un cambio al
convocar al ingeniero de sonido estadounidense Joe Blaney. El
tiempo otra vez avanza tiene su
mayor novedad en canciones también más crudas y oscuras que la de
discos anteriores, con golpes de batería secos, espacio para
vientos, teclas y sobre todo con el desafío de explotar cercanías
sonoras con la identidad Notevagustar (un reggae melódico que cada
tanto se carga de épica rockera trompetera), pero más que nada
añadiendo capas y guiños de folklore latinoamericano que pueden ir
de toques mexicanos, rastros de Vicentico abolerado o hasta desatinos
propios de Los Auténticos Decadentes (si hasta Emiliano se puso una
peluca chillona para cantar la del "cura violador", que se
llama "Solo vino").
"Enterate con esta canción,
no soy más tu segunda opción", canta Emiliano en el estribillo
de "Comodín", todo un hit 2015, funkero, que de las
canciones nuevas es la que más levanta al público en el Velódromo.
No se sabe muy bien qué quiere decir la letra. Seguramente refiere a
dejar de ser la segunda opción en una historia de amor. Pero cantada
así, frente a miles de seguidores, se parece más bien a un regodeo
victorioso de saberse la banda número uno, la que todo lo conquista,
la más ambiciosa, la que creció desde abajo y sigue creciendo.
"Notevagustar es un tanque
de guerra", escucho que dice alguien entre el público. No le
falta razón. La banda sigue creciendo, fuerte, sostenidamente,
dejando claro esta vez -desde el título del nuevo disco- que uno de
los verbos que mejor saben conjugar es avanzar. La paradoja es que
alrededor -similar al efecto de desolación que provocan los
shoppings center en sus entornos cercanos-, la efervescente movida
del rock uruguayo del 2015 es una sombra respecto a la del 2005 y la
mismísima industria del disco atraviesa una crisis casi terminal.
¿Cómo se sostiene Notevagustar?
No es un milagro, ni mucho menos. Simplemente han entendido cómo
hacer las cosas, han sabido crecer sin arriesgar demasiado.
Simplemente no se equivocan, tienen la casa ordenada y lo controlan
todo, hasta el último detalle de un disco, de un show o del armado
de una gira. Vendrían a ser un ejemplo de gestión. Pero, si
hablamos estrictamente en el campo del arte, podría decirse que
aprendieron a darle mayor importancia a la producción que a la
creación. Signo de los tiempos, diría mi padrino Raúl Forlán.
¿Hacen bien? ¿Hacen mal? No se detienen a pensar: lo hacen, siguen
adelante, porque la magia funciona y la química con el público se
mantiene, aunque menos caliente.
Hay otro ejemplo de pragmatismo
que corre en paralelo a la aventura musical (y profesional) de los
Notevagustar, con notorios puntos de coincidencia en el análisis del
mismo periodo temporal 2005-2015: la izquierda política uruguaya,
que también "avanza" y a la que también le costó "ver
el sol".
Las lecturas paralelas son malas,
lo simplifican todo.
Dicen los analistas, por un lado,
que la izquierda se volvió en diez años centro-izquierda (o centro,
o incluso derecha para algunos hipercríticos). Ilustra su éxito en
el gobierno con los números record de venta de autos cero
kilómetros, las hectáreas de campo cultivadas con soja y los
polémicos sueños de megaminería.
Y es cierto, más que cierto, que
la banda "celeste", la que cantó contra Jorge Batlle y
festejó en el 2005, en el campo del Velódromo, se muestra más
poderosa que nunca, siempre ambiciosa, sumando kilómetros de giras,
discos de platino, estadios, premios internacionales. Claro, hay
algunos detalles que pueden llegar a incomodar, además de la certeza
de que el sábado 21 de marzo de 2015 no hizo tanto calor en la
popular y que en varios momentos hubo problemas con el sonido que
llevaron a detener el show.
¿Habrá 2025? Difícil acertar
un pronóstico. Muchas cosas habrán cambiado, eso también es más
que cierto, y como van las cosas todo parece indicar que el puñado
de canciones que los volvieron populares en los estadios seguirá
atravesando generaciones y habrá muchos que seguiremos criticando la
superficialidad del discurso estético-musical del grupo. Pero, eso
sí, debe admitirse que vienen colocando a la música popular
uruguaya en niveles de difusión y profesionalismo inéditos.
Como un tanque de guerra celeste.
No me gusta esa imagen. Pero,
bueno, hay generaciones que son más patriotas que otras. Y a muchos
de los que fuimos niños en la dictadura nos cuesta entender que el
rock pueda ser sinónimo de fiesta progresista.
Fotos del show del Velódromo: Sebastián Cáceres. |
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